El designio de Amalia

16. Angelique.

Lo primero que hice al entrar al gimnasio fue caminar hasta el saco de boxeo, Emma sigue sentada en el suelo y a su lado está Daniel quien se coloca protector solar para vampiros, Emma suelta una leve risita y Daniel le guiña un ojo, los ojos de mi amiga sorprendida me siguen en el recorrido que hice hasta llegar al saco donde, con toda la rabia acumulada, le estampo un golpe con el puño cerrado, seguido de una fuerte patada. Gabriel es un maldito traidor, ¿Cómo pudo traicionarnos de esta manera? ¡Trabaja para Odette! ¡Todo este maldito tiempo trabajó para Odette! Necesito recuadrar las pruebas ahora mismo, necesito encontrar algo que lo evidencie ante los demás. La rabia me ciega, vuelvo a patear el saco de boxeo provocando que este se meciera de forma violenta y terminara por devolverme el golpe en el pecho.

Celeste silbó y arqueó una ceja al ver mi torpe actuar. Secó el sudor de su rostro con una toalla que Xavier le pasó, la mirada de ambos se cruzaron y Celeste negó con la cabeza, están hablando por telepatía. Xavier y Celeste están teniendo una conversación telepática, una maldita conversación privada que yo no podré oír, mi mandíbula se tensa y le proporciono una nueva patada al saco de boxeo, cayendo al suelo en el proceso por la brusquedad de mis acciones. Xavier suspiró pesadamente en lo que comenzaba a caminar en mi dirección.

La cazadora observó la puerta del gimnasio por donde segundos antes había aparecido percatándose de Gabriel quien espiaba mi accionar, frunció el entrecejo y observó a Xavier nuevamente, hablando claro está telepáticamente, ¡Es lo único que saben hacer estos dos! Celeste bebió una botella de agua y tomó el bolso con sus cosas para dirigirse a las duchas del gimnasio.

Los ojos azules de Xavier se mostraron distantes.

— ¿Sucede algo Amalia? —preguntó el pelirrojo agachándose a mi lado—Esto no se te da, el cuerpo a cuerpo no es lo tuyo, tampoco disparar armas. Deja de hacer el ridículo y practica con Atenea.

Me siento herida por sus palabras y tengo miedo de perder por completo el interés de Xavier.

— ¿Qué te sucede a ti? —pregunto indignada, levantándome del suelo— Estás tan ocupado pasando las noches con Celeste que te has olvidado de mí.

No puedo contarte sobre Gabriel, no puedo decirle lo sucedido, tendré que buscar una excusa para evadir esa conversación, aun no es el momento de que el lo sepa, no sin pruebas a mi favor que demuestren lo que oí, pero, ¿Cómo conseguiré esas pruebas?

— No, nunca me olvidaría de ti, simplemente Celeste y yo tenemos asuntos pendientes que solucionar.

Claro, ahora se llaman asuntos pendientes las reuniones nocturnas que ambos han estado haciendo. Indignada lo observo levantarse y sacudir su melena carmesí.

— ¿Y cuáles son esos asuntos pendientes que exigen reunirse todas las noches en la biblioteca abandonada? —pregunté incrédula.

Xavier suspira, sus ojos azules me suplican perdón por no poder darme los motivos de sus encuentros nocturnos, su despampanante mirada me seduce, está jugando sucio, el océano de su mirada es mi debilidad, lo sabe, lo utiliza a su favor. Frunzo el ceño exigiendo una respuesta, intento ser fuerte y no caer en el juego de seducción de sus ojos, necesito saber que ocurre entre ellos dos, necesito saber que hacen en la biblioteca por las noches, ¿Por qué se ocultan de todos? ¿Por qué parecen tan unidos últimamente?

— Después de la muerte de la primera pura ella ha estado usando a niños del clan Némésie para volver a la vida. Muchos de esos niños no la soportaron y murieron apenas nacieron, la madre de Sofía, Magdalena ha perdido dos hijos por culpa de esto, quebrada mentalmente ha decidido quitarse la vida dejando a Sofía a manos de Colette, tu abuela, quien también perdió una hija por el mismo motivo. —hizo una pausa analizando la situación y las palabras que usaría para continuar. — La corte vampírica pensó que el ciclo había parado de golpe tras la muerte de Dolores, la hija de Magdalena, pero no estaban en lo correcto.