Digimon Nueva Génesis

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PARTE 1

                                                                     EL INICIO

Estabamos en un campamento de curso, nuestro último campamento. Charlaba con mis amigos; Kan un amante del basket como yo pero más macizo y moreno, Dan "el negro", característico por su humor (adivina) negro, John "el guatón", es irónico porque es flaco pero antes era tan gordo como un planeta y Marco, un gamer de fuerte temperamento. 

Luego de charlar recorrí el lugar para ver que tan grande era, ya que como era nuestro último viaje como curso, tenía que ser algo para recordar. Esa deliciosa sensación del pasto humedo rozando tus calcetines, el viento juegueteando de lado a lado y esa cantidad de vida que vez en todo lugar.

Era una planicie llena de verde, verdes arbustos, verde pasto, verdes árboles pero entre todo ese verde estaba un punto negro, recogido, que parecía harto de tanta vida, pero en el fondo era un buen muchacho; Luis "el Lucho", es un gran amigo, le gusta ser muy silencioso y callado pero... intenta enojarlo y te caerán las penas del infierno.

Siguiendo mi camino encontré a la Sol, una chica alta y de pelo negro, recuerdo que antes me gustaba asustarla de algún modo pero siempre saludaba al mismo final; una mano roja marcada en mi mejilla. Élla estaba junto a sus best friend Nara, una chica morena e pelo negro y Bita, la muchacha de pelo castaño y ojos pardos, conversando.  Bueno, esto sería un breve resumen de donde estaba; en el campamento de curso.

-¿De curso?

-Sí, del colegio.

-¿Colegio?.

-Vamos ahí para aprender.

-¡Ah! ¡Como un centro de entrenamiento!

-Sí... Eh... No exactamen...

-¿Y qué pasó después?

-¡Ah! Se hizo de noche y nos íbamos a dormir pero...

                                     2. LA LUZ DEL BOSQUE

Estaba recostado en el pasto, mirando las estrellas. Siempre me llamaron la atención, ¿Cómo pueden ser tan bellas y a la vez tan distantes, ¿Cómo pueden estar llenas de vida y a la vez tan estáticas y muertas? Son preciosas. 

Es chistoso porque vez que hablo de esto con alguien, me dice que es una estupidez, que deje de perder el tiempo. Quizás el mundo va tan rápido que nadie tiene tiempo de apreciar las cosas pequeñas. Cuando caminan nadie se fija en ese trozo de pasto que crece en una grieta en la acera o esas gotas de agua que cuelgan de una hoja.

Un grito interfirió con mi pensar nocturno, parecía acercarse más y más.

-¡Alan! ¡Rápido! ¡Ven!- me gritó la Sol, con unos labios agrietados por el miedo y unos ojos tan petrificados que habían perdido su característico verde pardo.

Estaba blanca, no como la gente albina sino como un fantasma, carente de vida.

-¿Qué pasó? ¿Por qué estás tan asustada?

-Estaba con la Nara y la Bita paseando en la montaña. Sí, sé que nos lo prohibieron pero... No sé, queríamos explorar de noche y...- sus palabras se empezarón a desfigurar con el llanto- les dije que sería mala idea.

-¿Pero qué pasó?

-¡Una luz!

-¿Luz?

-Una luz apareció en el cielo, tan potente como las luces de un camión. Cuando las luces se detuvieron mis amigas ya no estaban. 

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