Horas aburridas

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Narra Jazmín

Observé como Jason salía del aula con temor y la maestra por su tras con rostro triunfante. Por otro lado su novia Jenny estaba de los más tranquila y sin preocupación alguna.

Observe el mensaje de Zulú y di un pequeño grito de emoción, ya que hay un chico al lado de mi mejor amiga con una de las características que tanto me atraen.

—¿A que se debe tanta emoción?— interrumpió David mis pensamientos descriptivos.

—¿Te importa?— lo mire de costado. Se encogió de hombros y mostró su dentadura.

—No... Pero trato de ser amable contigo— puso cara feliz y alzo las cejas —nada más— concluyó.

—¡¿Y porque no lo hiciste desde el primer dia?!— lo fulmine con la mirada recordando del dia anterior.

—Jas...— ladeó si cabeza —tu sabes como soy— aplicó un tono sutil para que me convenza, pero no lo logró.

—¡Y tu sabes como soy yo!— lo mire entrecerrando los ojos para ponerle fin a la discusión.

No quería seguir discutiendo con mi compañero de sitio, asi que busque otra cosa en que entretenerme mientras la maestra regresa de donde sea que se haya ido con Jason.

Advertí una escena nueva e inimaginable. Zulú hablando con una persona nueva, difícilmente lo hace... Bueno casi nunca... Para que mentir: nunca habla con personas que no conozca. Es muy huraña esa chica, menos conmigo y algunos del salón, claro.

—Jaz, no me ignores— pidió David.

—Dame una buena razón para no hacerlo— dije tajante mirándolo fijamente a los ojos.

—Ehh... Eramos mejores amigos antes de que la rara llegara— se encogió de hombros y sonrió. Odio e ira es lo que siento cada vez que nombra de esa manera a Zulú, era lo único que faltaba para terminar con mi paciencia y tranquilidad. Tengo todas las ganas y fuerzas para darle una cachetada, ida y vuelta.

Mi rostro me delata toda la ira que llevo en mi interior, levanté rápidamente mi mano derecha para estamparlo en el rostro del idiota este, pero alguien tomo mi muñeca. Giré mi cabeza y vi a Eric que, me detuvo con amabilidad y señalo con la mirada a la maestra entrando al salón.

—No querrás ir a dirección el segundo día... ¿O si?— levantó ambas cejas seguida de una carismática sonrisa —ve a mi lugar, ahí nadie te molestará— asintió cerrando los ojos, dándome mucha confianza.

Mire a Olivia, su compañera de sitio, con una tierna sonrisa de espera y una basta tranquilidad ingresó en mi anatomía haciéndome sentir a salvo. Tome mis cosas y sin pensarlos dos veces tome rumbo al citio de Eric, que se encontraba detrás de los idiotas amigos de David.

—Bueno. Después de la charla con su compañero...— gire mi mirada con sorpresa ya que me olvidé de que la maestra ya estaba en el salón, me miro y carraspeó su garganta para continuar —sientese por favor señorita— dijo señalando el asiento a donde me dirigía. Asentí apresurada y con temor de que cumpliera lo que dijo de retirarme de su clase.

—Hola Livi— dije amable y sonriendo. Ella respondió con un hola y asintiendo.

—Tendré que ir directo al grano. La tarea— mientras la maestra se dirigía a su escritorio la mayoria de los alumnos nos quejamos con un largo suspiro —¡¿Que tienen?!— giro y golpeo a "tablona", la regla de madera que se usa en matemáticas, contra su carpeta soltando un gran sonido que nos calló de inmediato a todos. —Dejen ya ese comportamientos, tienen su edad, ya no son niños— dijo en tono conciliador.

¡No soy Femenina!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora