Selena estaba muy tranquila, primer sábado del año sin clases, ella sabía que a ese le sucederían muchos. Pero no podía evitar sentirse contenta y tranquila.
La brisa mecía las hojas ya amarillentas de la vegetación que rodeaba el lago, de vez en cuando venía una corriente más fuerte que otra, que conseguía despeinar la rubia melena de la muchacha, a la que no parecía importarle. Las aguas del lago, traquilas, mecían de un lado a otro algunas ramas y hojas ya caídas, producían un sonido leve que ella podía percibir gracias a la tranquilidad del ambiente.
Su mano pasaba un estilógrafo grácil por las páginas de una libreta anticuada, trazando líneas y contornos de una amapola. No era la clase de persona con talento para dibujar, pero las flores eran su especialidad, esta en particular la estaba copiando de su herbolario, aquel librito del que no podía prescindir y que le había enseñado tantas cosas sobre el mundo natural.
De vez en cuando, levantaba la cabeza para disfrutar de la tranquilidad del paisaje, dado que sería pecado no admirar tan fino lugar.
A su lado también estaba su inseparable mochila de cuero y un montón de hojas que se removían ante las corrientes repentinas bajo el estuche de cuentas brillantes.
El lago, además de la biblioteca era uno de sus lugares favoritos, había ido allí para disfrutar del que sería uno de los últimos días de verano en el que podía saborear aún el buen tiempo.
El primer día de clases ya había redactado y enviado una carta para Vito. A la cual recibió un nuevo sobre al día siguiente, en ese caso, decidió esperar hasta el sábado para dedicarle un nuevo mensaje. Y ya lo tenía preparado:
Querido Vito:
Me parece muy interesante eso que pasó en la plaza. No sé que pensar sobre esa muchacha, tal vez fuese inocente, pero... Quién sabe. Tal y como lo describes la familia D'Altrui debe de ser una gran colección de snobs con ganas de poder, mi consejo es que no te dejes enfadar por el heredero y demuéstrales que se equivocan respecto a ti. En serio, no te rindas, ¿cuándo dijiste que se marchaba esa amiga tuya?
Saludos
Releyó la carta una vez más, parecía un poco corta. Pero la echó al lago de todas maneras. Su amigo oculto le había contado un montón de cosas pasadas en un día. Lo más extraño de todo era la forma de contarlo, ejecuciones, pago... A eso se le añadía el hecho de que Vito no tenía ni idea de qué era un colegio.
-¡Selena! -la llamó su madre desde la entrada de la mansión.
La chica recogió sus cosas metiéndolas en la mochila, se levantó y observó el paisaje una vez más, respirando la suave brisa que traía paz interior.
Entró en casa, se quitó las botas que llevaba, dejó la mochila en la habitación y se dirigió a la cocina, ya rehabilitada, para comer.
En la mesa se habló de muchas cosas, la escuela, el trabajo en el museo, noticias recientes acaecidas en el pueblo...
Pero lo que más les interesaba a los señores Carlucci era saber más sobre el progreso de las amistades de Selena, la visita de Julio había sido verdaderamente agradable y ella ya les había contado la nueva amiga que había hecho en clase, Ada.
Tras acabar de comer Selena se fue a su habitación, dejando a sus padres en la salita viendo la televisión y a su hermana jugueteando por el jardín.
Durante un rato estuvo escuchando a Elvis en el tocadiscos, luego se marchó a la biblioteca. Subió a lo alto de una de las estanterías con su mochila cargada de libros y libretas.
Abrió una de las libretas, la cual contenía los datos de sus recientes descubrimientos con Julio de su tío abuelo Marcelo. Eran solo dos caras verdaderamente breves.
<<Menuda risa de investigación>> susurró una vocecita en su interior.
Ella sacudió la voz de su cabeza y releyó lo que había escrito.
Prácticamente consistía en la realmente negativa opinión de los pueblerinos sobre el hombre, los pocos conocimientos dentro de la familia y sus extrañas condiciones de muerte. Informes policiacos, nada
Selena se tumbó sobre la estantería. Había comenzado esa investigación para saber las razones que tenía su padre para querer deshacerse del cuadro y por qué se andaba susurrando por las calles que su familia era una deshonra.
Julio había desmentido eso último pero a ella no le bastaba.
-Niña, deberías salir afuera, hace un gran día -la señora Viscontti pasaba la escoba por los pasillos entre las estanterías de la biblioteca-, es mejor disfrutar de ello mientras dure.
La muchacha se asomó a mirarla, era verdaderamente molesto no poder estar realmente solo en la casa sabiendas que el personal (la mayoría más extraño de lo normal) merodeaba a sus anchas haciendo lo que fuera relacionado con lo que se suponía que se encargaban de hacer.
-Salí esta mañana -contestó simplemente Selena tumbándose de nuevo en la estantería abriendo su libro.
-El jardín está espléndido este año, si pudiera saldría a disfrutarlo -continuó la señora, ya delirando.
Selena chascó la lengua irritada. Ni entendía por qué decía eso cuando su oficio consistía en ser el ama de llaves: controlar las puertas y al personal. Pero no, la mujer estaba barriendo el suelo de la inmensa biblioteca, trabajo que seguramente dejaría a medias. A eso se le añadía el hecho de que el jardín estaba hecho un desastre ese año.
-No, realmente no me apetece, gracias. -apretó los dientes la chica evitando decir algo más desagradable de la cuenta.
-Es una pena, una verdadera pena. Quién sabe, tal vez algunos misterios se queden sin desvelar... -la señora continuó con su tarea.
A Selena le llamó mucho la atención esto último, lo que la hizo incorporarse y volver a asomar la cabeza.
-¿Qué misterios? -preguntó muy interesada.
-Bueno, ya sabes, los parterres... -seguía barriendo feliz el mismo recodo meneando el polvo de un lado a otro sin acabar de limpiarlo.
Selena bajó la escalera.
-¿Qué pasa con ellos? -continuó cuestionando.
-¿Con qué?
-Con los parterres.
-Aah, sí, los parterres, están en un lugar muy bonito del jardín...
-¿Qué parterres? -interrogó de nuevo, la conversación estaba cada vez más sumergida en un halo de misterio.
-Niña, no me seas estúpida, los de camelias, los de camelias -contestó delirante-. Unas camelias preciosas rosas, ya quería que fueran blancas, pero... Imposible hacerlos cambiar de opinión.
-¿A quiénes? -Selena se había acercado a la señora cada vez más y más interesada.
-¿Hm? -la mujer la miró confundida- No sé de que me hablas niña, el calor ha debido afectarte, te recomiendo que salgas un rato al jardín, el señor Trotta lo dejó maravilloso este año.
La había perdido, cualquier cosa que le pudiese haber contado había quedado perdida en el fondo de la mente de la anciana.
Ese día Selena salió al jardín, tal como había recomendado la señora Viscontti, pero no vio nada fuera de lo normal. Ningún misterio parecía hallarse en aquel lugar.
•••
~Archer->
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Cartas al Lago
General FictionPorque una tarde junto al lago no tiene sentido si no estás al otro lado