Capítulo 19.

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Introduzco la llave en la cerradura y abro la puerta, ingresando a casa una hora después de lo que usualmente regreso. Cierro la puerta con cuidado y doy dos pasos antes de que mis ojos vean a Scott correr por la escalera causando un ruido ensordecedor.

—Hola, Nat. —me saluda antes de entrar disparado a la cocina.

Yo alzo la mano y me quedo con el saludo atascado en la garganta. Él no me ha dado tiempo ni siquiera de responderle. Al pasar por la cocina, saludo a mamá con la mano y asiento cuando ella me dice que me vaya a cambiar de ropa antes de volver para ayudarla.

Subo la escalera con pesadez y lanzo la mochila sobre la cama antes de quitar mis zapatos con ayuda de mis pies. Me quito el uniforme y me coloco una sudadera vieja de Dylan que saqué de su ropero hace un par de meses junto a unos pantalones cortos. Me quito los anteojos y me miro en el espejo para hacer un rodete más firme con mi cabello pero me distraigo, mis labios curvándose en una patética sonrisa.

Al recordar las palabras de Dave, siento como el calor sube por mi cuello hasta encender mis mejillas por completo. ¿Realmente le gustan mis ojos? Me acerco al espejo y observo detenidamente mis ojos, intentando buscar algo que posiblemente le pueda gustar pero para mí son completamente normales.

—¡Ya voy! —grito en respuesta al llamado de mi madre.

Salgo de mi habitación cerrando la puerta con fuerza y bajo hasta la cocina para ayudarle a mamá con el almuerzo. Ella tiene casi todo preparado así que sólo tengo que ayudarle a ordenar los platos sobre la mesa junto a los cubiertos. Papá llega del trabajo justo cuando la comida está servida. Todos nos lavamos las manos y nos sentamos en la mesa a comer mientras que mamá y papá conversan. Estoy sentada frente a los mellizos y más de una vez me he encontrado con la mirada de Noah fija en mí. Alzo una ceja, preguntándole de esa manera qué es lo que le sucede pero él me ignora por completo.

Decido no tomarle mayor importancia y termino de comer en silencio. Me retiro de la mesa dejando mi plato en el fregadero antes de correr al baño y cepillarme los dientes. Me encierro en mi habitación y me lanzo en la cama justo en el momento en que mi teléfono emite un efímero sonido, avisándome que ha llegado un mensaje. Lo saco de mi mochila y lo desbloqueo con rapidez para leer el mensaje de Charisma.

Char: ¿¿¿¿¿Y???? Cómo te fue ¿¿¿??? ¡Quiero detalles!

Río y le tecleo una respuesta rápida.

Nat: ¿La verdad? Bastante bien...

Char: NO PUEDE SERRRRRRRRRR.

Char: Cuéntamelo todo, por favor 😩

Decido resumirle todo de forma rápida pero ella me interrumpe cada vez, mandando emojis de corazones, diciéndome una y otra vez que Dave y yo terminaremos juntos. Le cuento también aquél halago que él me ha dicho y la respuesta que obtengo es un audio con un grito efusivo de su parte.

Nos despedimos porque ella acaba de llegar a casa y va a tomar una ducha por mientras que la anestesia dental se le pasa y así poder comer porque muere de hambre. Yo decido hacer un poco de mis deberes pero la concentración no dura mucho ya que mi teléfono vuelve a sonar pero esta vez el remitente es completamente diferentes. Es un mensaje de Dave.

Dave: ¿Llegaste bien a casa?

Sonrío y no sé por qué lo hago realmente.

Nat: Sí. ¿Qué hay de ti?

Dave: Acabo de llegar en perfectas condiciones 😁

Dave: Oye...

Dave: Lo pasé muy bien el día de hoy. Sinceramente, me encantaría que se volviera a repetir.

No respires cerca de mí » dave francoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora