"Octava Pieza"

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Su respiración estaba algo agitada y su corazón latía con fuerza. No se había percatado de que aún apretaba sus puños. Intentó suavizarlos, mas automáticamente volvía a hacerlo.

Estaba furiosa, tanto con Ash como con la situación en sí. Todo estaba tan extraño, jamás había discutido con él, nunca lo había visto molesto de esa manera y mucho menos con ella. No sabía determinar con exactitud cuando pudo haber comenzado todo. Si bien, para ella, desde que Ash la rechazó venía cargando con ese dolor mas trataba de no aparentarlo, se esforzaba para que ningún cambio visible se muestre en ella; procuró ser cariñosa, amable, compañera cómo siempre, pero aún así las cosas cambiaron.

Trató de echarse la culpa, rebuscó en sus acciones algo que pudiera haber ocasionado el malestar del azabache. Pero por más que intentara no veía ninguna falencia en ella, solo quiso ayudarlo y él le gritó.

¿Estaba molesto porque no le había dicho que iría al baile con Tom? ¿Que tenía el que ver en eso? Si él mismo le había dicho que esas cosas no le interesaban. Además, ni que tuviera que decirle todo lo que iba a hacer, era su amigo tampoco era su nov... no importaba ya todo eso.

Ash actuaba raro, desconocía totalmente esa faceta del entrenador. Eso en parte le angustiaba, quería ayudarlo, eso no iba a negarlo. Quería saber que le pasaba, esforzarse para tranquilizar su corazón y que vuelva a ser el Ash sonriente que tanto quería y admiraba.

Pero no, el chico no la había dejado, y estaba muy molesta como para ir por él ahora. Definitivamente no lo haría, no fue su culpa, él tenía que disculparse con ella. ¿Por qué siempre tenía que ser su culpa? Sus intenciones siempre fueron buenas. Si quería estar solo pues bien, a ella ya no le importaría...

Llegó al lugar donde estaban sentados anteriormente, se dirigió a su silla al mismo pasó firme con el que vino. Se sentó bruscamente en ella, cruzó sus brazos y con los ojos cerrados de la molestia continuó comiendo su pastel.

Su amigos la miraban vacilantes, los hermanos rubios sabían que ella no era de actuar así, algo grave debió de haber ocurrido para que se encuentre en ese estado.

—Serena, ¿estás bien? —preguntó algo dudosa la más pequeña.

—Estoy perfectamente —su voz sonaba seca y con aire de molestia. La rubia miró de reojo a su hermano y este le devolvió la misma mirada, llegando a una igual conclusión: algo había pasado.

—Y, ¿Ash está bie...?

—¡No me interesa! —elevó la voz exasperada, sorprendiendo aún más a sus amigos. Todos colocaron una mirada preocupada, inclusive Tom, no pudo evitar sentirse mal por la situación. La chica suavizó un poco su semblante y suspiró, estaba siendo injusta con sus amigos—. Lo lamento, no debí gritar —se disculpó con una mirada melancólica.

Clemont, luego de intentar analizar la situación, la miró con compasión. Quería saber que era lo que había pasado, pero su misión ahora era intentar llevar la calma al grupo, Serena en ese estado no les contaría nada y no pretendía hacerla sentir más incómoda. Le dedicó una sonrisa solidaría, primero a su hermana quien la captó enseguida, y luego a la pelimiel.

—No te preocupes —la tranquilizó, ella, por la pena, trató de no mirarlos—No falta mucho para que comience el baile, ¿qué dice si vamos en camino?

—¡Así es! Entre más pronto lleguemos más disfrutaremos —Bonnie le dedicó una enorme sonrisa de confianza.

Serena elevó un poco la vista y observó el sonriente rostro de sus dos rubios amigos. Sintió como una pequeña calidez aplacaba un poco su desazonado corazón y, curvando sutilmente sus labios en una pequeña sonrisa, agradeció en su interior tener tan buenos amigos.

"Lo que siento por ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora