1. Los impulsos que no entendemos

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     Hoy en Pociones, más que prestarle atención a Slughorn me la pasé mirando a Malfoy, disimuladamente, claro. Tenía un semblante menos frío y solitario del que tenía a principios del año, es entendible. Ninguno de sus amigos quiso volver a Hogwarts ¿por qué? Exactamente no lo sé, pero supongo que será porque este castillo le trae recuerdos desagradables. Ninguno de los que fueron mortífagos volvió, excepto él. Lo entiendo, yo tampoco ando con muchas compañias que digamos, puesto que ni Harry ni Ron están conmigo.
      Siempre anda solo, no cabizbajo ni achicado, pero al fin y al cabo solo. Hasta los de su misma casa lo rechazan, por haber sido mortífago. No puedo negar que me da pena, verlo tan solitario, desanimado, casi sin vida.
      Sé que nunca hemos sido amigos, de hecho este año aún siendo prefectos ni siquiera nos hemos dirigido la palabra, pero en estos meses he recapacitado sobre varios aspectos. Sobre la guerra, la amistad, la enemistad, el amor, la compasión, la empatía...
Él es humano.
Tiene derecho a equivocarse. Pero no por eso ser rechazado y odiado.
Me gustaría acercarme a él. No sé, preguntarle por su día o algo. No tengo idea de porqué quiero hacerlo, me molesta no saberlo pero creo que tampoco me voy a enterar jamás. Porque siento que más que una obligación o una tarea, esto es un impulso.
Ya no sé qué pensar. Ni yo me entiendo.

Tu ojos no mienten/ Dramione EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora