Capítulo tres

249 20 2
                                    


Habían ganado un partido duro, el equipo contrario era bueno, jugadores con buenas estrategias pero ellos fueron mejores. Después de salir del vestuario la mitad del equipo, junto con él, fueron a beber a un bar. Bebidas, chicas y buena comida.

Justo estaba bebiendo una botella de cerveza, ya iba por la mitad pero no era lo suficiente para emborracharlo. En realidad, debía beber casi un cajón de cerveza para estar más o menos ebrio.

—Bombón. —dijo en modo de saludo, Jana Salomen. Ella estaba vestida con jeans y camisa suelta color rosa, ella era camarera del bar durante la noche mientras que estudiaba en el día en alguna universidad cuyo nombre había olvidado. Jana se sentó y le besó la mejilla, tomando la cerveza de su mano y bebiéndola. — ¿Agotado?

—Muñeca, a los jugadores se les suben la testosterona después de cada partido. —dijo uno de sus compañeros, Gabriel, quien se encontraba a frente a él comiendo la mitad de las papas que se encontraban en la canasta. —Deberías aprovechar.

Caleb puso los ojos en blanco pero miró a su amiga. Ella le sonrió y meneó sus cejas.

—Vamos, Caleb, mueve el culo y lleva a la dama al cuarto. Sólo pon algo en picaporte y no interrumpiré.

—Vete a joder a otro lado, Gabriel. —dijo, malhumorado pero fingiendo que estaba del mejor humor del mundo.

El hombre dio algo parecido a un gruñido y su lobo quiso responder, pero se controlo y sólo miro al hombre hasta que este se levantó y se fue al área de billar.

—Sólo no le hagas caso. —le dijo Jana. —No dejes que te presionen, ni la prensa. —él volteó a mirarla, confundido.

— ¿La prensa?

— ¿No lo viste? La prensa ha subido fotos de nosotros cenando en un restaurante que fuimos hace tres semanas.

—Ah, la mayoría de las veces no leo el diario. —y de verdad era así, sólo se había enterado de la forzada salida del closet de Evan por su hermana.

—Bueno, suponen que somos novios, dicen que hemos estado viéndonos desde hace tres meses.

—Tienen razón en la última parte. —exclamó, mirando como ella miraba la botella mientras la giraba en sus manos. Ellos se habían conocido en este mismo bar hace tres meses.

—Lo que digo es que no quiero que te sientas presionado por la prensa. Hemos estado alrededor uno del otro, nos llevamos bien y nos entendemos bien. Me gustas y yo sé te gusto, pero ninguno ha estado dando el primer paso. —Caleb la miró sorprendido, joder si él sabía de los sentimientos de su amiga.

—Jana...

—Supongo que la vida de un jugador es complicada, viajas de vez en cuando, así que entiendo porque no quieres estar en nada serio.

No era eso en absoluto, él podría tener una relación duradera si lo deseaba. Pero debía estar enamorada de una chica y no de un hombre hermoso, sexy con fetiche por las películas de Disney, la música japonesa y la serie de Dr. House que era obligado a mirar por un rato un domingo. ¿Por qué no podía enamorarse de Jana? Ella era hermosa, gentil, trabajadora y amaba escucharlo, él la escuchaba y tenía un hombro para que se apoyase en él cuando ella lo necesitara.

Jadeó, menudo idiota era. Claro que Jana podía llegar a gustarle, sus salidas, su mutuo apoyo y las llamadas por las noches podía ser malinterpretadas. Él no se había dado cuenta porque creyó haber encontrado a una persona que no le interesaba su profesión, aparte de su pareja.

Mentira, o mejor dicho una verdad a medias. A Jana la había conocido cuando había ido al bar muy tarde en la noche, había tenido una discusión con Evan porque él se iba a medio oriente a varios conciertos y estaría lejos dos semanas y quería que se vieran pero Caleb se negó y se negó a dar una excusa, así que después se fue a beber al bar.

Vale la penaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora