Hefesto

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Supongo que extrañas que escriba, querido diario.
No sabes los meses horribles que pasé, no.. ¿Sabes que es horrible? Enamorarte, eso sí te jode la vida. Se que como diosa del amor no debería contar estas cosas pero el color rosa no existe, y si existe se muere.

La historia con Festo (como le digo de cariño) empezó hace eones, aka siglos, una eternidad. Y por aquellos tiempos yo le odiaba, como odias los vegetales. Como odias el sol o la lluvia o como tu mamá odia que no laves los platos (nunca me pasó, gracias a los dioses).
Nuestro matrimonio fue una treta de Zeus, aunque igual le salió el tiro por la culata. En fin, nuestro matrimonio fue un fracaso.
Le fui infiel con Adonis, Ares, Hermes, Poseidón, algunos otros mortales...algunos otros dioses...hasta que cierto día se le ocurrió atraparme con una red ¡EN LA CAMA! Justo cuando estaba amando a Ares. Lo más vergonzoso.

Nos hizo prometer jamas vernos y blablabla pero apenas los liberó y huimos. No juntos, cabe destacar, sin embargo no volvimos a vernos.

Hubo unos siglos en los que no vi ni a Ares ni a Festo ni a nadie. La vergüenza de que todo el Olimpo te haya visto desnuda te drena la motivación.

Durante esos siglos que pasé en mi templo sucedieron acontecimientos que me ayudaron a darme cuenta de algo que jamás pensé admitir: Mi amor verdadero era él. Por desgracia siempre que formalizo una relación se va al foso. Esta no fue la excepción. Aunque sí la mejor en bastante tiempo.

Renovamos votos, para los que no saben qué es eso y si alguna vez leen mi diario: es cuando te vuelves a casar y le expresas tu amor al otro con palabras cursis.
Mi vestido parecía de cuento y él se veía más guapo de como lo recordaba.

Me enamoré de él por primera vez. Dejé de odiarlo, porque la belleza nunca es superficial y él me amaba con la fuerza de un huracán.

Después me mudé a su "fragua" él le decía volcán, para mí era un volcán nada más. A unos metros me construyó una casa hermosa, como si fuera un palacio de Disney o mejor, y plantó un jardín él mismo. Contenía flores de todos colores y se veía hermoso, como un mar floreado.

Me hacía joyería con toda clase de piedras preciosas, trabajaba día y noche para hacerme feliz. Y cuando no trabajaba, trabajaba en la cama. Y sí, también día y noche.

Diario, si alguna vez te leen espero no se escandalicen, quizás deba aclarar que soy diosa de eso también. Ah, los griegos nos hicieron como quisieron...

¡Hasta mañana! Que debo tomar mi sueño reparador.

El diario del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora