Escucho el sonido de mi teléfono que me avisa que me ha llegado un nuevo mensaje pero no tengo ánimos de revisar nada y lo ignoro. Me siento tan estúpida, tan patética, tan llena de vergüenza. La realidad me había lanzado un gran bloque de cemento contra el rostro y me había hecho darme cuenta de la peor manera de que todo lo que yo pensaba de Dave era erróneo. Por supuesto que yo no le gusto. ¿Cómo pude ser tan estúpida? Él solo había estado siendo amable conmigo, coqueteaba de vez en cuando pero lo hacía sólo porque era parte de su personalidad, algo de lo cual no se daba cuenta. Y yo, la muy estúpida me había dejado llevar por mis tontas ilusiones y creyendo las palabras de mi mejor amiga le había dicho cómo me sentía para terminar de esta manera: avergonzada y enojada conmigo misma por ser tan ilusa.
Quiero estar enojada con Charisma por haberme insistido tanto en que le dijera a Dave pero no puedo. Ella no tiene la culpa de nada y es la única persona a la que puedo recurrir en estos momentos. Así que, colocándome una cazadora vieja de Evan, salgo de mi habitación y bajo la escalera raudamente.
Todo está en calma en la planta baja. Mamá sigue en la cocina preparando nuestras meriendas para mañana y no hay rastros de mis hermanos o de papá. Tomo el teléfono inalámbrico y llamo al teléfono fijo de la casa de Charisma. Su madre me responde al cuarto tono.
—Hola, señora C. Soy Natalie, ¿Charisma está por allí?
—Claro que sí, cariño, espera un poco.
—Gracias.
Con el teléfono aún contra la oreja, me siento en uno de los brazos del sofá y espero a que Charisma se coloque al teléfono. Escucho los pasos de la señora C subiendo a la escalera hasta que la oigo decirle a mi mejor amiga que estoy en el teléfono.
—Hola, ¿cómo estás? —dice la rubia desde el otro lado de la línea. La escucho mascar y no es hasta que algo explota que me doy cuenta que está comiendo goma de mascar.
—No muy bien.
—¿Qué pasó? —su voz se tiñe de preocupación de inmediato.
—¿Puedes venir? Sé que son casi las nueve de la noche pero necesito hablar con alguien.
—Pero dime qué pasó, mujer.
Suspiro —Aquí te explico, ¿sí?
—Está bien. Espérame y mientras tanto, no hagas nada estúpido.
—Sólo... date prisa.
Cuelgo la llamada después de eso y dejo el teléfono en su lugar. Me acomodo la capucha de la cazadora y me acerco hasta la entrada de la cocina, mamá se da cuenta de mi presencia de inmediato.
—Estaré un rato en el porche, ¿sí? —le aviso y fuerzo una sonrisa— Charisma va a venir.
—Está bien pero sólo un rato. Mañana tienes escuela y no quiero que te resfríes.
Asiento y comienzo a alejarme de allí pero me detengo cuando la escucho llamarme. Retrocedo hasta el mismo lugar en el cual estaba.
—¿Algo va mal, Naty? —cuestiona y me odio por ser tan predecible o es el simple hecho de que ella me conoce excesivamente bien.
Niego con la cabeza —Todo está bien, mamá.
—Está bien. —murmura, dándome aquella mirada de "no estoy creyéndote nada".
Me esfuerzo para que mi sonrisa sea más creíble ahora y escapo de allí antes de que sea demasiado tarde. Salgo de la casa y el aire frío del final del invierno se filtra por mi pantalón de pijama helándome de inmediato las piernas. Me acerco a la pequeña escalera que hay a un lado del coche de papá y me siento allí en completo silencio, asombrada por lo que el rechazo de un chico puede hacer. Me quito los anteojos cuando comienzo a ver un poco nublado y me odio por eso. Tal vez, no siento ganas de llorar sólo porque un chico me ha rechazado, tal vez pasa sólo porque mi periodo está por llegar y estos últimos días he estado un poco más sensible. Sí, definitivamente eso tiene que ser.
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No respires cerca de mí » dave franco
FanfictionDesde el primer momento en que Natalie vio a Dave, supo que no le caería bien. Había algo en ese chico que a ella no le agradaba pero no sabía cómo explicarlo. Cada vez que él se acercaba, lo único que ella le decía era: No respires cerca de mí. "¿A...