Capítulo cinco.

268 22 2
                                    

Sep, merezco todo su odio, pero don't worry, me alimento de esa energía (? 


Cuando abrió los ojos estaba en la oscuridad absoluta pero sabía que el sol estaba poniéndose, la hora en el reloj digital se lo aseguraba. Al principio, por el sueño, se preguntaba por el pesado cuerpo cálido que estaba sobre él, varios largos segundos después, y por el rico aroma, se dio cuenta que quien estaba en su cama era Andrés.

Tantas noches, a veces en su casa y otras en hoteles, se despertaba solo y frió. Además de sediento, justo como ahora lo estaba. No había bebido desde ayer a la mañana y recordó que debía pedir a Wilson que le proporcionara, al menos, dos bolsas de sangre. Wilson era su primo, hijo humano, adoptivo de sus tíos vampiros. Y era el director de un banco de sangre, eso le venía como anillo al dedo.

Un movimiento hizo que voltease su cabeza mirando a Andrés con expresión somnolienta con su visión nocturna, que se activaba automáticamente cada vez que se encontraba sin luz alguna. La visión no era la más erótica pero sería todo diferente una vez que encendiese la lámpara y pudiese ver la guapura de su pareja de vida.

—Hm... ¿Qué hora es? —preguntó, acurrucándose más al calor del cuerpo de Evan, que sonrió automáticamente. No sólo se debía a la calidez de su piel y del cuarto, no, la piel y el cuerpo duro de Andrés contra el suyo lo estremecía y un calor más intenso nacía en la zona sur.

—Cinco y media. —contestó con voz ronca.

—Demasiado temprano. —se quejó, hundiendo su rostro en su nuca. Se mantuvieron en silencio durante muchos minutos. —Joder, no puedo volver a dormir.

—Tampoco yo. La mayoría de las veces nos despertamos tempranos, en especial cuando hay conciertos.

—Hm... ¿Tienes alguno ahora?

—De hecho, tengo tres en esta semana y el viernes un evento de caridad, luego tendremos dos meses de vacaciones.

— ¿Y luego?

—Iré a casa de mis padres...—su voz se fue apagando cuando un pensamiento se formo. —Joder, no vivo aquí ¿Tú sí? —lo sintió asentir a Andrés con la cabeza. Evan suspiró preguntándose qué haría ahora, no podía pedirle a su compañero que dejase todo y lo siguiese, era fácil con Caleb porque ambos viajaban continuamente.

—Tengo un apartamento cerca de mi trabajo. —murmuró, acariciando su brazo. —Descuida, mi jefe es un cambia formas murciélago, pediré vacaciones adelantadas y lo entenderá perfectamente, tal vez sin pago pero tengo suficiente como para vivir sin trabajar por quince años.

—Pensé que los periodistas no cobraban bien. —comentó, Evan se sentía ligero y acogedor, allí entre los brazos de su segundo compañero hablando sin sentir que conversaba para evitar ese silencio que originaba tensión.

—Un sueldo normal, al menos para mí pero herede un fondo fiduciario de mi abuela paterna cuando falleció hace cinco años.

—Lo lamento. —Evan volteó para poder verle la cara a su vampiro pero antes encendió la lámpara. —Nuestra visión nocturna no es la mejor vista. —explicó, acomodándose en la almohada.

—Te ves hermoso de cualquier manera. —el elogio de Andrés le hizo sonreír pero lo miro con escepticismo y diversión.

— ¿Hermoso, con la visión nocturna?

—Está bien, hermosamente terrorífico. —se rieron mutuamente, Andrés se estiró hasta que sus bocas estuvieron unidas, besándose con el sabor de ellos y de la mañana pero realmente a ninguno les importaba. Se acercaron un poco más, su cuerpo triplicaba su temperatura, estaba caliente y estiro su brazo descasándola en la espalda baja de Andrés empujándolo hacia a él, estando pecho a pecho y sus penes acariciándose causo un anhelo en ambos. Sus caderas se balanceaban por más fricción y con su mente totalmente concentrado en la excitación mientras acariciaba el cuerpo duro, cálido y apretando las tiernas nalgas como Andrés lo hacía con él.

Vale la penaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora