Thot

18 2 0
                                    

Sí, sabrán que soy famosa por mis amoríos ¿No? Y he de confesar que Thot en especial es un dios del que nunca he escrito...porque escribir sobre él es como decirle adiós y no quiero. Tal vez nunca quiera.

El dios egipcio de la sabiduría, los escribas y la música capturó mi atención un día.
Su parecido con el famoso Jon Snow me hizo comentarle «No sabes nada» y ahí empezó todo.

Era detallista, atento, le gustaba salir y pasear, conocer.
Nuestra primera cita fue en París, mi ciudad favorita. Después fuimos a nadar...No recuerdo muy bien cómo es que llegamos al lago. Allí hablamos sobre Jonsu, la luna y su mirada sobre nosotros.
Nos besamos.
Viajamos a su palacio e hicimos el amor por primera vez, en la cama de su habitación llena de libros y pergaminos.

Después de haber escrito a Ares no sé cómo describir la relación con Thot.
Con él era calma, tranquilidad, no discutíamos, nos amábamos a cada momento.
Teníamos relaciones, paseábamos, casi vivíamos juntos.
Me encantaba vivir esa paz y esa clase de amor aunque el pensamiento de Ares perturbara mi mente por segundos.
Thot lo sabía y aún así me quiso como ninguna mujer puede ser querida.
Me amaba a pesar de mis celos, mis caprichos de niña.
Y yo lo amaba a él. Se había acercado tanto a mi alma que cuando desaparecía yo desaparecía con él.

Un mes después de conocernos me di cuenta que esperaba un bebé. Su primer hijo. Atticus, mi niño león. El fruto de mi amor con Thot.

Dioses yo...No puedo seguir escribiendo.

«Si alguna vez lees esto...Aún te recuerdo en mis momentos tristes. A ti y a Ares, perdón.»

El diario del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora