Prólogo

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La humanidad siempre peleaba entre sí por alimento, tierras, dinero, cualquier cosa que les diera más poder y eso lamentablemente no había cambiado en décadas. En la actualidad el mundo estaba inundado en guerra, pero no en contra de la esclavitud o de los judíos sino en contra de una nueva clase de humanos o al menos así nos llamaban los gobernantes porque nosotros éramos igual de prehistóricos que ellos, éramos relatados por las culturas como dioses o demonios; en libros de fantasía y de terror como hadas, extraterrestres o animales fantásticos y en todos esos años nunca los habíamos herido, algunos vivían en la ciudad otros en nuestros pueblos que estaban alejados y cualquier viajante era recibido con alegría, ellos podrían  comentar e incluso afirmar que nuestros sembradíos siempre parecían verdes y frescos, nuestras herramientas eran las mejores forjadas en la tierra y cientos de cosas más, pero que sólo éramos pueblerinos alegres y trabajadores.
Eso había terminado puesto que un hombre llamado Frank Rumeu, un empresario con el poder de convertir y manipular diversos materiales entre ellos el oro, se había vuelto millonario de la noche a la mañana lo que llamo la atención de miles de personas, su empresa se volvió famosa al igual que él y su futuro parecía aún más próspero con aquel poder, pero por un arrebato de fama que tuvo durante una entrevista donde no sólo hablo de su grandioso poder sino que también dio una exagerada demostración de él, convirtiendo sillas, paredes, mesas, todo a su alrededor en oro, fue excluido de la sociedad y llevado a un cuartel del ejército, obligado a decir todo lo que sabía de nosotros y después ser utilizado y estudiado en experimentos como rata de laboratorio. Lo más seguro es que esperaba ser nombrado gobernante o dios, pero lo que consiguió fue iniciar una guerra en donde nosotros no queríamos participar.
Los gobernantes no tardaron en enterarse de que no sólo podíamos manipular materiales sino que cada uno tenía un poder distinto, las persecuciones empezaron, se llevaron primero a los "herreros" y "artesanos" que eran como Frank, manipulaban la materia y la convertían en otra; después "los curanderos" que como su nombre lo dice curaban todo tipo de enfermedades lo que llamo la atención de los humanos, fueron obligados a curar casos de cáncer y otras enfermedades incurables para ellos que era sumamente desgastaste para cualquiera e incluso podrían morir sino conocía su poder en totalidad; los siguientes en ser descubiertos fueron "los verdes" que podían hacer crecer toda planta, arbusto o fruto además de poder sanarlos; luego fueron los pueblos del agua, fuego, tierra, aire y clima, en ese orden. Los que teníamos poderes más extraños estábamos a salvo, pero no por mucho. La histeria se había apoderado de la sociedad y las personas no tardaron en sospechar de todos no solamente de las personas sino también de los animales, pensaban que podíamos transformarnos en animales y no se equivocaban, algunos podían transformarse en una sola especie mientras que otros en toda una gama de especies, la matanza de animales fue la más grande confirmada en la historia, nadie estaba seguro. Quemaban nuestros pueblos y los suyos, huimos a las alcantarillas y los basureros, mas esto fue lo más predecible que pudimos hacer para ellos, nos emboscaban y asesinaban en lo mejor de los casos, en los peores nos llevaban a los cuarteles para experimentar con nosotros.
Mi padre era un herrero y fue de los primeros en morir protegiendo a su pueblo, mi madre y mi hermana eran "verdes", murieron en una emboscada en el alcantarillado cuando tenía doce, yo no era verde o herrero, mi poder consistía en tener muchos poderes, ahora me explico tengo la capacidad de imitar la mayoría de los poderes sólo con verlo pues en mi herencia está que en cuanto alguien usa su poder mi instinto reacciona y puedo ver como se iluminaba su poder desde adentro y fluye hasta salir de su cuerpo.
A lo que llamo herencia es a tres cosas que tenemos al nacer. La primera es nuestro instinto, como sabes todos tenemos instinto, pero en cada uno es distinto como cuando ante un susto una persona huye, otra se queda helada y otra más ataca, pues es lo mismo, ante una situación nuestro instinto nos dice cómo debe reaccionar nuestro cuerpo y poder en conjunto. Por ejemplo, "los camaleones" tienen la misma capacidad que un camaleón de cambiar de color y dar una ilusión de desaparecer, esto los haría de los mejores guerreros sino fuera por su instinto de salir huyendo en situaciones riesgosas o como "los curanderos" que por instinto no podían lastimar el cuerpo de cualquier ser vivo. La segunda era el poder mismo y la tercera era el conocimiento o como un anciano le llamaba: la sabiduría, esta nos ayuda a realizar con mejores resultados nuestro poder, usualmente los verdes, los curanderos y otros con habilidades complicadas eran los que tenían más conocimientos pues los curanderos nacían sabiendo los nombres de todos los huesos, los verdes sabían los nombres de todo lo que naciera de la tierra y los controladores del clima conocían cada tipo de nube y corriente de aire.
Cuando las persecuciones iniciaron nos dividimos en dos los que querían pelear y los que no querían o podían, mi padre quería pelear así que lo seguimos; mi madre y hermana ayudaban dándoles de comer mientras yo aprendía los distintos poderes que cada uno tenía  en el campamento allí conocí hombres y mujeres como yo que me ayudaron a entender mi poder, me hablaron sobre las limitaciones que podía tener por la falta de conocimientos y también de la falta de apodos que teníamos, el más escuchado era "mil caras".

Luego de varios meses mi hermana decidió entrenarse también, era muy buena. En todo enfrentamiento ella iba al frente junto con un chico "minero" (controladores de la tierra, se les apodó así por su labor en los refugios) ella hacia crecer hiedra venenosa a los pies de los soldados y crecía hasta sus cinturas, hecho esto "el minero" creaba un hoyo bajo ellos que los tragaba en segundos y los llevaba hasta un lugar seguro. En poco tiempo supe que estaban enamorados y que no tardarían mucho en darse cuenta de que podían perderse en cualquier momento y se marcharían a algún lugar seguro para formar una familia. También quería ser soldado, tenía todo para serlo, pero no creían que fuera buena idea mandar a niños a la guerra así que seguí en el campamento aprendiendo más poderes y ayudando en lo que se necesitará. Lo gracioso era que mientras nosotros nos pensábamos dos veces en mandar a niños porque nos parecía inhumano, los humanos no lo dudaron. La primera vez que sucedió me di cuenta por sus rostros, no regresaron con la cabeza en alto sino que se miraban asqueados de ellos mismos, de lo que habían hecho. Habían matado a niños y jóvenes de entré once y dieciséis años, mi hermana tenía diecisiete. Después de aquel crudo enfrentamiento se hicieron estrategias para no hacerlo de nuevo, mi hermana y su novio ya no eran los únicos al frente se había agregado un velocista y un controlador, el velocista observaba a los soldados en un segundo y cuando regresaba a su puesto les informaba si eran niños o adultos; si eran niños el controlador se acercaba usando su telequinesia les quitaba las armas y después los dormía a todos. Pero al final eso no sirvió de nada, porque atacaron el campamento.

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