AMOR Cocido

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Hace una semana fui a la playa. Llegamos el día viernes y el domingo ya en la tarde teníamos presupuestado volver con mi familia. Recordé que somos pobres y fuimos a Cartagena. Ahí es cuando saco a relucir mi frase salvadora: "oye, si a esa playa antes iba solo gente de la aristocracia y personas pudientes" ... pero antes, actualmente esa frase no oculta mi condición social.

Llegamos a la playa todo normal y comencé ya en la arena con mi ritual. La verdad yo odio la playa, me carga. Prefiero el campo, una plaza, caminar, dormir, no sé, pero la playa no porque me carga quemarme, la arena, los niños como tontos armando castillitos, el olor variado que se produce es un asco, pero, sobre todo, lejos, lo que más me carga es quemarme la entrepierna, o directamente lo que tengo en las entrepiernas. SIEMPRE ME PASA, SIEMPRE. Así que ese día tome una determinación, me bañe con dos bóxer puestos debajo del traje de baño, para evitar el rose y la sal lo más que pueda para no cocerme. Ya con mi doble protección, puse en la arena mi doble toalla, me puse calcetines para que mis pies no se llenen de arena y parecía mimo con todo el bloqueador que me puse, ah verdad, también doble polera y un gorro para proteger mi poco cabello de los rayos del sol.
Ahí estaba, entre enojado y contando las horas para volverme a la cabaña. Me carga la playa es algo que no puedo evitar.
Tanto me insistieron mis familiares que me fuera a bañar un ratito, que cedi. Ya, si igual me gusta bañarme, pero prefiero un rio, maldita sal.
Ya en el mar se me anduvo olvidando que me cargaba la playa. Me tiraba a las olas como niño y nade como un profesional, pero excedido de peso. No me di ni cuenta, y ya todos mis familiares se habían ido a comer mientras yo seguía disfrutando de las olas como sirena.

En ese momento, donde el mar y yo fuimos uno, me percate que una hermosa mujer me estaba observando. Era bien linda, pero linda de esas que parecen rica. Seguí jugando con las olas y el mar, y cada vez que me giraba notaba que me miraba aún. La comencé a mirar igual, tratando de que se intimidara y dejara de hacerlo, pero, al contrario, ahora y sonreía. En resumen, se pelo.

Aproximadamente llevaba casi una hora y media en el mar y me quise salir (me dio hambre). Mientras salía, la chica que me miraba se acercó y me hablo: "Hola, como estas" ... Me quede paralizado, pero no solo porque me había hablado la chica, sino porque ya sentía que se me había cocido la entrepiernas a pesar de que tenía doble ropa interior.
Cuento corto hablamos varios minutos y quedamos de juntarnos en la orilla de la playa en la noche para conocernos más.
Se llamaba Nicol, también era de Santiago y estaría un mes en el litoral. ¿En qué se habrá fijado en mi para conocerme? Lo más probable, en la polera con la que me estaba bañando.

Para mi suerte, mi familia me obligo a pasear por todo el litoral y los pueblos cercanos, cosa que provoco que, al llegar a mi casa, estaba cocido, pero hasta las rodillas. Ya parecía jinete recién salido de una carrera, caminando con las piernas más abiertas que la A.
Al llegar a la cabaña, tenía tan solo dos horas para evitar tamaña cocida que me pegue. Me bañe como 30 min. A full jabón en aquella parte. Luego me puse hipoglosos y desnudo me quedé con las piernas abiertas por casi una hora en frente de un ventilador. Al vestirme, salí de mi casa dándome cuenta que estaba peor que antes, sin ningún cambio positivo. Cada paso que daba, era como que mi piel se desgarraba, en cualquier momento dejaba en el camino a mis gemelos a causa del dolor. Pero debía ir, era una mujer exquisita y no dejaría pasar la oportunidad.
Al llegar a la playa sin ninguna opción de ser padre ni de caminar un solo paso más, la tomé de la mano y le dije: "Mira que hermosa vista nocturna, quedémonos sentados contemplando este paisaje". Era la única alternativa para no caminar y seguir con mi tortura. Ella me miro tiernamente, sonrió y me dijo: "no, quiero conocer todo el lugar, vamos a caminar".
Finalmente, la bese, pero claramente no puso pasar nada más, ya que no estaba en condiciones fito sanitarias ni con el deseo de caminar. Llegue a la cabaña feliz de conocer tal vez la mujer de mi vida, pero triste al comprender que mínimo una semana entera estaré postrado en la cama en pose de parto tratando sanarme.

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Idealista - Por Un Mundo SIN PERSONASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora