Capítulo 4

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Lysander:

Al despertar, sentí como todo mi cuerpo rugía del dolor. No obstante, sentí como una pequeña mano me acariciaba la nuca. A pesar de estar tremendamente adolorido, abrí mis parpados para buscar el dueño de la diminuta mano que me daba consuelo. Me encontré con el apesadumbrado rostro de Celine que no paraba de llorar. Intenté tranquilizarlo, preguntarle qué había sucedido, pero no pude. Mi cuerpo se negaba a aceptar mis órdenes, así que tuve que ver como Celine se lamentaba una y otra vez.

—Lo siento...Permití que Anthony entrara en esa estúpida laguna, y ahora se ha ido para siempre. Layla y el cobarde del Sol están atrapados en una barrera mágica, la cual no puedo traspasar...—El rostro de Celine se había adelgazado considerablemente, más aún cualquier rastro de su infancia se había desvanecido por completo. Me preguntaba que había visto para lucir de aquella manera tan desconsoladora— El señor Oraculum sigue rodeado de esa estúpida niebla que no me deja avanzar. Y ahora temo que no puedas levantarte nunca más... ¿Qué voy a hacer? He perdido a todos los que alguna vez consideré mi familia...No quiero volver a estar solo— Celine tomó mi mano y la apretó con sus manos ensangrentadas—No me deje señor Lysander. Por favor, no me deje...

—No te voy a dejar solo—Logré decir entrecortadamente—Lo prometo—Sujete la mano de Celine, a la vez que este escurría lágrimas de felicidad—.

—Sabía que iba a despertar—Alardeó mientras me ayudaba a recostarme sobre una roca— El señor Anthony estaría muy contento de verlo así.

—Hablando de Anthony, ¿dónde está?

—Anthony...—El rostro de Celine ensombreció por completo y pude notar las múltiples heridas en su cuerpo. Con voz afligida me contó lo que había sucedido: La Linfa de las Almas y como Anthony había intercambiado su vida por la mía—.

—No puede ser posible—Dije, negándome a creer las acciones de Anthony— Esto es una broma, ¿cierto? Anthony debe estar escondiéndose por ahí, para que yo crea lo que me acabas de decir, luego aparecerá y me dirá una de sus ingeniosas bromas, ¿no es así?

—No...—Los ojos de Celine volvieron a tornarse vidriosos—Lo que te dije es verdad.

Allí mismo, sentí como me quebraba lentamente en mi interior. Anthony había sido mi mejor amigo durante siglos y me negaba a creer que lo había perdido para siempre. Súbitamente, mi dolor físico fue superado por mi dolor emocional. Había sido una despedida demasiada cruel y despiadada. ¿Por qué el destino era tan injusto? ¿Por qué no estábamos en este momento celebrando un final feliz? ¿Por qué la vida había decidido arrebatarme aquello con lo que no podía sobrevivir?

Las amargas lágrimas surcaban mi rostro, a la vez que un dolor tremebundo aprisionaba mi pecho y me impedía respirar. Un dolor tan pesado, que no me abandonaría nunca. Así que, cansado del brutal destino, me levanté del suelo y me dirigí hacia las orillas de la "Linfa de las Amas". En la lejanía, escuchaba la voz de Celine, sin embargo no entendía lo que decía, pues ya nada me importaba más que la muerte. Absorto en mis pensamientos, me dispuse a entrar a las mortíferas aguas; no obstante, Celine se interpuso en mi camino.

—Muévete—Le ordené distante—.

—No lo haré—Aseguró con firmeza—.

—Dije que te movieras—Reiteré sin levantar mi vista de la Linfa—¿O es que acaso no me escuchaste?

—No dejaré que haga semejante estupidez—Se interpuso Celine nuevamente—.

Perdido en la indiferencia y en el dolor, aparté a Celine del camino por mi propia cuenta.

— ¡¿Perdió la cabeza o que demonios?!—Vociferó Celine, dejando a un lado toda formalidad y respeto que alguna vez había sentido hacía mí— Anthony arriesgo su propia vida para que usted pudiera salir... y ahora usted va a hacer que todos sus esfuerzos sean en vano—Las fuertes palabras de Celine lograron que mi mente entrara en razón, sin embargo, mi decisión no había cambiado—.

