"Décima Pieza"

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Definitivamente usar traje no era lo suyo, ¡¿quién puede correr con esta ropa?! Y los zapatos -aunque bastante bonitos debía admitir- ¡le apretaban los pies! Se sentía ahogado con el amarre del moño y se le hacía raro no tener su amada gorra sobre su cabeza como debía ser.

Todo fuera por Serena.

Luego de haber adquirido el smoking salió disparado de nuevo hacía la plaza del pueblo. Llegó hasta el placar humano y con una expresión desafiante por fuera, pero muerto de miedo por dentro, vio como el mastodonte volvía a revisarlo de pies a cabeza y con un suspiro desganado lo dejó pasar.

Emocionado, Ash corrió nuevamente hacia el interior de lugar. Su corazón latía muy fuerte, quizás era de tanto correr, pero aún así no desistiría hasta encontrarla y aclarar todo.

Quería hacerlo, en verdad anhelaba encontrar a la pelimiel. Tal vez no había aclarado del todo sus sentimientos, pero intentaría serle lo más sincero posible y buscaría las mil y una formas en que ella pudiera perdonarlo.

Se escabullía entre la gente de manera ansiosa y algo torpe. Tuvo que pedir disculpas varias veces, pero realmente no ponía atención hacía donde iba o a quien se llevaba por delante en su camino. Sus ojos se movían fogosos en todas direcciones, con un solo objetivo marcado: encontrar a Serena.

Cuando pasaba cerca del buffet chocó de frente a una persona de baja estatura, se aturdió por el impacto y dio unos precipitados pasos hacia atrás para evitar caerse mientras, en un acto de reflejo, cerraba los ojos.

¡Genial! Como si no hubiera sido molesto ya lograr ingresar a esa fiesta, ahora para colmo no podía ni caminar, prácticamente, de lo concurrido que estaba. A este paso encontrar a Serena sería imposible.

—¿Ash?... ¡Ash!

Se sobó un poco la cabeza y abrió los ojos con lentitud para reconocer la figura con la que había chocado, e inmediatamente sintió como una ola de suerte le caía encima.

—¡Bonnie! ¡Clemont! —sus amigos se acercaron a él con una mirada de sorpresa y alegría.

—¿Q-qué haces aquí Ash? —las palabras se atoraban en la boca del invento.

—Dijiste que no vendrías —Bonnie aún lo miraba como si fuera a desaparecer. Mas, inmediatamente, arqueo una ceja y apoyó ambas manos en su cintura —. Es más, nos dejaste muy en claro que no te interesaba —su mirada era dura, pero escondía en ella una pizca de extrañeza y curiosidad, ¿por qué el repentino cambio de opinión en Ash?

—Bu-bueno, ya saben...me sentía muy solo y am...— pasó su mano nerviosamente tras su cabeza mientras desviaba la mirada. Se le hacía penoso explicarles sus verdaderas intenciones.

—¿No estabas entrenando? — el rubio inclinó su cabeza confundido al no encontrarle una lógica a la respuesta. Bonnie aseveró la mirada a la paciente espera de lo que el chico dijera.

Se sentía tan nervioso como testigo falso en ese interrogatorio impuesto por sus amigos. No es que quisiera ocultarles cosas, él era muy sincero con todos, pero no quería decírselos, ¿se entendía, no?

Balbuceo algunas palabras inentendibles mientras pasaba su mano de su cuello a su cabello, desarreglándolo más de lo que estaba. Quería irse de ahí, tenía que buscar a Serena. Si ellos dos estaban solos allí significaba que Tom se encontraba con ella, y eso no era nada agradable.

—Si es que yo solo...—suspiró resignado. De nada servía seguir engañando y engañándose— Estoy buscando a Serena, ¿saben dónde está?

La mueca de sorpresa en el rostro de los hermanos fue simultánea y muy expresiva. Tanto sus ojos como sus bocas se abrieron y elevaron sus cejas hasta casi la mitad de sus frentes. Ninguno de los dos reaccionó y eso fastidió al azabache, ¿tan increíble era de parte suya esa respuesta?

"Lo que siento por ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora