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El fuego se expandía por las paredes. Miré el interior con la respiración entrecortada. Había ido a saludar a papá. Me había decidido a volver a ser su nena. Desde el momento en que me fui de la gira, él decidió no volver a dirigirme la palabra y lo entendía. Le había gritado, habíamos peleado y ahora quería realmente recuperar nuestra relación.
Sin embargo, lo que encontré me dejó sin aliento. Su nueva casa estaba en llamas. Escuché una tos en el interior y me aproximé dentro. Ciega, subí en la escalera en llamas, donde los escalones tronaban bajo mis pues. Llorando, me aferré a su voz para ignorar el extremo calor, las nuevas quemaduras.
-¡Papá!-grité.- ¡Papá!
-¡Max!-lo escuché gritar y me aproximé a su habitación.
Tosí sin poder evitarlo y me vi obligada a taparme la boca y la nariz con mi remera antes de entrar.
-Max.-dijo él, parado junto a la puerta.-Max, no tenías que entrar.
-Hay que salir, papá.-lloré en su pecho, intentando sacarlo del cuarto.
- Vamos.-dijo aferrándome.
Bajando la escalera, intentando evitar las llamas y tosiendo como nunca, el escalón cedió bajo uno de mis pies. La madera, como si fuera uno de los elementos más filosos del mundo, se clavó en piel a lo largo de mi pierna.
-¡Max!-gritó mi padre cuando solté un alarido.-Max, tenemos que salir. ¡Max!
Arranqué la pierna del hueco, volviendo a gritar sin poder evitarlo, mientras las lágrimas caían a montones. No podía apoyarla. Juro por Dios que no podía hacerlo. El humo me asfixiaba y las llamas parecían dar ardientes lengüetazos a mi piel.
-Salí, papá.-dije.-Rápido. Tenes que salir.
-No voy a dejarte.-cubre mi boca y nariz con la remera.- No voy a abandonarte acá, Max.
-Papá, salí.-lloré.-Rápido. Por favor. Papá, no quiero perderte.
Sin darme tiempo a decir nada más, me alzó y comenzó a atravesar la casa. Las sirenas nos alcanzaron y, pronto, un bombero también. Mi padre se negó a soltarme. Atravesaba en fuego como si este no pudiese herirlo, pero yo sabía que sí lo hacía e intentaba cubrirlo lo más posible con mi cuerpo.
-Maxi.-susurró una vez que salimos a la calle, pero yo sólo podía toser más y más, con el cuerpo ardiendo por todos lados y la pierna estallando de dolor.-Tengo que llevarte a que te revisen.
Lloré más y más cuando él comenzó a toser y sus brazos se ajustaron a mí alrededor. Y ya No me importaba cuánto doliera. Ya nada me importaba. Sólo quería sentirlo cerca, necesitaba cerciorarme de que todo iba a estar bien. Sus ojos encontraron los míos a la vez que alguien me tomaba. Sus dedos se aferraron a los míos, pero no tardaron en apartarlo. Sentí que lo perdía con el corazón doliendo más que cualquier parte de mi cuerpo. Lloré desesperadamente hasta que me lo devolvieron y nos subieron a la ambulancia.
-Tranquila, Maxi.-lloró él con una mueca de dolor. Algo le dolía mucho.
-Tenes que recostarse.-musité entre la tos y él me miró con los ojos cada vez más abiertos.-Papá.
-Max, por Dios.-susurró. Sentía que iba a desmayarme.-Hija, recostate. Dale, bebita. Por favor.
- Pero te duele.-lloré.
-Lo único que me duele,-dijo y tosió luego de que la voz se le quebrara.-es no saber siquiera cómo hacer para ayudarte.-miró al médico con urgencia.-¡Haga algo!
Comencé a toser más y más. Quería decirle que yo estaba bien, que no se preocupara, pero no tardé mucho en perder el conocimiento.

Abrí los ojos y reconocí con facilidad el hospital. Un cuerpo se acurrucaba contra el mío. Sonreí y volteé, cerrando el brazo en torno al cuerpo de mi pequeño. Él se removió y entrelazó sus dedos con los míos. Lo tomé con fuerza y besé su cabeza mientras él se escondía en mi pecho.
-Me asustaste, mami.-susurró.-Me asustaste mucho.
-Yo estoy muy bien, mi vida. Lo que pasa es que tenía mucho sueño.
-Sos una dormilona.-dijo acariciando mi mano.-Tengo que decirle a papá que te despertaste. Y al abuelo. El abuelo tiene miedo, mami. Todos tienen miedo.
-¿Vos tenes miedo?-le pregunté con suavidad, pasando mis dedos por sus caballos. Negó.-Me alegro que sea así. No tenes que tener miedo.
Él besó mi mejilla y salió del cuarto. La puerta no tardó nada en volver a abrirse, dejando que todos entren a la vez. Sonreí como pude, reparando por primera vez en mis heridas. La pierna aún dolía, pero intentaba contenerme.
-Hija.-lloró mi padre, tomándome la mano con rapidez.-Hijita. Mi bebé. Maxi.
-Tranquilo, papá.-murmuré.- Estoy bien. ¿Cómo estás vos?
-No puedo dejar de verte entrando en la habitación.-musitó tomando mi mano. Miré a los demás con temor de encontrar la misma agonía en sus ojos y allí estaba, en todos.-Max, entraste a buscarme y ahora no podes levantarte de está cama.
-Papá, no iba a dejarte ahí adentro. No iba a hacerlo.
-¿Empezaste el fuego?-soltó Louis y me encogí.
-Louis, cortala.-exigió Liam.
-¿No es mucha casualidad? Digo, eso de que las casas se incendian cuando pasa.
-Basta, Louis.-dijo ahora mi padre.
Quise ponerme de pie, pero la pierna comenzó a dolerme como nunca los mil demonios. Liam me obligó a volver a mi posición anterior y deslizó sus dedos bajo mis ojos. No sabía siquiera que lloraba.
-Andate.-dijo.-Louis, andate ahora.
Negué y tomé a Noah, sentándolo junto a mí. Miré a mi hermano y le hice una seña para que se aproximara, cosa que hizo.
-Louis,-murmuré.-no quemé la casa. No lo hice. No quemé ninguna de las dos. Noah puede decírtelo.
-¿Noah?-preguntó Liam.
-Cuando mami entró, pensé que nunca iba a salir.-lloró.- A mami no le gusta el fuego. No le gusta hacer nada con fuego. Mami tiene miedo. Y vos sos malo porque la haces llorar. ¡Siempre llora por tu culpa!
Lo presioné contra mi pecho y guardó silencio. Parado en la cama, besó mi frente y me abrazó, para luego sumar a Liam.
-¿Vamos a cuidar a mamá?-preguntó él.
-Siempre vamos a cuidar a mamá.
Abracé a ambos con fuerza y me volteé para acariciar el rostro de mi padre.
-Me alegro que estés bien.-susurré y recorrí sus facciones.- Te amo.
- Te amo, hija. Te amo muchísimo.
Escuché la puerta y supe que Louis se había marchado y Niall tras él. Le sonreí a Harry y él se sumó en el enorme abrazo.
-Fue el tío Louis.-dijo Noah entonces. -Vi al tío Louis incendiar la casa.

Pequeña TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora