Creo que después de todo este tiempo me siento plena, feliz y dichosa. La tormenta que tuve que cruzar fue dura y con demasiados obstáculos, los cuales muchas veces creí no poder superar, pero la vida me premia de maneras increíbles con pequeños detalles y simples bendiciones que me llenan de esperanza y jubilo.
Tal vez ha llegado el momento de darle a él su derecho de tener un nombre, de que la gente sepa quien es el chico que hace que mi mente revuele, se detenga y me sienta segura, valorada y amada.
De piel clara, ojos marrones, cabello castaño, alto, delgado, amante del fútbol y con una sonrisa que podría iluminar todos los kilómetros que nos separan en este mismo instante.
Tal vez lo que me ánima a contarte su nombre es que desbordo emoción justo ahora.
Ha surgido un viaje sorpresa con destino a una ciudad a sólo cuarenta minutos de mi ciudad de origen, donde están mis papás, mi hermano, toda mi familia...
... y Thiago.
Thiago.
Sí, Thiago.
Se siente demasiado bien escribirlo, se siente exquisito escucharlo y sobre todo, disfruto mucho sentir como su nombre se forma en mis labios cada vez que lo digo.
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Este No Es Un Diario
RandomBuscando un lugar para plasmar con palabras lo que mi mente y mi corazón no quieren dar a conocer en voz alta.