Elena.
28 de Septiembre de 2012
Levantarme, desayunar, bañarme, ir a la escuela, regresar, bañarme, comer, dormir, ¿y al día siguiente?, lo mismo.
Esa era mi rutina, mi monotonía, esa era mi vida sin él.
La preparatoria no era como yo había creído, ni siquiera el amor es como todos creemos que es.
A la semana siguiente tenía la invitación a la fiesta de una de mis compañeras, aún estaba pensando si debería ir o no.
Invité a mi mejor amigo para que me acompañara, no quería ir sola y no tenía con quién hablar ahí.
Siempre me había gustado apreciar las sonrisas de las personas.
Alexánder es imposible de describir, aún cuando creí haberlo conocido y cuando él me hizo creer eso.
Me llamaré Elena y sólo les diré que mi cabello es lacio y negro; a muchas personas les gusta pero a mi no, yo lo preferiría con ondas.
No tienen que conocer quiénes somos, sólo tienen que saber lo que sucedió porqué aunque para mí haya sido como un año junto a él, para él esta historia solo fue un abrir y cerrar de ojos.
Después de dar como veinte mil vueltas encontrando el lugar de la fiesta, llegamos, no había mucha gente, sólo 6 de los que en ese tiempo, eran mis nuevos compañeros, Alexánder no había llegado, esperaba que lo sentaran en mi mesa ya que la mía estaba vacía, excepto por Thomas y yo.
Thomas solo se limitaba a sonreír y a observar el ambiente, platiqué un par de cosas con él y como siempre, decía cualquier estupidez que me hizo reír.
Levanté la mirada y ví a Alexánder, lo habían sentado en la mesa al lado de la que me sentaron a mi. Me saludó y se sentó en su mesa.
Justo cuando otras compañeras llegaron, Alexánder se cambió de mesa.
Observé como movía los dedos y la cabeza al compás de la música.
Ya desde ese momento había algo en él que me empezaba a atraer.
Después de una hora, Alexánder me pidió que lo acompañara a buscar algo para comer.
Llegamos a la mesa donde se encontraban las cosas, él tomó un paquete de palomitas.
A mí no me gustan.
Tomé una brocheta de bombones.
Alex me pidió que lo esperara mientras iba al baño, me dió las cosas que tomó de la mesa y su mano rozó la mía, una extraña sensación invadió mi cuerpo, su piel era fría. Él me miró como si tratara de descifrar lo que estaba pensando, se fué y mientras lo veía dirigirse al baño mi mente se hundió en teorías sobre lo que él me hacía sentir, al poco tiempo regresó y caminamos hasta la mesa en que estaban Thomas y nuestras compañeras.
Él me ofreció de sus palomitas, le dije que no me gustaban y me miró con una cara de incredulidad.
Yo podría haber catalogado esa fiesta como una de las más aburridas pero después de esa habían peores.
Ya lo verán.
Alexander siguió moviendo los dedos al compás de la música y yo lo observaba, lo regañé en tono amigable mas de una vez por comerse el hielo y me hacia una muecas, luego empezó a tirarme palomitas y yo se las regresaba, era divertido.
Pensé en que me gustaba.
Su forma de ser, no él.Me había tomado cuatro fotos con él y ninguna me gustó, la verdad es que su sonrisa me distraía mucho.
Después de un rato, lo había sorprendido tomándome fotos infraganti
- Alex, ¡deja de tomarme fotos! Le dije.
- ¿Fotos? ¿De que hablas? yo no te estoy tomando nada. Dijo.
- No te hagas, ya te vi. Sonrió, al parecer porque me había tomado una mala dónde sabrá Dios, no tenía buen aspecto. -Alex, ¡ya!. Le dije colocando una mano en la cámara de su celular.
-Las quiero para un proyecto. Respondió.
- Ya, eres un mentiroso. Se río ¿Y porque solo fotos mías?.
Le pregunté.- Porqué quiero. Me respondió y volteo su mirada en otra dirección.
Decidí cambiar de tema y le pregunté que hasta que hora se iría, coincidimos en horarios. En veinte minutos mi papá y mi mamá llegarían a buscarnos.
Después de 20 minutos me despedí de todos mis compañeros allí presentes y salí para esperar que llegasen a por mi.
Estaba fuera con los brazos cruzados, aún no llegaban por mi y ya me estaba estresando.
Después de los que parecían ser 10 minutos, Alexánder salió también y me observaba riéndose.
Al fin habían llegado por Thomas y por mi, me despedí de Alex de beso en la mejilla y cuando caminé hacia el carro, aún podía notar su mirada trás de mi.
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ELDANA
Historia CortaHay raíces de amor que por más que pase el tiempo no dejan de crecer. Durará tanto como lo quieras, incluso una eternidad. Ninguno de los dos sabe lo que pasa por la mente del otro, Elena refleja la seguridad que Alexánder nunca pudo sentir y Alexán...