6. Cuídame

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   Desperté por la puerta abriéndose. Era Maisie con una bandeja de madera y el desayuno de Malfoy. Él aún dormía. Toqué despacio el hombro de Malfoy.

—Oye, Malfoy, despierta. Llegó el desayuno. —él abrió los ojos y no dijo nada.

—¿Cómo te encuentras Malfoy? —preguntó Maisie delicadamente.

    Creo que nunca vi a Malfoy mirar a alguien con tanto odio. Miento, las miradas de odio extremo tenian dedicatoria especial para mi.

—Quiero irme de aquí. Exijo que me sueltes. —espetó con veneno.

—Aún no puedo darte de alta Draco —respondió con calma—. Primero debe venir alguien del Ministerio a hablar de la ayuda que tienes que recibir. Todo estará bien. —finalizó con una genuina sonrisa de compasión.

—¡¿Y para qué mierda quiero a alguien del Ministerio aquí?! —espetó sobresaltándonos a ambas.

   Maisie me dio una mirada rápida.

—Será mejor que te deje descansar, puedes llamarme si necesitas algo más. —se despidió cortesmente con un movimiento de cabeza para luego retirarse.

   Lo miré con desaprobación.

—No tenías porqué ser descortés, Malfoy —dije con tono compasivo—. Ella te salvó y...

—No le pedí que me salvara —la miró con ira—, y a ti, te pedí que te fueras.

    Bufé, ingnorandolo y luego acerqué la mesa móvil a él y serví el té de hiervascaliente en la taza.

—Debes tomar el té, tienes que desayunar.

    Entonces tocaron la puerta. Era un hombre alto y vestido con una insignia de auror, junto a la profesora McGonagall. Inmediatamente ví a Draco tensarse.

—Buenos días, señor Malfoy, señorita Granger —me saludó con un asentimiento—. Puede retirarse, nosotros nos encargaremos de todo.

—Lo siento, profesora —respondí inmediatamente—. No me iré, prefiero quedarme y asegurarme de que Malfoy esté bien.

    Pude ver que ella y el auror intercambiaron una mirada cómplice, mientras Malfoy bufaba.

—Que modales los míos —exclamó el hombre—. Mi nombre es Joe Philaips, subsecretario del Departamento de Salud del Ministerio. Hoy en la mañana, se nos ha notificado del lamentable suceso padecido por el señor Malfoy y...

—Intento de suicidio —me miró de reojo con resentimiento—, las cosas como son—estaba impresionada con la frialdad que manejaba—. Conozco la "responsabilidad" que el Ministerio tiene sobre mi y no la acepto. Cumplí dieciocho el dia de ayer —esperen ¿Qué?—. Y sé que al rechazar cualquier tipo de tratamiento psicológico le ahorro al Ministerio mucho dinero y tiempo, me lo agradeceran. Que tenga buen día. —finalizó, yo estaba helada.

    Yo estaba impactada, y girando a ver a McGonagall y Philips, pude ver que no era el caso de ellos. Pude leer el desagrado en sus rostros.

—Muy bien señor Malfoy. Sepa que si necesita algo, el Ministerio tiene la obligación de ofrecerle ayuda, pero dada su negativa —sacó unos papeles de su maletín y le tendió una pluma—, necesito que quede registro de la misma.

   El señor Philips acercó los papeles quebse titulaban como "Desestimación de responsabilidad civil", mientras ofrecía la pluma a Draco. Sentí que un frio me recorría la espalda al ver la mano con la muñeca vendada tomar la pluma.

—Un momento —interrumpí antes de que él firmara—. No puedes firmar documentos sin leerlos.

—Creo que el señor Malfoy comprende el contenido de los documentos, señorita Granger. —respondió McGonagall. Yo la miré confundida por la indiferencia con la que actuaba.

Tu ojos no mienten/ Dramione EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora