°°Nueve°°

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Pov Aaron

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Pov Aaron

Ahgg... Me duele mucho la cabeza. Abrí un ojo lentamente y pude ver que no estaba en mi cuarto. ¡Mierda! No vuelvo a tomar alcohol en mi vida. *Jajajaja* ¿De que te ríes? Voy en serio. *Si claro, no te lo crees ni tu.* Bueno vale... No volveré a tomar tanto. *Eso lo veo más factible.* Me alegro ahora te marchas, que me duele la cabeza. *Nunca me iré, somos uno.* Ajam... *¡Qué borde!*

Cuando me fui a levantar mi pie chocó con algo y mi brazo agarraba la cintura de Eleonor...¡Espera! ¡Qué carajos paso a noche!

-¡Mierda! No me acuerdo de nada y cada vez me duele más la cabeza.- Solté en voz alta, rápidamente me tape la boca con las manos. Espero que Eleonor no me castre o algo parecido la veo capaz. En ese instante la criatura de mi izquierda empezó a murmullar cosas incoherentes. ¡Perfecto! Adiós, Aaron junior, han sido muy bonitos estos diecinueve años junto a ti.

-Shsst...Baja el volumen Aaron que me duele la cabeza...- Dijo Eleonor dándose la vuelta y agarrándose a mi cintura. - Espera... ¿Aaron?

-¿Qué?

- ¡¿Aaron, por qué estas en mi cuarto?!... Te doy tres segundos antes de que te quedes sin descendencia.- Gritó Eleonor quedándose sentada en la cama.

Piensa... Que le puedes decir.... ¡Ah! Ya sé.

-Todo esto es un sueño...- dije haciendo gestos delante de su cara. Ella frunció el ceño y me miró interrogante.

-¿Me crees tonta?- Preguntó alzando una ceja.

-Eh... No, pero yo tampoco me acuerdo de nada. Y baja la voz que la cabeza me está matando.

-Si, a mi también. Vamos a la cocina y nos tomamos una aspirina y un zumo de tomate.- Dijo masajeandose la sien. De repente se puso colorada.

-¿Qué pasa?

-Q-quee... N-no lle-llevo ropa, pero na-nada de nada... De la ropa interior me falta el sujetador. ¿Y tú?- Dijo con la voz entrecortada.

-Eh... Yo llevo el bóxer. Como siempre. Vale, hagamos una cosa. Todo lo que recordemos de anoche nos lo contamos, igual así al final conseguimos saber que pasó.

-Vale, ¿puedes pasarme cualquier prenda de ropa que haya por el suelo?- Me bajé de la cama y cogí mi camisa blanca de anoche que estaba a los pies de la cama.

-Toma, me voy al baño para que tengas intimidad.- Le pasé mi camisa y salí de la habitación.

Al salir del baño me encontré con Eleonor esperándome en la puerta. Se veía muy sexi con mi camisa, le iba tan grande que casi le llegaba a las rodillas. Le sonreí y ella me devolvió una sonrisa que se alargaba hasta los ojos.

Fuimos juntos hasta la cocina, donde Eleonor me mandó sentar. Colocó dos vasos con agua y una aspirina en cada vaso, luego se fue a la nevera y sacó unos tomates y un limón. Cuando terminó el zumo lo sirvió en otros dos vasos y abrió un armario.

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