Malditos todos, merecen morir.

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Últimos capítulos.

"¡Malditos todos, merecen morir!"

Ella es Daisy.

Cuando empecé con el tratamiento de rehabilitación, mi padre comenzó a ganar muy bien en Manhattan y durante todo el año ahorró una buena cantidad para pagar el resto del tratamiento

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Cuando empecé con el tratamiento de rehabilitación, mi padre comenzó a ganar muy bien en Manhattan y durante todo el año ahorró una buena cantidad para pagar el resto del tratamiento.

También consiguió que lo trasladaran a Indianápolis para comenzar desde cero. Y todo lo había hecho por mí, por mi bienestar, por mi situación.

Ahora mismo no me encuentro muy bien conmigo misma, me siento decepcionada e impotente. Me siento incapaz de hacer algo por mí misma para controlar o detener a alguien cuando sé que lo que hace está incorrecto.

Me quito los audífonos cuando alguien toca mi puerta levemente.

-¿Sí?

-Soy yo hija, ¿puedo pasar? -pregunta mi padre del otro lado sonando preocupado.

Oh.

¿Será que ya sabe algo? O peor aún ¿me habrá descubierto? Santo dios.

-Claro papá, pasa.

Mi padre entró y luego cerró la puerta. Enfoco toda mi atención hacia mi padre, y lo primero que visualizo es la angustia bañando sus ojos.

Se sienta al borde de la cama, luciendo muy serio, como si estuviera buscando las palabras adecuadas para hablarme.

-¿Sucede algo, papá? Luces algo preocupado.

Mi padre alzó la mirada angustiado y pude observar sus ojos brillosos a punto de soltar un par de lagrimas.

-Hija, lo qué sucede es algo muy difícil tanto para ti y para mí de contarte, es un asunto muy delicado...

-Ya, me estás asustando, ¿qué pasó? ¿Tienes deudas otra vez? ¿Atropellaste a otro perrito?

Él derramó el par de lagrimas que tanto querían salir.

-Ojalá fuera eso, ojalá fuera algo tan insignificante -llevó su mano tocándose la frente- Pero no es así.

-Padre, dímelo ya -me acerqué a él y tomé su mano brindándole la confianza que necesitaba- Cuéntame, no te lo guardes.

-Es que no lo soportarías, lo sé. Pero más que nada en el mundo, prométeme que serás fuerte y sabrás afrontarlo...

Fruncí el ceño temiéndome lo peor.

El Profesor « j.b » Donde viven las historias. Descúbrelo ahora