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Capítulo 3.

Michael Thomson.

La guerra se llevó al ser que más amaba en esta vida mi padre, malditos ¿por que tuvieron que elegirlo a el? Hay tantas otras personas, mi madre dejó de ser la persona feliz, dulce y cariñosa que era y dejó de hacer lo que tanto le gustaba hacer por nosotros para alimentarnos, ella era striper en un bar de mala muerte donde se reunían los soldados recién llegados de la guerra, por las noches ella traía a sus clientes, yo siempre le decia a mi madre que ya no lo hiciera al menos por mi hermana que apenas tenía 8 años pero ella lo seguía haciendo sin importarle nada, yo a un recuerdo el día que el soldado al parecer novato le dio la noticia a mi madre de que mi padre había muerto en combate.

Flash back

Yo estaba en la mesa del comerdor coloreando con mi hermana cuando golpes en la puerta se escucharon.

-¡Yo voy mamá!- le grite a mi madre que se encontraba en al cocina haciendo el almuerzo.

Me dirigí a la puerta, la abrí y allí estaba un soldado con un sobre en las manos.

-Jovenecito ¿llamarias a tu madre?- dijo el soldados tratando de ser amable.

-He si.

Entre y llamé a mi madre, ella corrió hasta la puerta al escuchar que era un soldado el que la llamaba, yo me acerqué la un poco para escuchar lo que pasaba.

-Señora me apena informarle que su marido... murió en combate- dijo el soldados así nada más.

Mi madre partió en llanto y se arrodilló en la alfombra, rápidamente fui a abrazarla y a llorar con ella.

Fin del flash back.

Era doloroso y triste pensar en ese momento cuando nuestras vidas se derrumbaron.

Esa tarde mi madre me envió a comprar comida al mercado ambulante cerca de donde vivíamos, tomé la bicicleta de mi padre y fui al mercado, ya allí como siempre el imbécil de Ronald me fastidiaba pero no le hacía caso.

-Miren a quien tenemos aquí, al maricotas de Michael- dijo el acercandoce con sus "amigos" que lo abandonan cuando tiene graves problemas.

-No fastidies Ronald hoy no estoy de humor para soportar tus estupideces.

El tomo mi bicleta y la arrojó.

-¡Oye maldito imbécil ¿qué demonios te sucede?!- exclame.

-¿Que harás he?

Es entonces cuando comenzamos a pelear de nuevo como casi todos lo días pero esta ves dos soldados nos separaron y un general que había presenciado la pelea y que tenía una sonrisa algo estúpida ordenó que fuéramos con el, Ronald y yo fuimos con el, pero con los soldados tras nosotros, llegamos a una abitacion en un edificio no muy destruido allí el general nos observó e les hizo una seña a los soldados tras de nosotros para que se retiraran.

-Pude observar su manera de pelear y me ha sorprendido mucho- dijo comenzamos a caminar de una punta a otra.

-¿Que quiere de nosotros?- preguntó Ronald arrogante.

-Lo que quiero es que ustedes vengan con migo, verán necesitamos hombres para experimentos y ustedes son perfectos, pero sólo tienen que aceptar.

-¿Por que habríamos de aceptar?- volvió a preguntar arrogante Ronald.

-Tu debes ser Ronald Stewart ¿verdad?

-Si ¿cómo lo sabes?

-Me tomé la libertad de leer tu expediente delictivo y si que tienes muchos delitos y penas que cumplir, y que tus padres quieren enlistarte al servicio militar por órdenes de la ley, pues si vienes conmigo todos esos delitos sé irán y cuando los experimentos terminen volveras aquí.

-Esta bien iré.

-¿Que me dices hijo? ¿vendrás con migo?- pregunto el general dirigiéndose a mi.

-Tengo una familia a quien cuidar, no puedo ir lo siento.

-Tu madre es Rosa Carson ¿verdad? Lo que dice tu expediente y  que también tienes una hermana llamada Lili Tomson, pues si vienes les daremos protección y dinero para que sobrevivan.

-¿Cómo es que pudo leer tan rápido nuetros expedientes?- preguntó Ronald.

-Antes de verlos estaba revisando todos los expedientes de los jóvenes de esta localidad y cuando los vi enseguida los identifique.

Mientras el decía otras cosas pensé en que si iba mi familia estaría bien y al fin mi madre dejaría ese trabajo asqueroso, así que acepte a regañadientes.

-Acepto, iré con usted pero cuando terminen volveré a mi hogar.

El se marchó y luego de unos minutos reapareció con dos cuatro soldados que nos sujetaron, no entendí por que nos sujetaban así que por instinto intente apartarlos pero eran más fuertes que yo, el general saco de su bolsillo un estuche con una jeringa de inmediato supe que eran para nosotros, el se acercó más a mi y me la inyectó en el cuello, haciéndome quedar inconsciente.
   Desperté por el ruido de un silbato.

-¡Despierte soldado!- grito una mujer parada al lado de mi cama.

-¿En dónde... en dónde estoy?- fue lo único que se me ocurrió preguntar.

-Estas en unas de las bases secretas del Gobierno y ya levanta el trasero de la cama pensamos que habías muerto.

-¿Cuanto tiempo he dormido?

-Tres días como la muchacha.

-¿Muchacha cual muchacha?

-Esa- respondió señalando a una bella muchacha que llasia acostada en una cama al lado de una gran ventana.

Yo baje de la cama de a dos y me acerqué a la muchacha, era tan bella y de pronto ella habrio los ojos asustandoce al verme.

-¿Quién demonios eres?- pregunto dirigiéndose a mi.

Yo iba a contestar pero la mujer me interrumpió.

-Veo que al fin has despertado, creímos que habías muerto- respondió la mujer.

-¿Cuanto tiempo dormí?- volvió a preguntar la muchacha.

-Tres días y hoy es el día de los experimentos así que vístete y ustedes mocosos salgan a ustedes también les toca los experimentos.

"Llegó el día" me dije a mi mismo mietras aún observaba a la muchacha.