CAPÍTULO 13

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Elena.
24 de Noviembre de 2012.

Al día siguiente me encontraba en mi habitación completamente rodeada de soledad, con los audífonos puestos, estaba recostada en mi cama, escuchando canciones que me hacían sentir aún peor de lo que ya me sentía; sonaba Don't you remember de Adele.

Mi mente no dejaba de pensar en él y las lágrimas no querían dejar de caer sobre mi rostro, había pensado en como sería mi vida si nunca lo hubiera conocido, en que pasaría si yo tuviera otra vida, de pronto mis pensamientos habían pasado a otros completamente diferentes y estaba allí, observando como el aire que entraba por mi ventana movía las cortinas con delicadeza y observaba como esas se dejaron llevar libremente por el.

Más lágrimas recorrían mis mejillas.

Más recuerdos traían consigo dolor y un llanto en silencio.

Con una mano tapé mi boca para que nadie escuchara mis sollozos pero me pregunté si alguna vez, alguien, había escuchado mi corazón romperse día con día, o si habían visto el dolor que se escondía detrás de mis ojos o habían sentido mi ausencia porque aunque físicamente parecía estar ahí, mentalmente no lo estaba.

Con la otra mano sostenía la parte de mi pecho justo donde se encontraba mi corazón y me asombre cuando descubrí que las palpitaciones eran lentas, tranquilas y casi sin fuerzas, no como antes, cuando el estaba junto a mi, cuando mi corazón golpeaba mi pecho, cuando mis pulsaciones eran rápidas y fuertes, sabía que con colocar mi mano ahí en mi pecho el dolor no desaparecería.

Mis ojos estaban cansados de tanto llorar y sabía que en cualquier segundo se iban a cerrar.

Para cuando abrí mis ojos lentamente, me dí cuenta que habían pasado al menos tres horas desde que me quedé dormida y el dolor no dejó de existir.

Era medio día para empezar con una aburrida rutina, para empezar un día que ya no podría compartir con él, me miré al espejo y con una sonrisa fingida me pregunté:

¿Como está hoy tu corazón?


Claramente la respuesta es la que todos querían escuchar y la que todos creerían porque nadie me conoce lo suficiente para saber lo que realmente estaba pasando conmigo, solo él me conocía pero ya no estaba y las esperanzas de que volviera eran escasas.

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