La llegada.

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—¡Vamos David! ¡Hay caracoles que se mueven más rápido que tú!—se quejó un pelirrojo de ojos azules desde lo alto de una roca.

Era una agradable tarde de verano, los gemelos Weasley, Lee y David se habían adentrado en el bosque que había junto a la casa de los Weasley. Y ahora trataban de encontrar el camino de regreso antes de que anocheciera

—Sabes que no soy bueno para estas cosas, George— se defendió David mientras se secaba el sudor de la frente con el dorso de la mano.— Les dije que era mejor mantenernos cerca de la cabaña...

—¿Acaso careces de espíritu aventurero?—le interrogó Fred parándose junto a su hermano, ambos pelirrojos le sonrieron burlonamente.

—No me gusta el exterior...

—Sorry chico de ciudad.—dijo en tono burlón George.

Lee y Fred rieron con ganas mientras David se puso tan rojo como un tomate.

—Vamos, antes que mamá nos mate por llegar tarde a cenar—Fred se trepó a una rama tratando de ver más allá del sendero.

Su risa alocada sorprendió a todos.

—¡Eh, chico GPS!—le gritó a Lee, él aludido le sonrió alegremente— ¿Por donde dijiste que estaba la casa?

El muchacho de rastas le sonrió aún más. Sabía que aquello era una pregunta trampa. Miró alrededor y no contestó hasta estar cien por ciento seguro.

—Por allá— señaló al norte haciendo que Fred bajara del árbol con una enorme sonrisa burlona.

—¿Seguro?—le preguntó casi cantando.

—Eh... no mucho.

Fred rió.

—¿No es por ahí, verdad?—le preguntó su hermano.

—Aja, de ese lado solo está la carretera.

—¿La carretera?—preguntaron los otros tres al unísono...

Ahí terminaba el recuerdo de David Carrey sobre el día en que él, los Weasley y Jordan descubrieron aquel sendero en el bosque que llevaba a la carretera.

Ahora volvía a caminar por este, con una lámpara en la mano mientras la lluvia comenzaba a disiparse. Aquel sendero no era nada parecido al de aquella tarde de verano cuando apenas tenía diecisiete años. Tal vez era la oscuridad o el inusual frío...O tal vez lo que en realidad había cambiado era él...

Lo medito un instante. Era verdad, el chico idiota que había sido cómplice de las bromas de los gemelos había muerto el día que Fred le arrebató lo que mas quería.

Bufó. Esa noche todo acabaría, al fin le haría pagar por todo lo que le había hecho.

*.*.*.* 

Se sorprendió mucho cuando Hermione apareció a su lado con dos tazas humeantes de té. Ni siquiera había notado su ausencia, se había sumido tanto en sus pensamientos que ya no notaba nada.

—¿En qué pensabas?—le preguntó curiosa mientras se sentaba a su lado.

Fred tomó un sorbo de té antes de contestar, dejó que el cálido líquido lo relajara. Por primera vez en mucho tiempo se sentía tranquilo con alguien a su lado.

—Me preguntaba que pasara ahora.— Confesó mirando el fuego de la chimenea.

—¿Con qué?

—Contigo...

Save You. [Fremione] AU TERMINADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora