Capítulo dos

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El sábado llegó y estaba ansioso. Evan sabía que ponerse, una chaqueta de cuero debajo de ella una camiseta blanca con un caballo manchado de multicolores estampado en el pecho, y pantalones negros ajustados terminando con unas zapatillas negras. Esta cómodo y se veía bien, esperaba que Andrés pensara lo mismo.

Andrés Wilson era su compañero y se sorprendió tanto cuando había olido su aroma a flores silvestres y canela, siempre se había preguntado porque olían de una manera característica los compañeros destinados. Caleb le había dicho una vez que olía exquisito, que le recordaba a cuando entraba a una panadería pero a la vez olía a otoño y peligro, rió, ¿Peligro? ¿Qué olor tenía el peligro?

Sacudió su cabeza, hoy no era día para recordar a Caleb. Hoy era no sólo su cita con su segundo compañero, sino que era San Valentín y ni siquiera iba mirar el teléfono para saber si había algún mensaje o llamada perdida como lo hizo cuando se levantó y toda la tarde.

Miró la hora en el aparato, quince minutos para la cita. Cita, suspiró sorprendido. Nunca tuvo una cita, al menos no una cita como tal.

Guardo su celular, tomó las llaves del cuarto del hotel y fue hacia el ascensor, estaba en el séptimo piso así que en menos de cinco minutos estuvo ya en la recepción. Saludó a Lisie cuando se iba hacia la salida, encontrando a Andrés a punto de entrar.

— Hey. —dijo, sonriendo cuando lo vio.

— Muy puntual. —le dijo, miró la vestimenta de su compañero. Camisa blanca, chaqueta y pantalones azules medio flojos y zapatos negros que brillaban por las luces de la ciudad. —Te ves bien. —sí, bueno, tal vez fue una frase común.

—Tú también. —Andrés se acercó un poco más a él, inesperadamente puso su mano en hombro bajando hasta su bíceps y con la otra acomodó un mechón de su cabello.

—Pueden vernos. —murmuró, mirándolo perplejo porque esto era nuevo, volver a estar fuera del closet se sentía bien. Andrés lo miró confundido y aunque sus manos ya no estaban en el mismo lugar ahora se mantenían alrededor de las suyas.

—Sé que ya no estás dentro del closet y este lugar este bastante tolerable, si es que la bandera de arco iris en varias manzanas es una señal. —sonrío con picardía.

—Pero tú...

—A mi no me importa. —le interrumpió. —No me presento con un hola, soy Andrés Wilson, periodista y gay, pero tampoco lo oculto.

—Está bien. —enderezó su espalda, respiró hondo y sonrió. —Hay un resto—bar a cinco cuadras, buena comida, variedad de bebidas.

—Oh, Monky, sí, lo conozco. —Andrés sin reparo alguno, entrelazo sus manos y lo llevó hasta un auto blanco. —Vivo muy cerca de aquí, pero voy a llevarte a otro lugar después de la cena.

— ¿Dónde? —preguntó, mientras subía al asiento de acompañante y se colocaba el cinturón de seguridad. Volteó a mirar a su destinado cuando no respondió.

—Es una sorpresa. —dijo, Evan podía notar que estaba medio nervioso.

—De acuerdo, puedo lidiar con la intriga por unas horas. —encendió la radio, no sólo para llenar el silencio sino para saber el tipo de música del hombre. Una balada de Disney interpretada por Demi Lovato empezó a sonar. A Evan le entró la risa mientras que el vampiro hizo un ruido de sofoco.

—Es cosa de mi sobrina. —dijo rápidamente pero Evan pudo notar la mentira.

—Lo siento, lo siento, es que me esperaba algo de Rock o hasta pop, no la canción de Frozen. —ya había dejado de reírse pero su sonrisa nunca desapareció.

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