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Pasaron años, donde su relación iba haciéndose más cercana. Más fuerte. Más...extraña.

En algún punto pudo darle nombre a aquella semilla que florecía cada día, cada momento, minuto, segundo...un amor tan inocente a pesar de su edad. A pesar de todos los años vividos como inmortal, pero era nuevo para él. Todo lo que estaba sintiendo con Kazuki a su lado.

Entendió que se había enamorado de aquel chico de dieciséis años.

— ¿Ren? — la voz de Kazuki llegó a sus oídos y bajó de golpe del árbol donde estaba la mitad del día—. Buenos días. — vio sonreírle, haciendo su pecho pulsante.

— Hola. — devolvió la sonrisa. Algo que se había dado cuenta por sí solo, era que con el pasar de los años, más difícil se le hacía escuchar los pasos del chico. Algo extraño para él.

— ¿Po-podemos dar una vuelta? — preguntó el menor, ocultando parte de su mirada con el flequillo que se había dejado crecer. Pero Yoshimura vio algo de tristeza en esos ojos azules obscuros que tanto le gustaban. Melancolía, miedo y algo de soledad.

— Si, claro. — murmuró, comenzó a caminar detrás del chico, que mantenía la mirada en el suelo.

Llegaron a un lago, donde solían ir antes de que el invierno llegara nuevamente. Pero hacía frío y era imposible meterse sin congelarse. Kazuki se coloco de cuclillas en una de las piedras cerca del agua, tocándola con las yemas de sus dedos, pero sin sumergirlos.

— ¿Qué sucede?

— Me gustas.

Yoshimura sintió su pecho quemar, saltar y emocionarse. Pero antes de decir alguna palabra, Kazuki fijó su mirada en la del contrario.

— Me gustas mucho Ren...muchísimo. — lágrimas, gruesas y tristes lágrimas salieron de los ojos azulados del menor. Yoshimura parpadeó confundido, perplejo y sin saber cómo reaccionar a ella.

— Yo igual. — atinó a decir—. Tú también me gustas...no. Yo te amo Kazuki, te amo.

Kazuki saltó a sus brazos, y juntaron sus frentes mientras se miraban con cariño. Sin decir nada juntaron sus labios de manera lenta, como si quemara.

— Por favor...déjeme quedarme una noche aquí. Solo una noche. Por favor.

Yoshimura frunció las cejas, negando.

— Debes ir a casa, ¿bien? Tus padres se preocuparán.

— ¡No! Ellos no lo van a hacer. Por favor, déjeme quedarme...

— ¿Kazuki? — el mayor comenzaba a asustarse de la reacción del mayor, pero sus pensamientos se fueron cuando sintió una presencia detrás suya, que lo hizo voltearse. Viendo a un hombre con las mismas características físicas del menor.

— Hola, buenas tardes, perdón por la interrupción. Soy el padre de Kazuki, mucho gusto.

Yoshimura asintió sin decir nada y solo vio al otro tomar con algo de brusquedad de Kazuki, llevándoselo.

— Nosotros nos retiramos.

— Bien...— no les apartó la vista, pero cuando aspiró el aroma de ese señor, le dieron ganas de vomitar. Observó a Kazuki mirarle por última vez.

Yoshimura se quedó pensativo, mientras una pregunta se instaló en su cabeza; ¿Por qué no lo había sentido venir?

Era igual que Kazuki, un mal presentimiento llegó a su pecho y frunció el ceño, sentándose mientras veía al vacío.

Y él no sabía que esa sería la última vez que vería al chico antes de la tragedia.

Nuestro Destino | Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora