15. Traición.

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El invierno llegó a su etapa más fría, los días comenzaron a pasar con su respectiva monotonía, las clases diurnas eran seguidas de un extenso entrenamiento cuerpo a cuerpo con Celeste y Daniel, compensando así el no estar unida a ningún club. Lisa me permitió usar el gimnasio para mis respectivos entrenamientos fuera de horario de clases, el club de vóley tuvo que moverse a otro sector por mi culpa. Entre clases, entrenamientos, tarea y conferencias había pasado la semana, mi rostro estaba en todas partes y era algo por lo cual ya me había acostumbrado, reuniones con personas importantes hacían eco en las noticias, como mi reciente reunión con el primer ministro de economía donde el clan Némésie se haría cargo de las deudas del país e invertiría dinero al actual gobierno para poner el marcha la construcción del sector escogido para la isla artificial donde los vampiros residiríamos, he estado ocupada organizando discursos sobre este nuevo lugar que mi padre ha querido construir y otorgármelo como regalo.

La isla artificial de los vampiros no solo serviría de hogar para los vampiros, sino que, serviría como un lugar de contención para aquellos vampiros que puedan adaptarse al mundo humano, mantendría bajo mi control a mi reino y sería un lugar de descanso luego de la guerra contra Odette y los impuros que decidieron alzarse en nuestra contra.

La idea de la isla artificial había sido una idea que yo misma había tenido hace algunos años según Xavier, cansada de lidiar con los temas políticos y sociales que el clan Némésie tenía con respecto al reciente incremento de vampiros en la población, si el crecimiento de los impuros seguía este ritmo llevaría a su extinción la raza humana.

A decir verdad, mi yo actual desconoce de política, pero tengo un grupo de vampiros trabajando para mí, encargados de hacer todo lo posible para ayudarme, incluso si debemos actuar de forma sucia para convencer al congreso de aprobar la ley de construcción del territorio vampírico.

Dejando lado lo político, en cuanto comenzaban los recesos durante las clases, solía quedarme sentada en el salón junto a Celeste quien me acompañaba luciendo el uniforme escolar, aunque no lo necesitaba puesto a que ella era mayor de edad, muchos estudiantes solían reunirse a las afueras de mi salón de clases susurrando sobre mí y las ultimas noticias que recorrían el mundo respecto a los vampiros. Entre asustados y encantados tenía que lidiar todos los días con los jóvenes estudiantes del internado, era algo agotador mantenerme fuerte y seria frente a ellos, debía mantener la imagen fuerte de Amalia Némésie incluso fuera de cámaras.

A decir verdad, no tenía mucha relación con mis compañeros de clases, Charlotte seguía intentando fastidiarme, pero había llegado un punto donde la ignoraba. Dos grupos se formaron en la escuela, los humanos que se habían vuelto mis fanáticos y humanos que temían el poder que tengo bajo mis pies y la influencia socio económica que estoy ganando en el nuevo mundo.

Daniel, luego de haberme explicado el cómo utilizar las armas y hacerme disparar a un par de latas se dejó al fin de tirarle piropos a Celeste, la cual no reaccionaba en lo absoluto a ninguno de estos, para acostumbrarse a la luz solar, el vampiro utilizaba el protector solar, era curioso como los vampiros se habían metido incluso en empresas de bioquímica poderosas para crear artículos especiales para ellos, sin embargo el protector no era del todo perfecto y tenía sus fallas, cada tanto debía de volver a colocárselo, el clan encargado de fabricar este protector había sido uno hasta el día de hoy siguen estando ubicado en Rumania, si mal no recuerdo se apellidaba Diaconescu; era el segundo clan más poderoso seguido del clan Némésie y eran unos Tepes.

Celeste golpeaba con rabia el saco de boxeo logrando que este terminara balanceándose de un lado para el otro, sus ojos reflejaban molestia y angustia, coloque el seguro de las doble Némésie y las guarde en su respectivo estuche mientras observaba a mi amiga entrenar, el sudor caía por su frente lentamente, lo secó con el dorso de su mano, no logro averiguar el por que Celeste se encuentra tan enfadada y angustiada. En cuanto llegó al gimnasio lo primero que hizo fue ponerse a dispararle a unas botellas de lata de practica para posteriormente, enfocarse al cien el saco de boxeo.

El designio de AmaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora