4. Agua roja

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     Intenté olvidarlo. Intenté hacerlo en verdad.

    Es que siendo sincera ¿que me importaba lo que le suceda a Malfoy? Mirarlo, seguirlo. ¿Para qué?

  Intenté mantenerme neutra y alejada. Olvidar que lo ví llorar. Olvidar lo que su llanto provocó en mi. Pero ví que si solo lo ignoraba y me alejaba, sería como los demás. Igual a quienes lo desechaban, igual a toda la escuela.

     Durante la semana después a lo que sucedió en el lago, intenté alejarme y hacer como si no existiera. Al darme cuenta de que no podía hacerlo, a la otra semana intentaba buscarlo. Coincidir en lugares, incluso moví mis horarios para tener más clases con Slytherin.

     Pero, por alguna razón, él no estaba en ninguna parte. Solo lo veía en el Gran Comedor, por la noche, en la cena. Comiendo en medio de la mesa, alejado, al menos por un metro de distancia de los que se sentaba a su lado.

     No lo querían cerca, como si tuviera la peste.

    Durante las cenas, planeaba hablar con el luego, en la torre de Premios Anuales, pero él era el primero en irse del comedor, y cuando yo llegaba a la torre, me invadían los nervios y la duda.

      Pero la noche del viernes todo cambió. Cambió para siempre.

      Lo ví irse del Comedor, a pasó apresurado como siempre. Yo me quedé una hora más, juntando valor.

      A las 22:39 de la noche, me despedí de Luna y partí a la torre. Me paré frente al cuadro del Caballero Alegre, la puerta de la torre y dije la contraseña.
      —Lucet armis.
      —Bella damicela —el caballero me sorprendió—. ¿Tendríais la gentileza de hablar con vuestro compañero? Tenía un semblante sombrío.

     —Claro, lo haré —el cuadro se abrió luego de darme una reverencia—. Gracias sir.

     Caminé hacia la habitación de Malfoy y golpeé tres veces.

      —Hola Malfoy, soy Granger —dije intentando no titubear—. Yo... si no estás ocupado, quisiera que hablemos un momento —nadie respondiój no vengo a pelear ni nada por el estilo, solo quiero... hablar.
     Nadie respondía, y mi instinto decía que abra la puerta. No debía entrar y despertarlo, sería raro. Pero había necesitado mucho valor para llamar a su puerta, y no creía poder volver a intentarlo al menos por unos días.
     Tomé el picaporte y lo gire lentamente, me asomé y el no estaba. La cama estaba tendida, solo la luz del velador izquierdo estaba encendida. Vi un papel sobre la cama. Me acerqué con pasos lentos, algo no estaba bien. Miro la nota.
    Adiós.
    Solo eso decía.
     Me quedé parada, estática. Con una duda escalofriante recorriendome la espalda. Me giré despacio, la puerta del baño estaba detrás de mi, medio abierta. Algo en mi me dijo que debía entrar.
        El espejo sobre el lavabo estaba roto. Miles de sus pedazos estaban sobre el suelo manchados de un poco de sangre como si los hubieran pisado descalzos.
    Y él estaba dentro de la tina.
    Solo Merlín sabe porqué no me desmayé.
     Mi respiración se cortó.
Corrí hacia él y caí de rodillas, aterrorizada.
     El agua de la tina estaba roja, y el estaba blanco, palidecido.
     —No, no, no por favor, no —dije largandome a llorar—. Malfoy, no.
     Lo tomé de los hombros y me acerqué a su rostro, buscando alguna señal de vida. Sus párpados estaban cerrados y grisáceos. Bajé mi rostro a su pecho y puse mi oreja en su pecho.
     —Vive, por favor, vive —dije intentando controlar mi llanto.

     Entonces lo sentí, un latido.
     Aún estaba vivo. Solté una bocanada de aire. Él vivía, aún seguía con vida.
     Ví su muñeca derecha al borde de la tina, estaba cubierta de sangre. Tomé su camisa tirada a un costado y la até a ella para detener la sangre.
     —Por favor espera, por favor resiste Malfoy —susurraba repetidamente.
      Puse mis manos debajo de sus hombros para intentar levantarlo, me meti en la bañera, tiraba con toda la fuerza que podía, hasta que logré arrastrarlo fuera de la tina hasta la chimenea.
      —Resiste Draco, por favor resiste —susurraba. Lo acosté dentro de la chimenea como pude y tomé polvos Flu— ¡Enfermería!

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Tu ojos no mienten/ Dramione EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora