Parte 3

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Gracias por leer....

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Yuuri se sintió sofocado, era como si de repente el aire se hubiera tornado espeso dificultándole la respiración. Jadeo con la piel bañada en sudor y la visión nublada debido al éxtasis en el que su cuerpo se sumergió debido a la intensa fragancia que embargaba el ambiente. Era placentero, delirante y extremadamente excitante.

Jamás en su vida había experimentado tal cantidad de sensaciones en un mismo instante. Sin embargo, no podía dejar de buscar la fuente de origen de aquel magnifico aroma. Dulce, sutil, adictivo; es así como definiría lo que sus fosas nasales percibieron en aquel momento.

Jadeo de nuevo y paso saliva. Debía encontrarlo, saber de dónde venía y probarlo. Relamió sus labios imaginándose a si mismo deleitándose con aquel manjar desconocido; casi no podía esperar para ello.

Impaciente, enfocó su visión al frente caminando a la puerta de aquella habitación. No sabía dónde se encontraba pero no le interesaba por el momento, lo averiguaría una vez que saciara esa curiosidad y sed de aquel fruto prohibido para él.

En el aire había una especie de camino dorado que destellaba con pequeños brillos, lo siguió con la esperanza de encontrar aquello que anhelaba. No entendía que era, el cómo ni en qué momento apareció pero lo agradeció interiormente si con ello lo descubría. Caminó por los pasillos desiertos de aquel lugar extrañamente familiar y fue entonces que el camino llegó a su fin.

Yuuri levantó su borrosa visión fijándola en el ente que frente a él se encontraba. "Así que venía de aquí" pensó esbozando una ligera sonrisa de satisfacción. No podía creer que todo el tiempo lo tuvo frente a sus ojos y estuvo tan cegado para no verlo.

Manteniendo su sonrisa se acercó a aquella persona, alzó sus brazos y la rodeo con ellos posesivamente soltando un suspiro de alivio.

"lamento haber demorado" movió sus labios queriendo decirlo pero solo quedo como una silenciosa oración. El otro ser no se movió, permaneció inmóvil, quizá sorprendido por la repentina acción que el rey de los demonios había realizado.

El gobernante sin embargo, no se sintió nervioso o preocupado por la falta de reacción de aquella persona. Sabía que le correspondería sin duda y no le apartaría sin importar nada. Algo dentro de sí lo decía, muy dentro, una voz gritabaMe pertenecey él no pudo estar más de acuerdo.

Se separó del abrazo y bajó su rostro en dirección al cuello del otro aspirando así su aroma. Se regocijo y algo en su interior gruñó en el instante que lo percibió mucho más intenso que antes.

Sus sentidos se dispararon y solo una cosa se instaló en su mente. Probarlo.

Abrió sus labios sacando su lengua y pasándola por aquel delgado cuello. Gruño de nuevo, esta vez cargado de un enorme placer. Pensando en la sensación que obtuvo al hacerlo lo repitió una vez más para después darle un par de pequeñas mordidas. Estas eran suaves pero poseía un significado especial.

Eres mío

Con ese pensamiento en mente terminó por separarse y; con el uso de su fuerza física, empujó a aquella persona contra la fría pared de piedra provocándole un grito de sorpresa por tan brusco y repentino movimiento. Le aprisionó sujetando ambas manos a cada costado de su cuerpo y le escuchó quejarse. No le dio tiempo de más ya que decidió acallarlo con la presión de sus labios sobre los suyos. Una, dos y tres veces fueron las que los probó con pequeños toques para después morder el labio inferior. La otra persona abrió la boca ante ello y él mismo se permitió ingresar en aquella cavidad para profundizar el contacto. Su lengua encontró la ajena deleitándose con su toque. Se sintió bien, más que bien con aquello, pero aún no era suficiente.

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