—Lo sé—Respondí indolente—Lo sé.

— ¡¿Entonces por qué?!—Me cuestionó Celine arrebatado por la ira—.

—Porque es mi decisión.

—Me vale un trasero tu decisión—Escupió Celine exasperado—No permitiré que el sacrificio de Anthony sea en vano. ¡Haré lo que sea para detenerte! Así tenga que recurrir a la violencia.

—De acuerdo—Acepté desafiante—Hazlo. De todas maneras, no merezco seguir viviendo.

Celine soltó un grito de ira y desesperación.

— ¡YA BASTA! —Celine se abalanzó sobre mí, provocando que me golpeará con el frígido suelo— ¡Usted no es el señor Lysander! ¡El señor Lysander no diría algo tan cobarde! —Llevado por la furia, Celine empezó a golpear mi rostro con sus puños— ¡Anthony estaría decepcionado de sus acciones!

Eso era cierto. Si Anthony me estuviera viendo, estaría muy desilusionado de mí. La furia de Celine se extinguió en lágrimas de dolor. Los golpes habían parado. Ahora solo quedaban sollozos que inundaban el aire.

—Tienes razón—Admití abatido— Pero dime... ¿qué hago ahora? No sé cómo seguir viviendo cargando con la muerte de mi mejor amigo...No sé qué hacer—Expresé, a la vez que sentía como mi alma se rompía en pedazos—.

— ¿Y usted cree que yo sé? —Preguntó entre lamentos— Lo única razón por la que sigo aquí es por la tarea que me encomendó Anthony, y esa es cuidar de usted y de la señorita Layla.

Anthony. Incluso antes de arriesgar su vida, sabía las decisiones correctas y se las había transmitido a Celine. Al igual que siempre, Anthony tenía claro su destino y el cómo seguir viviéndolo agradablemente sin perder su rumbo. Siempre había admirado eso de él, sin embargo, ya no podría decírselo nunca más.

A rastras logré acercarme nuevamente a las orillas de la Linfa. Pero esta vez no tenía la intención de entrar a ellas, todo lo contrario, iba a allí para hablar con mi mejor amigo, aunque él no me pudiese escuchar. Celine lo entendió, así que no intentó detenerme.

—Anthony...—Dije, observando las oscuras aguas— No me abandones por favor, no me dejes con todos estos recuerdos, ¿qué voy a hacer con todos ellos? —Las lágrimas escaparon de mis ojos nuevamente— Nunca te dije lo mucho que significabas para mí, pues nunca imaginé que me fueras a dejar. Pero ahora que no te tengo a mi lado, me doy cuenta de lo egoísta que fui. Tú, quien siempre inundaba mis días con alegría, tomaste una decisión que no creo poder perdonarla. ¿No crees que la decisión que tomaste fue algo egoísta? Me salvaste, pero ¿cómo crees que mi vida estará bien sin ti?...

‹‹Quisiera regresar en el tiempo, pero no puedo...por favor regresa. Son tantos los sentimientos que no pude expresarte en vida, y son tantas las palabras de arrepentimiento, que me gustaría que hubiese una forma de expresarlas correctamente...Aunque ahora que lo pienso bien, hay una manera—Tomé el arco que colgaba de mi espalda y lo transformé en el violín que había utilizado durante la abertura del Eclipsim—Aunque no me puedas ver, espero que puedas escuchar esta canción que tocaré solamente para ti...››

(Recomendación: Escuchen la canción "Sonata in a minor: I. Cantabile de Giussepe Tartini" mientras leen esta parte. Abajo, en los comentarios, dejaré los links para que puedan escucharla)

Las tristes notas inundaron el pesado ambiente. Mientras que tocaba, sentía como cada uno de mis sentimientos se deslizaba por las finas cuerdas del violín, e inundaban el molesto silencio. En ningún momento dejé de pensar en Anthony y en el tiempo que habíamos compartido juntos. Solo esperaba que aquella melodía que tocaba desde el corazón, llegara hasta a él. 

Amanecer Incandescente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora