Capítulo seis.

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Tomen todo de mi, me lo merezco. 

Evan dejó todos sus problemas personales y se concentró en su hermano una vez que aparecieron de nuevo en su habitación. Estaba dominado por la curiosidad, quería saber que hizo que una madre preocupante lo llamara anunciando que su hermano pequeño había sido secuestrado, ¿Johan se había escapado? Eso seria muy de él, el chico era muy impulsivo y travieso.

Sabiendo que Andrés lo seguía, sin mirar atrás se fue directo al ascensor. Malik les había dicho que estaban en el piso de abajo, la habitación que compartía con sus compañeros.

Hacia mucho tiempo que no veía a Johan. Evan tenia más apegó a su hermano pequeño que con los demás. Johan y él eran los últimos hijos con cuatro años de diferencia, aun cuando su carrera había comenzado y los había distanciado, seguían comunicándose cotidianamente. Su hermano era su confidente, era enérgico y positivo. Amaba a sus demás hermanas pero con Johan tenia un vínculo especial, se volvió más fuerte cuando ambos se confesaron mutuamente que eran gays. Él también había sido el que protegía a su hermano de sus travesuras, tal vez lo seguía un poco.

—Ese hombre es como un perro protegiendo su hueso. —dijo Malik, después de llamar a su puerta. Se veía casual y civil sin el maquillaje y la ropa extravagante que usaba para el escenario. El hombre se hizo a un lado, dejándolos pasar. Ahora sí sentía que su mente estaba enfocada en algo más que su penosa vida amorosa. —Nosotros saldremos para dejarlos solos. —avisó, ya saliendo por la puerta con sus compañeros.

Cuando entró vio algo que no esperaba. Su hermano estaba acurrucado sobre un humano y no cualquier humano, era su vecino en la casa de sus padres, él se había instalado unos años antes de que se mudaran y también estaba casado. Mierda.

—Evan—de inmediato fue abrazado por fuertes y largos brazos, alejándolo del suelo. Desgraciadamente, él era el más bajo de todos sus hermanos. —Gracias por no decirle nada a mamá.

—Bájame y explícame todo ahora. —exigió, sin dejar de mirar a su vecino preguntándose que hacia allí y a la vez no queriendo saber la respuesta que pensaba que venia. Su hermano hizo lo pedido, viéndose culpable pero había una chispa de felicidad en sus ojos.

—Evan, Sam es mi compañero. —le contestó, directo al grano tal como lo esperaba.

—Dilo de nuevo. —pidió, su hermano le frunció el ceño pero lo volvió a decir. —Tu compañero... compañero, ¿Estas seguro? Tal vez estas confundiendo todo—dijo rápidamente, sin pensarlo y mirando al hombre, a su vecino que lo miraba como si estuviera a punto de ser regañado.

—No soy idiota, Evan. Estoy completamente seguro.

— ¿Cómo? O sea, ¿Desde cuando lo sabes? Nos conoce desde niños... él, él no—miró alarmado a su hermano, deseando que las conclusiones que su mente formaban no fueran la respuesta.

—Por supuesto que no, chico. —dijo con fuerza Sam, mirándolo de la misma manera y pareciendo ofendido. —No soy ningún perverso, yo no lo sabía porque soy humano...

—Y no lo se lo dije porque no valía la pena. Yo tenía catorce años, y aunque era un niño soñador sabía que nunca podría. —contestó su hermano, aun estando a su lado pero mirando a su compañero. —Casado, hetero—sacudió la cabeza—simplemente imposible.

—Pero esta aquí. —Evan comentó, intrigado por la historia.

—Pero todo es muy reciente, seis meses. Forme valor para decírselo—su hermano volteó a verlo, su mirada triste por un momento. —Ya no podía más, tener a mi compañero alcance de mi mano y no poder hacer nada. Se lo dije el año pasado, pero él—su hermano suspiró profundamente, como si el recuerdo fuese doloroso aun para él. Levantó los brazos para confortar a Johan hasta que vio que era tarde, rápidamente Sam había llegado a su hermano. Su cuerpo parecía querer proteger a su hermano del mundo. Sam contó el resto.

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