Parte 4

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Yuuri observó la tina repleta de agua templada mientras se encontraba encerrado en el baño de su casa. Aun estaba dudoso de su decisión pero no podía seguir evitándolo. Ya había pensado demasiado las cosas y le había dado vueltas una gran cantidad de veces.

Tomó una larga bocanada de aire, salto al agua y al final decidió volver a Shin Makoku tras su largo periodo de ausencia.

Como era costumbre, fue recibido por su padrino con una sonrisa y unas palabras de bienvenida. Yuuri tomó en sus manos la toalla que este le ofreció para secar su rostro agradeciendo el gesto. Alzó su mirada y buscó al resto de las personas que siempre le recibían. Sólo se encontró con Gunter además del hombre de cabello castaño.

-¿Dónde está Wólfram?- preguntó con curiosidad al percatarse de la ausencia del mismo.

-tuvo un asunto que entender pero seguramente vendrá pronto- sonrió Conrad sin levantar ninguna sospecha, su hermano menor se encontraba ahora mismo rechazando a un alfa que había venido al reino específicamente para verlo.

Desde hace un par de meses, Wólfram había estado recibiendo cartas de invitaciones y propuestas matrimoniales. Al principio, estas eran contadas y ocasionalmente llegaban; sin embargo, la cantidad de ellas se había incrementado considerablemente en un lapso corto de tiempo. Conrad pensó que quizá se debía a la falta de interés de Yuuri hacia su prometido.

El que un alfa no se sienta atraído a un omega como Wólfram convertía a este último en la vergüenza entre los de su naturaleza. Conrad lo sabía, lo había escuchado en más de una ocasión de diferentes personas, no sólo miembros de la nobleza sino también por gente del pueblo. Todos ellos despreciaban a su hermano menor por el simple hecho de no ser deseado por el rey de los demonios. Esto sumado a su educación y su comportamiento poco usual para un omega.

Los omegas eran sumisos por naturaleza; por ley les correspondían las labores hogareñas y el cuidado de los hijos. Todos eran educados para seguir sus roles y cumplir con las ordenes de su alfa. Cualquier omega que no cumpliera con ello era mal visto e incluso juzgado por la sociedad y castigado por la ley.

El que Wólfram haya sido la excepción a la regla terminaba por disgustar a la mayoría y encantar a los alfas. Un omega de carácter fuerte, miembro de la milicia y sin marca era como un manantial en pleno desierto. Algo difícil de ver pero deseado por cualquiera.

Los omegas le miraran como una deshonra, pero ante los ojos alfas se había convertido en una persona deseable. Su hermano, a pesar de todo era realmente hermoso, si, de eso no cabía ninguna duda. Él entendía el porqué les atraía pero no entendía por qué insistían en intentarlo cuando el compromiso entre el rey y el rubio aún no era concluido.

Observó a su ahijado siendo abrazado por Gunter con efusividad. Conrad sabía que el instinto del rey apenas despertaba y eso era algo bueno, quizá pronto Yuuri podría corresponder completamente a su hermano. Él sabía que en el fondo Yuuri sentía algo más por Wólfram que una simple amistad aunque lo negase constantemente. Solo era cuestión de tiempo para que lo aceptara. Pero esperaba que no fuera muy extenso.

El tiempo se estaba agotando.

Conrad notó la mirada suplicante del menor y fue entonces que dejo de lado sus pensamientos para acercarse a ayudarle.

-deberíamos entrar al castillo para que pueda cambiarse de ropa- le dedicó una sonrisa al tiempo que Gunter le soltaba y al final acompañó al rey de los demonios hasta su habitación para que pudiera deshacerse de las prendas mojadas.

Yuuri permaneció en silencio durante el trayecto y no volvió a hablar hasta que acudió a su despacho donde Gwendal le esperaba con enorme molestia detrás de una pila de papeles.

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