Familia de mi familia

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Narra Zulú

Llegue a mi casa con el mismo desgano de siempre, todo el mal humor por culpa de una persona, mi tía. Ella es la que se encarga de mí desde la muerte de mis padres y lo que menos quiero hoy es que me espere con una montaña de obligaciones. Gracias a esa señora soy como soy, una chica con ningún sentimiento por la vida.

Toque la puerta y abrió mi tía con una gran y falsa sonrisa. --¿que tendrá hoy?--pensé y le devolví una sonrisa igualmente falsa; algo extraño en mi.

Justo lo que me faltaba...invitados. Estaba ingresando sin darle importancia a los presentes hasta que:

--Hola señorita-- dijo con sarcasmo una señora, de aproximadamente unos 37 a 40 años de edad, tratando de buscar mi mirada.

--Zulú, saluda a la prima y a su hijo-- recriminó mi tía.

--Tu prima, no la mía-- pensé.--Buenas tardes y con permiso -- dije y camine rápido hacia mi cuarto. No me importaba quienes eran.

--¿A donde vas Zulú?-- dijo mi tía y regrese mi mirada hacia ella-- te toca... Ya sabes-- dijo señalando con la mirada el lavadero que estaba lleno de platos que al parecer ellos comieron.

Quise quejarme pero arqueó las cejas y deduje que no quería ningún "pero". En ese momento pude observar a un chico que esta con su celular y sentado en el sillón, al lado de la señora. Parecía que poco o nada el interesaba la conversación de las mujeres. Cuando me observo dije:

--Esta bien, dejare mis cosas en mi cuarto-- dije y continúe el camino hacia mi cuarto.

Ingrese y observe mi cama, mi dulce y agradable cama. Me deje caer sobre ella y comencé hacer un movimiento como si estuviera en la nieve haciendo un ángel, de esos que es muy típico cuando se esta de espalda contra la nieve. Estaba tan relajada con lo fresco que esta mi cuarto, que mis párpados empezaban a cerrarse, me sentía en paz y en una caída mas de mis párpados me quede dormida.

***

--¿Mami a donde vamos?-- dije curiosa. Mientras miraba el campo de arroz por la ventana del coche.

Volteó a verme mi mamá --A comer corazón, tu papi hoy nos llevará a la pizzería y pasear por la cuidad-- dijo contenta.

--Siiiii, ¡¡¡yupi!!!-- dije muy feliz. Y mi mamá me acompaño con sus brazos también arriba. Mientras no dejaba de mirarme con una hermosa sonrisa.

Empezó a sonar el teléfono de mi mamá, ya que conocía perfectamente ese tono de llamada, y empezó a buscar en su bolso aquel aparato y como no lo encontraba comenzó a desesperarse.

--Rayos, ¿donde se habrá metido este aparato?-- dijo mi mamá, haciendo notar su rostro enojado.

Seguía sonando ese celular hasta que mi papá habló:

--¡Joder! ¡Contesta ese maldito teléfono pero ya!-- alzó la voz mi papá, que a veces no tiene mucha paciencia.

--¡No lo encuentro! ¡¿O no me observas?!-- dijo mi madre también alzando la voz.

No me gusta que mis padres levanten la voz porque me asusta mucho, así que comencé a llorar.

--Controla a la bebe ahora-- dijo mi padre con desprecio. Así que me puse a llorar aún más. Mi madre saco una casaca de su bolso y lo reviso. Ahí encontró el bendito teléfono y al tenerlo en su mano no miro quien era ni le importo y me lo dio para entrar en calma y decirme:

--Shhh...shhh, ya paso tu padre esta algo cansado y sabes como es-- dijo mi mami acariciando mi cabello.

Me estaba acomodando para poder echarme y esperar hasta llegar al dichoso lugar, cuando empezó a sonar de nuevo ese celular. Lo tome y le quise pasar a mi mamá pero se me resbaló y callo debajo del asiento de mi papá.

¡No soy Femenina!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora