17:52 - walking

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Aquella tarde estaba sola en casa, Saeyoung con mucho pesar tuvo que salir a petición de Jumin a saber por qué y Saeran se encontraba en paradero desconocido, así que tuve un momento para mí misma.

Durante mucho rato estuve con mi móvil en la mano, esperando un solo mensaje de aquella aplicación pero nada aparecía, me rendí imaginándome dónde estarían casa uno según sus mensajes anteriores; tal vez el chico rubio se encontraba jugando o en la universidad (por cierto, ¡estudiaba en una de las mejores universidades de Corea según Saeyoung!), y Jaehee seguramente se encontraba trabajando junto a Jumin y Saeyoung en este caso. Sin embargo, no tenía ni idea de qué se suponía que podría estar haciendo Zen, tal vez ensayando o grabando.

En los momentos en los que no podía hablar con ellos me gustaba imaginar qué podían estar haciendo en esos momentos con la información salteada que me proporcionaba Saeyoung sobre ellos. Sentía que cada vez estaba más cerca de ellos.

Sin embargo, en ese momento ya había superado esto y me encontraba leyendo un libro que encontré investigando una estantería en el comedor. Ya que Saeyoung vivía por y para su computadora barajé dos posibilidades; los libros de la casa eran míos o de Saeran o bien eran pura decoración.

Al abrir uno de los libros y comprobar que leía con perfecta fluidez y sin pereza pude intuir que tal vez fueran míos -puede que no todos- pero sentí alegría si esto era real, pues me estaba acercando con esto a mi antigua identidad.

Así que allí me encontraba, acurrucada con las piernas encima del sillón rojizo -cuyo tacto por su textura no era de mi agrado- disfrutando de la lectura además de la comida pues me permití el lujo de robarle al pelirrojo una bolsa de Honey Buddha Chips y una lata de Ph D. Pepper mas que nada por pura curiosidad de verlo siempre con estos bocados en las manos y la verdad es que no me disgustaban ni una sola pizca. Sentí curioso el sabor de ambas cosas al descubrir que me era brutalmente familiar a pesar de no tener ni idea de qué eran, claro que esto obviamente era que lo había probado antes del accidente.

Pero en un momento de silencio absoluto y gozo entre las palabras escuché una voz robótica seguida de una masculina desconocida desde fuera que interrumpió mi estado de confort.

—Resuelve dieciséis entre dos.

—Maldita sea —refunfuñó la otra voz entre otras cosas que no pude escuchar por la densidad de los muros.

De un golpe me levanté del sillón, caminando descalza hasta el panel donde figuraba la vista de las tres cámaras de seguridad del exterior logrando ver a través a un chico alto de tez tan pálida como su cabello largo y blanco recogido, y de atuendo formal con chaqueta y pantalones.

Sin pensarlo dos veces, al reconocer esa cara de ojos rojizos, abrí la puerta encontrándome con el chico ya buscando entre sus contactos el de Saeyoung para preguntarle la contraseña. Levantó la mirada de la pantalla de su dispositivo para mirarme atónito desde arriba, pues era muchísimo más alto que yo, y los labios entreabiertos. 

—Me ha pillado un poco de sorpresa que abrieras tú la puerta, Vee —Sonrió—. ¡Quién lo diría! Estás tan guapa como siempre, patito.

—Patiqué —pregunté rápidamente, alzando las cejas.

Zen me miró, pestañeó y tan pronto como lo hizo comenzaron a salirle carcajadas de su boca hasta doblarse de la risa mientras yo permanecía ahí parada sin entender el porqué de ese apelativo ni de su risa.

Al ver mi rostro de interrogación entre risotadas buscó algo en su celular lo cual me enseñó, entendiendo ahora la gracia. Era una fotografía mía, obviamente, no tenía nada especial salvo por mi boca donde en lugar de verse mis labios rosados se veían dos patatas fritas de bolsa formando algo parecido a un pico de pato. Miré de reojo al sillón a mis espaldas, donde la bolsa de Honey Buddha Chips descansaba esperando mi regreso, sabiendo que eran esas mismas las que salían en la foto.

—Bueno y —interrumpí sonrojada, moviéndome un poco para taparle la vista al sillón, además que su aliento a tabaco me disgustaba—, ¿esta visita tiene algún motivo a parte de reírte de mí?

—Emm... sí, de hecho, Saeyoung me pidió que te llevara a un sitio porque él no puede así que —Hizo un ademán con la cabeza hacia su vehículo que consiguió que sus mechones plateados se movieran a su son— sube.

No dudé mucho a decir verdad de subirme a su coche cosa que por algún motivo me extrañó, no que no dudara, si no el hecho de que tuviera un auto en lugar de otra cosa. Cuando me senté a la izquierda del asiento del conductor no pude mas con mi curiosidad.

—¿Siempre conduces en coche? —pregunté, aunque al decirlo sonaba mucho más extraño que en mi cabeza.

—Pues no —dijo—. ¿Cómo lo sabes? Saeyoung me insistió en que no viniera a por ti en moto porque si lo hacía básicamente llevaba toda Corea contra mí, la verdad, solo tuve un maldito accidente no es como si me fuera a pasar nada contigo pero es muy sobreprotector. No sé si tienes suerte de estar con él o no, aunque claramente deberías estar conmigo.

Solté una risilla, normalmente un comentario así me habría molestado, pero sentía que era algo habitual así que no puse ninguna pega a esto.

Aproveché el paseo en coche para saber un poco más de él o incluso sobre Saeyoung ya que el único que había conocido de la tan demandada RFA era Jumin y ahora Zen.

—Así que por lo visto tienes mucha confianza con Saeyoung, ¿no?

—Sí, bueno, tengo una relación parecida con Yoosung y con Seven. A pesar de que no entiendo cómo Seven adora a los gatos pero es un buen chico, sin él no sería lo que soy ahora y se lo agradezco muchísimo. Estuvimos además un tiempo viviendo juntos en el que mas que otra cosa cuidé de su salud y tal porque es un poco desastre.

El paseo se prolongó un rato mas hasta que comencé a ver una cantidad impresionante de edificios al ser el centro de la ciudad, no había ido por ahí de día desde que tenía memoria pero sí cuando Saeyoung me llevó de vuelta a casa.

Nos detuvimos frente a un oficio que al leer las letras bordeadas en la fachada anunciando lo que era sentí la cruda realidad agolpándose sobre mis hombros.

"Clínica de Psicología, los mejores profesionales."

Era apenas un letrero, un médico de una rama que iba a hurgar en mis pensamientos pero tenía miedo, no sabía realmente a qué pero sentía que al acudir allí el hecho de que tenía una pérdida mental como la amnesia no era algo que solo pululaba por el ambiente, iba a ser una realidad que aunque pareciera que no, aceptarla tal y como es, era muy duro moralmente para mí aun a sabiendas de que la sufría. 

Tan solo miré a Zen y con una sonrisa un tanto inquieta y nerviosa me acompañó al lugar que sería tal vez ahora un choque emocional pero que reorganizaría mi vida y, obviamente, mis sentimientos.

Mis sentimientos hacia Saeyoung. 

Take me to the space [707xMC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora