Pasé tres días monótonos pensativa, analizando todas mis posibilidades y salidas. Ya era bastante independiente, trabajaba hasta tarde y volvía a casa sola en uno de los tantos vehículos de Seven, al llegar a casa anticipaba tareas para el día siguiente desde mi portátil, leía o veía películas y a dormir.
Esa era mi rutina desde que me dieron de alta.
Realmente no suponía ningún problema, estar ocupada había supuesto que lo que parecía ser una amnesia definitiva se hubiera convertido en una temporal y lo agradecía; sin haber visto nunca a mis compañeros de oficina conocía todas las batallitas que me habían contado previamente entre otras cosas.
Mi vida ya era la de antes.
A pesar de esto continuaba con una sensación extraña respecto a Saeyoung. Lo recordaba como mi pareja, mi prometido, pero a pesar de que percibía cosas por él nuevamente no lo sentía de nuevo como mi novio visto lo visto. Sin embargo, esto no impedía que cada vez que lo viera no sintiera mariposas revoloteando desbocadas en mi estómago.
Si Saeyoung me gustaba tanto sin apenas verlo gracias a sus largas jornadas de trabajo y las mías, no podía imaginarme estando juntos todo el tiempo.
Aquel día cuando salí de mi empleo me disponía a volver a mi casa a descansar hasta el día siguiente, sin embargo, nada mas meter la llave en la clavija mi teléfono móvil recibió una notificación de mensaje.
«Saeyoung: Tengo una sorpresa para ti»
«Saeyoung: Ubicación.»
No me paré ni siquiera para meditarlo, puse la dirección en el GPS, sonreí y comencé a conducir.
Cuando llegué pude ver una gran explanada sobre la ciudad, era un mirador. Con el cielo oscuro por la noche recién llegada se veían miles de ventanas encendidas desde los edificios y las ténues luces de las farolas en las calles o los faroles de los coches. Era precioso.
Entonces lo vi, iba como siempre, nada especial; sin embargo, para mí estaba tan genial tanto él como las vistas que lo mismo me daba si vestía de gala de arriba abajo. Estaba perfecto.
Caminé con mis tacones hacia él. Me sentía en una nube.
—Olvidé que en tu oficina hay calefacción —gruñó para sí mismo, quitándose su sudadera negra—. Ten, vas a enfermarte.
—Saeyoung, entonces te enfermarás tú.
—Si me cuidas tú me da igual.
—Sólo por hoy —Le sonreí, poniéndome su chaqueta sobre mis delgados brazos desnudos.
Si bien era cierto que llevaba un vestido formal para mi ocupación, aquella cazadora le hacía justicia en lo largo, al menos en mi cuerpo sí. Estaba cálida gracias a su calor corporal y fue agradable.
Me puse un tanto nerviosa de tenerlo tan cerca y desvié mi vista hacia Seúl desde arriba, instantáneamente, Seven hizo lo mismo.
—Es muy bonito, ¿verdad? —dije.
—Bueno, considero que tú lo eres más —respondió, y sin mirarlo supe que sonreía—. Gracias... gracias por venir.
—Me llevaste aquí en las navidades del año pasado, a ver los fuegos artificiales.
—Lo recuerdas...
—Recuerdo todo —declaré en susurros, como si no quisiera romper el momento, volviéndome hacia él—. Ahora sí. Todo gracias a ti.
Negó con la cabeza, entristecido.
—Por mi no, Vee, apenas he pasado tiempo contigo. Mucho menos de lo que yo hubiera querido. No sabes lo mal que m...
—Por favor, no... —le interrumpí, poniéndome frente a él precipitándome hacia su mano sorprendiéndole por esto—. No te sientas mal, tu no tienes la culpa de esto. Sin ti no podría haber recuperado la memoria, ha sido todo gracias a ti.
—¿Y por qué no creo que haya ayudado?
Su rostro estaba sombrío, arrepentido sin causa.
Sabía que el hecho de que Saeyoung se viera más centrado en el trabajo que en mí era por sus sentimientos, era duro para él verme. Quererme y no ser respondido por un maldito accidente.
Ya habíamos pasado por esto previamente y no podía permitir que Saeyoung volviera a una época oscura a la que prometió no volver por mi.
Lo analicé, su cabello de color rojo brillante, un poco desaliñado, sus ojos de color oro tras unas características gafas de color amarillo con detalles en negro.
Entonces, sin que apenas fuera decisión mía, me sorprendí a mí misma irguiéndome para alcanzar su altura y chocar mis labios con los suyos, ayudándome de una mano que coloqué con delicadeza en su mandíbula afilada.
—Yo... lo siento no p...
Seven interrumpió mi disculpa besándome de nuevo. Sus labios eran dulces y cálidos. Los oprimió levemente contra los míos y después los deslizó con suavidad a lo largo de mi boca. Me sujetó el labio inferior entre los suyos y tiró de él con suavidad.
Cuando nos separamos no lo hicimos mucho, nuestras frentes se chocaban a pesar de que Saeyoung se había encorvado para llegar a mi altura. A pesar de la oscuridad, pude notar que estaba sonrojado.
—Siento mi entusiasmo —se disculpó.
—Me encanta tu entusiasmo.
Sonrió, volviendo a besarme más brevemente.
Soltó una carcajada ahogada en cuanto volvió a despegar sus labios de los míos, cabizbajo. Lo miré interrogante, aún con sus grandes manos envolviendo mi cintura.
—Maldita sea, te quiero.
—Y yo, Saeyoung —respondí, abrazándole con suavidad, para después susurrarle al oído—: ¿Quieres casarte conmigo?
Incrédulo, me alejó apoyándose en mis hombros. Sus ojos brillaban más que nunca.
—¿Lo dices en serio?
Asentí y en un visto y no visto me vi levantada en el aire por un Saeyoung más feliz que nunca.
Alguien podría decir que esto era forzado, muy anticipado, pero realmente tras todo lo vivido no tenía sentido esperar más tras este bache. Saeyoung había conseguido que me enamorara de él dos veces y era lo único que importaba.
Lo quería, lo quiero y lo querré, y eso ya no iba a cambiar.
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Take me to the space [707xMC]
FanfictionVee despierta una noche confusa en un centro médico, sin saber siquiera cómo ha llegado allí o, lo que es peor, quién es. A las tres de la mañana, consumida por el insomnio, ve como la pantalla de lo que parece ser su dispositivo móvil se ilumina ha...