Todos se habían ido, solo quedamos Saeyoung y yo, los miembros de la RFA se habían ido con una sonrisa de oreja a oreja la cual yo misma conservaba tras las declaraciones que había hecho el pelirrojo hacia mí.
Al despedirme de todos suspiré y, nada más cerrar la puerta, pude ver al que era el amor de mi vida comiéndome con los ojos, con un brillo precioso en ellos. Estaba realmente feliz después de la tormenta.
—Se ha acabado —dije, compartiendo su felicidad, acercándome para rodearlo con mis brazos. Sin embargo, no fui respondida y al alzar la mirada, el chico de gafas amarillas me miraba con complicidad—. ¿Qué pasa?
—Eres preciosa —respondió sin más—. Yo solo quería decirte algo sin ellos delante, declarar mi amor hacia ti de manera más personal porque, ya lo sabes, tu has sido la única persona que ha sabido estar ahí aunque me viniera abajo. Quería que esto fuese especial para mi persona favorita en este horrible mundo. Solo quiero que sepas que quiero hacer de nuestra vida una historia. Así que... —Por fin sacó sus brazos de la espalda, brindándome una pequeña cajita blanca—, cásate conmigo, Venus Han.
En ese momento pude sentir como a Saeyoung se le rompía la voz, incapaz de contener lágrimas de felicidad o de decir ninguna sola palabra al igual que yo, simplemente le mostré mis dientes en una sonrisa tan verdadera como inimaginable mi amor hacia una persona, antes de fundirnos ambos en un beso tan tierno como emotivo.
Tras separarnos no hicimos más, juntamos nuestras frentes y el silencio habló por nosotros.
Éramos felices.
Sin embargo la realidad actual era un tanto más confusa que eso.
Si bien era cierto que había recordado un par de cosas era gracias al psicólogo y las visitas preparadas por Seven a mi familia; era agradable volver a ver a mi madre y a mi padre.
Saeyoung y yo pasábamos mas tiempo juntos que antes, él intentaba trabajar por la noche o en mi hora y media de psicólogo los lunes, jueves y viernes, para después charlar o simplemente pasar el rato conmigo cosa que yo agradecía de una manera inmensa.
Y un ejemplo claro era el día de hoy cuando volví del psicólogo andando. Me gustaba ir y venir yo sola a pie porque sentía que las calles me enriquecían al ir observando el ambiente, así que eso hacía hasta llegar a mi casa y buscar en el diccionario árabe-coreano como abrir la dichosa puerta de entrada.
Me encontré nada mas entrar a Saeyoung tumbado en el sillón rojo, con su cabello rojo fuego alborotado sobre un cojín improvisado y sus ojos amarillentos tras las gafas perplejos en una consola de dos pantallas la cual agarraba con una mano y otra que se paseaba entre cogerla y una bolsa Honey Buddha Chips.
Di un par de pasos, aproximándome a él hasta quedar a su lado siendo capaz de ver la videoconsola y alcanzar un par de patatas.
—¿Qué haces? —pregunté.
—Pintarme las uñas —respondió antes de reírse por mi mirada asesina—. Estoy jugando, princesa, es obvio.
—Idiota —dije revolviéndole el pelo, sentándome en el poco espacio que dejaba a la orilla del sillón.
—Has salido hoy mas temprano, ¿no?
—No, llego en cinco minutos.
—Touché —dijo, incorporándose a mi lado—. Y qué tal te ha ido hoy con... ¿cómo se llama?
—Señor Kook, y bueno, me ha ayudado a recordar un par de cosas pero de verdad, es tan raro recuperar recuerdos. Es como si de un momento a otro aparecieran de la nada como si fuera un sueño de la noche anterior en el que no te has parado a pensar y eso me hace creer que realmente está todo en mi cabeza y simplemente no soy capaz y... —Solté un bufido, agotada, dejando caer mi rostro sobre mis manos, siendo envuelta en miles de mechones castaños.
—Hey, no te preocupes tanto, Vee —respondió Seven, pasando un brazo sobre mis hombros e inclinándose para mirarme—. No pasa nada.
—Sí pasa porque os tengo en vilo, a los chicos, a mi familia, a ti...
—Vee, no puedes hacer eso, no, no puedes solo angustiarte por mi. Quiero decir, es muy romántico, suena muy romántico pero por favor, aunque sea por mi, si te agobias va a ser peor y lo vas a pasar mal —dijo, colocando un mechón de cabello tras mi oreja para mirarme mejor con una mueca.
—Yo solamente quiero volver a ser la que era Seven, por ti —murmuré.
—No tengo ninguna prisa, mis sentimientos por ti no va a cambiar por esto así que... —Pegó un brinco del asiento, haciéndome sobresaltar—, ¿qué quieres para cenar? Yo no estoy en el menú... a no seeer...
—¡No! —chillé.
Mientras Saeyoung hacía la cena me dediqué a navegar un poco en páginas web desde su o tal vez nuestra computadora y a hablar por los chats privados de la aplicación de mensajería instantánea, en ese momento con Jaehee que se encontraba trabajando.
Entonces, en un momento dado una alarma comenzó a sonar desde un lugar de la habitación. Era un sonido casi inaudible pero al solo escucharse el rumor de las teclas del teclado pude captarlo e instantáneamente comenzar a buscarlo con curiosidad.
Rebusqué en los cajones de la cómoda hasta encontrar bajo toda la ropa una cajita negra de donde llegaba el sonido. Al abrirla pude ver un reloj blanco con dos orejas de gato sobresaliendo en la carcasa y entre las manecillas negras que marcaban las nueve de la noche una carita y, como dato curioso, el único número que se podía ver era un siete en negro.
Antes de que me diera cuenta noté una presencia detrás de mi cuando el cacharro dejó de emitir la alarma.
—Suena a las nueve de la noche todos los días —dijo manteniéndose a mis espaldas—, quería que...
—Pensara en ti durante un minuto —continuamos al unísono, me giré, con el reloj en las manos para mirarlo y continuar hablando yo sola—; me sigue pareciendo muy poco.
—¡Un minuto mínimo! —exclamó—, Veinticuatro horas como máximo. ¿Cómo es que te acuerdas?
—Sería un desperdicio no acordarme, ¿no crees?
—Tienes razón, maldita sea, siempre la tienes —dijo antes de precipitar sus labios sobre mi mejilla durante unos segundos, yendo rápidamente de vuelta a la cocina—. ¡A cenar!
Ese beso tan tierno como inesperado me había dejado allí parada como una tonta y una sonrisa.
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Take me to the space [707xMC]
FanfictionVee despierta una noche confusa en un centro médico, sin saber siquiera cómo ha llegado allí o, lo que es peor, quién es. A las tres de la mañana, consumida por el insomnio, ve como la pantalla de lo que parece ser su dispositivo móvil se ilumina ha...