Idealista - Por Un Mundo SIN PERSONAS

Un REGALO MUDO

Siempre es especial vivir una nueva noche buena, en vísperas de navidad. Escuchar villancicos, dar nuestros buenos deseos, decirnos en familia cuantos nos queremos y no hacer de los regalos lo central de estas fechas. Todo eso como algo normal, claro está, no es lo que practico cada noche buena. Pongo música a todo ritmo, las mejores cumbias, nos miramos las caras en familia toda la noche, recordamos malos momentos y prácticamente comemos para hacer la hora para lo más importante de la noche, LOS REGALOS OBVIO.

Ya tengo 25 años y no pretendo grandes regalos, pero si pretendo regalos. Ósea, soy hijo único, no puede ser que todo el cariño de mi familia se centre nuevamente en ropas y uno que otro perfume no original. Ya no podía respirar a causa de toda la comida consumida, no podía seguir y no esperaba comer una hora más esperando las doce de la noche.

Aunque las cumbias eran un buen pretexto para dejar que pase la hora que necesitaba, decidí cambiarla por ver algo en televisión. Mientras cambiaba los canales, descubrí que las cumbias era la mejor opción, ya que al ser podre y no tener cable estaba destinada a ver "mi pobre angelito", "turboman" o si tenía suerte de ver algo más entretenido podía toparme con "el Grinch" o si ya los astros estaban a mi favor podría encontrar el especial de navidad de "Mickey Mouse". Finalmente, apague el televisor.

Pensé en dormir, salir a trotar, escribir tal vez, pero sabia en el fondo que nada de eso calmaría la ansiedad de la hora que debía esperar para los regalos. Luego de meditar, decidí tomar la alternativa más riesgosa que tenia para esperar la hora...conversar con mi familia.

Pasó los 59 minutos necesarios para ver mi regalo, luego de una profunda y detallada conversación con mi familia llena de mentiras e ironías.

Como un joven maduro de 25 años cerré mis ojos y al abrirlo había dos paquetes en frente de mí. Uno bien grande y otro al contrario, muy pequeño con forma cuadrada. ¿Y qué será? El grande contenía ropa, poleras "XL" y en el pequeño una colonia, si, ni siquiera perfume, algo parecido a la colonia Coral de mujeres pero en hombre y más barata. Al ver mis regalos, comprendí que debería dejar de ser materialista, sobre todo al no tener nada y nunca esperar algo distinto. Al tomar mis poleras para gordo y mi agua de colonia para subir a mi pieza, un piedrazo muy fuerte nos habían lanzado a una de las ventanas de abajo. Rápidamente fui a ver qué pasaba y para mi extrañeza, afuera de la puerta de mi casa estaba un regalo gigante, del porte de mí, sin saber quien lo había dejado ahí. Mire a todos lados y si nadie lo reclamaba, a falta de regalos lo entre a mi casa. Al leer la tarjeta me extrañe aun más, decía: "para francisco con mucho amor". No decía el apellido pero me aprovecharía de la similitud de nombre para abrirlo. Al sacar todo el envoltorio para mi sorpresa el regalo era una MUÑECA INFLABLE. No entendía nada, además venia desnuda como si me estuviera diciendo: "hazlo ahora". Mis padres se rieron y me dijeron que ellos no habían sido los causantes de esa broma y se fueron a dormir. Yo me quede con la muñeca abajo pensando en quien podría haberme regalado esto. Al fijarme bien en la muñeca me di cuenta que se parecía mucho a una ex novia que tuve. Sus ojos, su cabello e incluso su cuerpo (aunque nunca la vi desnuda) se parecían. No niego que a las dos de la mañana, soltero y con esa muñeca desnuda al lado de mí en el sillón me pasaron cosas. Extrañamente comencé a hablarle a la muñeca y contarle mis problemas, mis sueños, ella me miraba detalladamente a los ojos dando la sensación que me escuchaba. Al terminar de hablar y preguntarle por ella, no recibí respuestas. Seguía mirándome, sin hablar. Luego de eso, entendí que no se parecía a mi ex, sino que era IDENTICA, ya que al igual que ella, no me hablaba nunca. Pensé: por lo menos esta se desnuda en frente de mí. Termine la noche usando mi regalo, no de la forma que piensas, sino peor.

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