No entiendo nada.

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-Pues nada Señorita Blair ya le podemos dar el alta.-Dice el médico mientras me mira las pupilas con una linternita.-Dígale a su madre que tiene que ir al octavo piso a firmar los papeles y se puede ir a casa. Le recomiendo un día de reposo en casa por si acaso y luego ya puede hacer vida normal.-Yo no le estoy haciendo casi caso, estoy preocupada por James. Ayer después de que se fuera me tumbé y me quedé pensando en que se refería y me quedé dormida. Esta mañana cuando he despertado sus cosas no estaban, se fue de la noche a la mañana. Por otro lado no me a atendido George porque era su día libre (menos mal). No he vuelto a ver a mi madre desde ayer. Supongo que estaría toda la noche con él.

-Gracias. Una cosa más,-Le digo al médico.-¿Puede llamar a mi madre para decírselo usted mismo?el médico ríe con una risa amable.

-Claro, encantado.-Y se va.

Me quedo pensando en mis cosas. En James, en Rose, en mi madre, en los extraños sueños que he estado teniendo últimamente... Todo es tan extraño.

Rose ya no es lo que era, cada vez se aleja mas de mi, se pasa todo el día con Max y siempre me deja de lado. Lo que mas me a fastidiado a sido que no me haya venido a ver al hospital ni una sola vez. Ayer cuando la llamé me dijo que vendría antes de clase y no a venido, estoy muy enfadada con ella.

Y de James... ¿Qué puedo decir de James? Es un tipo muy atractivo, cautivador, sexy, lanzado, guapo, de buenas palabras y de buenas sonrisas.... La lista es larga pero en realidad no se nada de él. Ojalá no se hubiera marchado sin dejar rastro, no tengo ni con que contactar con él. Pero que estoy diciendo, el suero me a afectado.

Justo cuando voy a levantarme a vestirme con mi ropa suena mi móvil entonando la melodía de llamada. En pantalla aparece en letras grandes Número Privado y pese a que nunca lo suelo coger esta vez lo cogo.

-¿Sí?

-Jackie, soy James.-Se me ilumina la cara y sin darme cuenta una sonrisa de oreja a oreja adorna mi rostro.

-¡James!-Exclamo con felicidad.-¿Cómo has conseguido mi número? ¿Por qué te has ido?-Demasiadas preguntas rondan mi cabeza.

-Se lo pedí a mi madre, tiene todos los números de los pacientes apuntados. Me fui por lo que te dije, no quiero hacerte daño. Además me daban hoy el alta.-Su voz era triste y todo signo de felicidad mio desapareció como si nunca hubiera estado.

-Pero no me has hecho daño, solo me hiciste una heridita.-Me la toco con el dedo índice mientras recuerdo nuestro momento de pasión.

-No es por eso. Recordé que soy un monstruo, no puedo estar contigo te haría daño. Y no quiero eso, lo mejor será que no me vuelvas a ver. Te e llamado para explicártelo.

-No... no creo que seas así. No hagas esto. Pero, ¿por qué?

-Porque ya tengo novia.

En ese momento se me salen las lágrimas... No puedo creerlo.

-Vale, no te molesto mas.-Cuelgo de mala hostia. Llorando como nunca. No me puedo creer que haya jugado con mis sentimientos. Me tumbo en la cama de hospital.

Pasan horas y aparece mi madre, me ve tumbada boca bajo llorando apollando los brazos en mi frente. No sabe lo que me pasa pero me abraza. Siempre hace eso y ahora se lo agradezco. Me giro y la abrazo con fuerza. Cuando estoy mejor a pasado media hora y me estoy vistiendo ocultando mi cara en mi pelo, me lo he vuelto a poner bien.

Salimos del hospital en el coche de mi madre. Un audi r10 en color negro. Ya son las 4 de la tarde y por fin llegamos a casa. No he comido, hemos salido de allí a las 3 y antes de salir mi madre me a dicho que si quería algo de comer pero no quería nada, puede que me pase unos aitas sin comer, quien sabe.

Mi madre mete la llave en la cerradura, la gira y la puerta se abre. Aparece el salón, un salón de cincuenta metros cuadrados. Examino esta habitación por un momento antes de entrar. Todo esta igual que cuando salí hace unos días por la mañana con prisas para ir al colegio, es impresionante que lleve tanto tiempo sin pisar mi casa.

El salón se compone de tres sofás negros con cojines blancos, una televisión de cuarenta y cinco pulgadas, una mesita en medio de los sofás y la tele de color beis, a un lado una mesa enorme que se utilizará para comidas o cenas familiares. La mesa es gris y es de lo último en moda del hogar, las sillas en cambio son blancas y negras muy sencillas pero a la vez preciosas. Al otro lado, a la derecha hay un hueco con tres estanterías llenas de libros, nuestra pequeña biblioteca. El suelo de la sala es de madera del mismo color de la mesita de madera.

Después de observar detenidamente entro en casa corriendo y me encierro en mi cuarto con pestillo. Me tumbo en mi cama y me pongo a pensar. Al de una hora me quedo dormida.

He tenido el mismo sueño de ayer, solo que le conseguía ver la cara a el asesino: Era James y vestía un pantalón vaquero claro roto, una camiseta negra de tirantes y una camisa suelta de leñador con cuadros negros y rojos por encima (igual que una mía). Disparaba una escopeta.

Me a despertado el despertador como siempre. Hoy no tengo ganas de pensar que ponerme así que me pongo los pantalones que me puse el día que me dio el infarto, las mismas zapatillas y una básica negra con la camisa con la que he soñado que llevaba James suelta encima. Me peino y me voy, sin desayunar para no perder la costumbre.

Esta vez opto por salir sin despedirme de mi madre, sigo enfadada y no quiero ver a nadie. Así que hoy voy andando al instituto.

Cuando llego a clase me siento en mi sitio como siempre y llega Jennifer y se pone a vacilarme como siempre. Y como estoy de mala hostia la doy un tortazo.

-¡¿Pero que haces zorra mugrienta?!-Me dice.

-No estoy de humor así que como vuelvas a vacilarme te suelto otra pero mas fuerte.-La hablo con calma pero a la vez enfadada.

No a hablado en toda la mañana. Cuando llega la hora del patio me voy al sitio de siempre con la esperanza de que por lo menos Max no me hable. Rose no a venido a clase y no he mirado a nadie a la cara. Estoy demasiado enfadada y cuando los profesores me preguntan como estoy les respondo un seco "Bien."

Max aparece de entre los arbolitos que hay plantados en esta zona del instituto y viene con los ojos inyectados en sangre de la ira que tiene, incluso mas que la mía.

Cuando viene en vez de hablarme me coge y me tira al suelo agarrándome de las solapas de la camisa. Me doy con el bordillo en los labios y empiezo a sangrar y caigo al suelo boca bajo.

-¡Que cojones haces!-Consigo decir aún tumbada y escupiendo sangre.

Me da la vuelta y me gira para que quede boca arriba y se sienta encima mio y me hace daño en una costilla. Luego empieza a abofetearme.

-ERES UNA MALDITA PUTA-Me grita enfadado.

Entre Sirenas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora