La tarde del viernes avanzaba de forma apacible y tranquila.
Aprovechando que no tenía que trabajar, Bruno pasó a recoger a su hermanita, dedicando una mirada mortalmente seria a las crías que se habían burlado de ella hacía poco más de una semana.
Estas miraron hacia otro lado nerviosamente y no dijeron ni una palabra.
Como él esperaba, no eran más que unas cobardes que se escondían tras las faldas de sus queridas mamás.
Bufó sin ocultar su desagrado y se giró hacia su hermana, quien caminaba mirando al frente.
Mantenía una pose reflexiva muy habitual en ella, como si estuviera divagando inmersa en sus mundos de fantasía.
Su ceño estaba fruncido levemente, y tenía los ojos entrecerrados.
Bruno sonrió. Aquellos gestos los había sacado de él.
Tras el episodio post Valentín las cosas parecían haber vuelto a la normalidad.
Su padre había hablado personalmente con las madres de las niñas, y sus progenitoras aseguraron que sólo había sido una chiquillada tonta que no volvería a suceder.
A Bruno no le había parecido una simple broma infantil.
Los niños podían llegar a ser muy crueles a veces.
Sin embargo, decidió no compartir su opinión.
Lo importante es que Clara se encontraba bien, y había recuperado su espontaneidad y su alegría.
Ahora los dos se encontraban en el salón de su casa, cada uno haciendo sus cosas.
Bruno se había tumbado en el sofá, y escuchaba música con los cascos puestos y los ojos cerrados.
Clara, en cambio, tenía la cabeza enterrada en su libro de lectura, el cual devoraba como si no hubiera un mañana.
Un rato después, la vocecita de su hermana rompió el silencio:
-Bru...
El aludido gruñó algo ininteligible entre dientes y se incorporó.
Clara le miraba desde la otra punta de la habitación, sentada en una silla demasiado alta para ella. Con el nido de pájaros que tenía por pelo y el lápiz amarillo que sostenía entre los dientes, era realmente cómica.
-¿Qué?
La chica empezó a farfullar, pero al tener aquel objeto en la boca resultaba imposible entenderla.
Bruno frunció el ceño y se quitó los auriculares. No se había enterado de nada. Clara sonrió, al parecer esperando una respuesta.
-¿Qué?-repitió, sintiéndose como si acabara de levantarse de la siesta más larga de su vida.
Ella puso los ojos en blanco (un gesto extraño pero adorable) y dijo, recalcando de forma exagerada cada palabra:
-Decía que no sé lo que significa excéntrico.
-Pues a ver...
El moreno se rascó la cabeza, pensando en una definición que proporcionarle a la chica. Después se enderezó, manteniendo la espalda recta y adquirió la postura y el tono típicos del de un hermano mayor.
-Excéntrico quiere decir que es algo muy extravagante, raro y que suele llamar la atención de la gente.
Clara asintió, dando su respuesta por válida y volvió la vista a su libro.
Mordió pensativamente su lápiz y se giró hasta quedar en frente de Bruno, quien la observaba con una sonrisa divertida.
-Entonces... ¿Edu sería una persona excéntrica?
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EL PARQUE DE LOS CEREZOS EN FLOR
Teen FictionHoy no tenía que ser un soleado día de enero. Eso fue lo primero que pensó Bruno, mientras cruzaba el parque de los cerezos. Tras la muerte de su madre, meses atrás, el chico se vio sumido en una depresión que le llevó aodiar la vida y sus injustic...