I'm addicted.

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Explosión de sensaciones justo aquí... aquí en lo más profundo de mi vientre, sube y sube hasta que se convierte en la tortura más deliciosa nunca antes experimentada por mi menudo ser, es como si el mundo se desvaneciera en diminutas partículas justo frente a mis ojos y todo, todo gracias a él y sus palabras, aquellas palabras que nublan mi visión, que envían energía y deseo a todo mi cuerpo.

Me siento viva, sensual y anhelada a su lado, tal vez sean las ganas acumuladas pero sus movimientos, su voz y su toque consiguen sacar el animal salvaje y necesitado que se esconde en mi interior, que nunca se había sentido lo suficientemente a salvo para revelarse.

Mi cuerpo responde a él y reclama más, mucho más...

Besos, una mano bajando por mi columna vertebral y luego una lengua húmeda se hace presente en mi cuello, termina en mi clavícula y mis uñas se clavan en sus antebrazos cuando una descarga de excitación viaja en linea recta desde mis dedos hasta mi vientre, concentrándose dolorosamente allí y haciendo palpitar aquellos lugares secretos y correctos.

La música suena fuerte en el fondo, si agudizo mis oídos podría escuchar la risa de nuestros amigos y el sonido de la fiesta detrás de la puerta, pero todo a mi alrededor da vueltas, siento calor... mucho calor. Trato de calmar el cosquilleo de mis manos, así que llevo éstas a su cabello, acaricio y lo agarro fuerte mientras nuestras caderas se juntan un poco más, mientras nuestras lenguas juegan juntas y danzan al ritmo más seductor y erótico, volviéndome cada vez más loca y desesperada. Tomo la iniciativa, inhalo dos, tres y cuatro veces hasta que me armo de valor y me apodero de su camiseta, la quito y arrojo a algún lado de la habitación, escucho su risa y creo que ese ha sido el detonante.

Los ojos de ambos se encontraron, marrón contra un verde demasiado oscuro gracias a la poca luz que llenaba la habitación, pupilas dilatadas y respiraciones aceleradas. Una sonrisa ladeada se dibujo en los labios de Mila, reflejaba seducción, pasión y excitación en ella, era la transformación más digna de ver, y tal vez eso era lo que la hacía mas llamativa ante los ojos de él... esa doble personalidad que fascinaba y atrapaba, que podía crear caos y atraer la calma en sólo tres segundos.

Los delgados dedos de Mila recorrían el abdomen de su chico, porque ella lo sentía suyo y eso generaba una satisfacción enorme en su interior, creía que después de tanto tiempo por fin podría disfrutar de ese amor silencioso, que aguardaba pacientemente y sin rendirse a la espera de que todo mejorara, de que él sintiera que ella era la indicada y saliera en su búsqueda. Sus uñas dibujaban pequeños círculos en aquel duro abdomen y sin despegar sus ojos de los de él, se deshizo de su delgada blusa y rápidamente pasó a desabrochar sus jeans, tomándose un poco más de tiempo en esto, dejando que él admirara con devoción como sus caderas se mecían de un lado a otro, como sus piernas jugaban por conseguir que la tela se deslizara hasta sus pies.

El cabello de Mila, una mezcla entre castaño muy claro y rubio oscuro, era una alocada suma de pequeñas ondas y puntas rizadas que le llegaban justo al valle de sus senos, tocando su sostén y escondiendo la piel de sus hombros, aquellos hombros que deseaban ser tocados por los suaves labios de él. Mila mantuvo su postura y observó como él admiraba todo su cuerpo aún cubierto por la ropa interior de encaje que decidió ponerse esa noche sabiendo que conseguiría lo que llevaba deseando desde hace un tiempo, ser suya. Ese par de ojos marrones seguían cada curva en el cuerpo de ella, su mirada se tornó hambrienta y él supo como demostrarlo.

Unas grandes manos se apoderaron de la cintura de Mila, levantando su cuerpo y apoderándose de las piernas de ella que ahora estaban a su alrededor. La espalda de la chica encontró las sabanas y la suavidad de la cama, regresaron los besos y las caricias traviesas que poco a poco subieron muchísimo más de nivel, provocando que las prendas que cubrían el cuerpo de ambos desaparecieran.

Se evidenciaban dos cuerpos, dos almas unidas que se daban amor y que se demostraban entre tanta pasión lo mucho que sentían el uno por el otro. Ellos no sabían, nadie sabía qué era esa sensación de jubilo, plenitud y gloria que reinaba entre ambos, que salía sin ningún reparo y sin ningún miedo. Ese día, después de toda una lucha él pudo ver dentro del alma de Mila, conocer de primera mano ese lado salvaje, erótico, sensual y apasionante que tanto adoraba de ella, del cual siempre sospechó y que ahora sabe que le pertenece.

- Dame más de ti - escuchó él... y en ese instante supo que esa diminuta chica, era suya.





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