Que día

31 11 2
                                    


Narra Jazmín

Al terminar de leer el viejo papel levanté la mirada y vi descender una inaudita lágrima por la mejilla de mi amiga sin suspiro o sorbo por la nariz, solo dejo que saliera. Ciertamente siento la misma melancolía que en este momento debe estar consumiendo a Zulú. Tenía la pupila inmóvil, clavada en la alfombra tornando a la habitación en un inmenso mar de agonía. Ella necesitaba consuelo y no lo conseguirá si no deja aflorar sus sentimientos y dejar fluir esa tristeza que no la deja vivir. Porque para llenar ese corazón de nuevo con alegría, tiene que botar toda esa tristeza.

Me puse de pie, me acerque a ella, me senté a su lado y le di un cálido abrazo.

—Me tienes a mi— musité.

—Es... lo único que necesito— sorbió por la nariz. —Gracias— suspiró.

—No hay de que— la tome de los hombros y le mostré una acogedora sonrisa. Busque su mirada para obligarla a sonreír, insistiendo con mi blanca dentadura. Y lo hizo.

Narra Zulú

Odio que me vean llorar. Para mi llorar, es un momento de intimidad con tus mas profundos sentimientos, es cuando se dejan notar tus pensamientos y de ahi nace una autocrítica. Pero cuando estoy con Jaz eso se me olvidad y soy libre de ocultar todo sentimiento que trata de reprimirse, además la única persona que me ha visto llorar después de mucho tiempo, fue Jaz y solo ella tiene ese espectáculo.

—Hiba a tener un her-manito— me duele pensar en ese detalle y mi corazón se comprime al escucharlo.

Jaz no dijo nada, sólo me miro y las comisuras de su rostro se ensancharon para compadecerme con un asentimiento. Sorbí por la nariz y tome el pequeño cofre donde se encontraba el collar. Jaz solo miraba el actuar de mis manos y no despegaba la vista de ellas, hasta que saqué el tesoro de su interior y se lo dí.

—Wow, si que pesa eh— dijo Jaz.

—Si, por eso casi nunca lo utilizo— comenté. —Y esto, es el tesoro— tome el collar y lo abrí y en su interior estaba ciertamente el diamante del que dice en la carta.

—Q-que hermoso— musitó Jaz, sin despegar la vista del objeto.

—Sí, y eres la única que lo sabe— agregué —son 3 años de confianza y amistad que hicieron posible este momento— finalicé.

—Oh amiga— se abalanzó sobre mi dándome un calido abrazo —y serán muchos mas— asintió.

[···]

Habrán pasado 3 horas después de mostrarle y contarle todo lo posible a Jaz, llegado el momento ella se fue.

Me encontraba sola en mi habitación con el desorden abrumando mi tranquilidad. Yo me caracteriso por ser una chica muy ordenada, es un don que me dejaron mis abuelos antes de partir.

Tome todas las cajas y el pequeño cofre, y los guarde muy bien en el armario. Todo quedó tal y como se encontró entes de estar fuera de su lugar.

Acomodé y limpié todo, después de hacer un arduo trabajo, tome mi movil y marqué a Clotilde para acordar la fecha y el lugar donde realizar el trabajo.

Narra Jazmín

Cerré la puerta de mi casa y el sonido de esta resonó en toda la casa, haciendo notar lo silenciosa que se encontraba. Sin embargo a lo lejos pude escuchar sollosar a alguien.

—¿Mamá?... ¿Tía?— caminé a pasos lentos hasta llegar a la sala. Nadie.

—¡Jaz! Ya llegaste— salió mi tía del cuarto de invitados, con ojos llorosos y la nariz roja, de haber estado llorando. Sorbió por la nariz y se acerco a darme un abrazo.

¡No soy Femenina!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora