Prólogo parte 2

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Cuando vio que pretendía irse tomó toda su fuerza de voluntad y le dirijo lo último que podría decir.
-Esto regresara a ti. Alguien te va a castigar, lo sé.
Claro que él no le dio importancia a sus palabras después de todo sólo era una creatura inferior.
Quería terminar de una vez por todas con todo esto así que a ir por el segundo. Mientras salía de la casa se comenzó a plantear el hecho de no tener el poder de estar en todas partes, así podría acabar con ese asunto más rápido. Ya se había hartado de la misma historia de siempre, así que en cuanto acabará con eso definitivamente ya no buscaría a más humanos. Eran una verdadera escoria. El mayor fracasó de la creación.
Cuando llegó al sitio se encontraba la muerte atado con la cabeza abajo, lucia joven, como siempre, parecía que todo esto no le afectaba en nada. Estaba calmado a pesar de que tenía a todos los demonios alrededor de él deseándole su extinción.
-Ya basta -ordenó, cuando entró a la estancia.
La muerte reconoció la voz de su creador y levantó la cara para mirarlo, sin importar que todo hubiera salido mal, jamás se arrepentiría de sus acciones porque eso le daría la razón a él.
-Eres patético. Ver que mi propia creación decidiera buscar prolongar la vida de...-la ira lo invadió- ¡una perra desgraciada!
Las voces de todos los demonios resonaron por todo el lugar. Era claro que querían un castigo para él.
-Queremos un castigo para este traidor-hablo uno de ellos en un idioma que parecía más a gruñidos y quejidos.
-Que peor castigo que haber aceptado los sentimientos humanos en su ser, para luego probar su lealtad a una humana que sólo lo uso y ni siquiera consiguió que lo amara. Una traición que seguro lo tiene deseando que lo borre de la existencia.
-Señor, él ni siquiera muestra una pisca de vergüenza por su delito. No es suficiente-declaro otro inmundo.
- ¿Quieres pruebas?-le preguntó.
Sin esperar respuesta miro nuevamente a la muerte esperando que su reacción lo satisficiera cuando lo escuchara hablar.
-Voy a enviar a uno para que le hagan pasar un buen rato a la zorra. Estoy seguro que no habrá resistencia porque me encargue de que no mueva ni un solo músculo.
- ¡Miserable! Ni se te ocurra tocarla. Ella es mía. Sucio, asqueroso. -la muerte reacciono como esperaba.
- ¿Lo ven? Este ser ya está pagando lo que me debe. No suprimiré los sentimientos que tiene ahora. Que viva con ellos.
Y lo hacía porque con eso que declaro le dejo claro que ella estaba viva y que sufriría una condena. Lo mantendría con la certidumbre de pensar en que le estaría haciendo día a día sin que pudiera hacer algo al respecto.
-Ahora quiero que lo lleven a cuidar a sus muertos. Y no lo dejen salir.
Inmediatamente lo arrastraron por la habitación hasta dejarlo fuera de su alcancé.
Por fin había acabado. Fin de la historia.

Felony (la tentación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora