Parte 11

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Los ojos del rey de los demonios se abrieron con sorpresa al percatarse del significado de sus palabras -¿Eso quiere decir qué...- miró incrédulo al rubio esperando alguna señal de mentira o de broma; sin embargo, el sonrojado rostro de su pareja sólo pudo confirmar la evidente realidad.

-Si...- respondió con la mirada baja –estoy esperando un bebé-

Yuuri permaneció inmóvil sin apartar la mirada de su pareja; su mente procesaba las palabras que momentos atrás fueron dichas. El silencio que siguió a ellas se volvió incomodo e increíblemente tenso. Entendía que en este mundo era posible que algo tan inverosímil ocurriera y fuese una realidad habitual para los habitantes de aquel reino. Sin embargo, al provenir de un mundo ajeno a todo ello le costaba asimilar del todo aquello. Parpadeó un par de veces cuando lo supo, ellos iban a ser padres....otra vez.

Yuuri amaba a Greta, era su preciada hija y en su mente siempre permanecería como la tierna y dulce niña que era ahora; incluso si esta envejecía o formaba su propia familia, seguiría siéndolo para siempre en su memoria. Pero, esto era algo un poco diferente. Él intentaba ser un buen padre para su hija, pero ella era una niña grande que no requería tantos cuidados y atenciones como un recién nacido lo haría. Este nuevo hijo sería criado desde un inicio por ellos, sería un pequeño ser engendrado biológicamente por ambos y eso le añadía una responsabilidad aún mayor.

Se sintió nervioso, demasiado y también ligeramente emocionado. Yuuri consideraba que aún era joven para ello, pero considerando que ya era padre de Greta entonces un nuevo hijo no sería un problema. Ambos podrían hacerlo, tanto él como Wólfram. Lo educarían juntos, como una pareja y una familia de verdad.

El rey de los demonios prestó entonces atención al rubio. Su rostro demostraba ligera decepción y, de alguna extraña forma, Yuuri podía sentir el miedo transmitido del otro. Se decidió y, pensando en sus palabras se atrevió a romper el silencio que les había envuelto tras la noticia. Sin embargo, fue Wólfram quién tomó la palabra manteniendo su mirada en las manos que mantenían unidas.

-se que no lo esperabas, así que no tienes que forzarte- el rey le observó soltar un suspiro decepcionado y apartar sus manos de las suyas- pensé que tarde o temprano terminarías enterándote ya que comenzará a notarse aún más- Wólfram llevo sus manos a su vientre acariciándolo con cuidado –no quería que te dieras cuenta aún es por eso que evitaba que me tocaras, es por esto también que decidí ocultar la marca de mi cuello, si alguien la viera podría suponer que me encontraba en estado y quería que tú fueras el primero en saberlo- se quedo en silencio durante algunos segundos con la mirada baja –me gustaría que estés conmigo en su crecimiento, que podamos ser para este pequeño una familia unida...que pasemos el resto de nuestras vidas juntos y....quizá en un futuro darle más hermanos a Greta y a este bebé- esbozó una tenue sonrisa con las mejillas teñidas de rosa –eso me gustaría mucho-

-Wólfram....- el pelinegro estaba un poco sorprendido por sus palabras, pero no pudo evitar sonreír de igual ligeramente feliz –no esperaba que esto sucediera, aunque me dijeran que esto podría ocurrir, en mi mundo esto no es algo común...- dio un par de pasos y colocó sus manos sobre las del otro que se mantenían sujetando su vientre –lo que quiero decir es que, a pesar de todo, no podemos devolver a ningún sitio a este bebé y aunque no sé nada sobre ellos, aprenderé y lo amaré tanto como amo a Greta y a ti- le dedicó una sonrisa cariñosa –voy a cuidarlos y me esforzaré por ser un mejor padre para ellos y una mejor pareja para ti- bajo su mirada a sus manos y ensanchó su sonrisa, a pesar de no esperarlo, se encontraba emocionado, quería ya tener al pequeño en sus brazos y brindarle todo el amor que un padre puede dar.

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