La verdad. Es una cosa terrible y hermosa, y por lo tanto debe ser tratada con gran cuidado.
J.K. Rowling
Para un dios la infancia es una mera formalidad, ellos nacen con la mentalidad y el cuerpo de un adulto. Algunos, como Niall, prefieren pasar algún tiempo siendo niños, hasta que se aburren y deciden establecerse en una apariencia permanente.
Niall no piensa mucho en esas épocas pero hay recuerdos que siempre se encuentran arañando su mente, como las travesuras que hacía junto a Liam y Louis –para disgusto de Hera–, esa vez que se perdieron entre los pasillos de Olimpo y se negaron a pedir ayuda como los niños testarudos que eran y en parte aun lo son, tardes donde se escapaba a la tierra por pura curiosidad, las caricias protectoras de su madre y noches en las que compartía largas conversaciones con Artemisa.
Pero esa época fue hace mucho y todas esas memorias traen a su boca el sabor agridulce de los recuerdos de Dafne.
La historia es probablemente una de las más conocidas de aquellas que se conservaron desde la antigüedad, y como tal, es la más errónea. Sí, el se burlo de Harry, pero eso era algo normal entre ellos, han estado el uno para el otro por tanto tiempo que la sola idea de reaccionar de esa forma es ridícula.
Empezó en una de esas escapadas cuando aun lucía como un niño, la encontró de casualidad a la orilla de un río y al ver su belleza Niall no pudo acercarse. Así que la observó escondido entre unos árboles hasta que el cielo empezó a teñirse de otro color y ella se fue.
Durante un tiempo se conformo con verla desde lejos, demasiado cautivado, demasiado asustado, tan diferente de aquel Apolo que todos conocían, hasta que finalmente reunió el valor suficiente para dar los pasos que la llevarían a ella. Y durante un poco más de tiempo se conformo con conversaciones amistosas, secretos mal susurrados en su oído acerca de la naturaleza que los rodeaba y los animales que a veces solían acercárseles, se conformo con pequeñas caricias en sus mejillas y la actitud maternal con que Dafne cubría su pequeño cuerpo.
Era inevitable que llegara un momento donde él quisiera más que solo miradas de ternura y el tener que decir mentiras de porque sus padres no se molestarían si no volvía temprano a casa.
Esa tarde se sintió igual a la primera vez que la vio. Paso un largo rato escondido entre los árboles viendo como Dafne mojaba sus pies en la orilla del rio y sonreía sin razón aparente, planteándose una y otra vez si era correcto dejarse ver con su cuerpo adulto desde un principio, si debía explicarle como un niño quien era en realidad y luego mostrárselo o no hacerlo en absoluto. Se sentía como el primer día pero de un momento a otro se convirtió en el último.
Grito tan fuerte que algunas veces Niall aun puede escucharla.
Grito y corrió lejos sin darle tiempo de disculparse. Siguió corriendo hasta perderse en el bosque, a veces trastabillaba o se caía pero aun así era rápida en levantarse y continuar la marcha sin importar los pequeños cortes en sus brazos y piernas o que el aire comenzaba a faltar en sus pulmones.
Fue demasiado tarde cuando Niall finalmente pudo alcanzarla. Dafne se encontraba de rodillas en el suelo, con su túnica raída, la respiración agitada y los restos de una plegaria saliendo de su boca. Su piel empezó a tomar otro color y a quebrarse hasta que finalmente se convirtió en madera delante de sus ojos y si pelo se seco hasta transformarse en verdes hojas de laurel.
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86.400 segundos
FanfictionEllos eran como el sol y la luna, siempre persiguiéndose pero sin alcanzarse. Excepto un día. Ese único día donde los dioses y el universo los dejaban estar juntos. ¿Y qué si tan sólo era un día? Valía la pena la espera mientras se tuvieran el uno a...