Burke dejó a Daniel en el suelo. Lo había agarrado para que no se diese de boca contra él.
Mientras, Elena se había acercado a Irina. Nada más tocó la cosa negra que la sujetaba se quemó la mano.
-Burke, ¿qué tal si despiertas a Daniel?-preguntó sacudiendo la mano. Si había hecho una luz que había espantado a las sombras debería funcionar también con eso, ¿no?
-Es más fácil decirlo que hacerlo-le contestó él-se ha desmayado del agotamiento.
-Jolín...-murmuró ella. Miró a su amiga, que cerraba los ojos con fuerza, como si no ver lo que pasaba fuese a hacer que dejase de pasar.
-Mist, mist, mist, despierta-decía Burke sacudiendo ligeramente a Daniel. Elena pasó el peso de un pie al otro. Tenía que hacer algo.
-Burke, una pregunta.
-¿Sí?
-¿Qué significa mist?
-Pues... eh... No sé decirlo en español.
-Creo que es más que obvio que significa joder. Ahora, ¿podéis ayudarme?-interrumpió Irina. Elena volvió a cambiar el peso de pie y se puso un mechón de pelo detrás de la oreja. "Quizá..." pensó. Tomó aire y puso la mano sobre la masa negra. El agua salió de su mano y empezó a extenderse. Notaba mucho calor en la mano, tanto que quemaba, pero aun así siguió. El agua estaba fría y el contraste fue increíble para Irina. Pero lo más increíble pasó con el agua y la masa negra, que empezaron a humear hasta que la mezcla se cristalizó. Elena apartó la mano y le dio un golpecito con un dedo. La superficie se llenó de grietas y luego se cayeron los cachos. Irina se separó de la pared a trompicones y Elena la sujetó de los brazos. En ese momento se despertó Daniel, se irguió y se llevó la mano a la cabeza.
-A buenas horas mangas verdes- dijeron las chicas a la vez. Se miraron, sorprendidas, para luego reírse.
-¿Qué?-preguntó Burke sin comprender. Eso hizo que se rieran más, liberando la tensión.
-¿A quién se referían con lo del cambiante?-preguntó Daniel colocándose el guante de nuevo.
-Ya lo he dicho medio trillón de veces, no lo sé-mintió Irina- mañana nos largamos de aquí, este sitio da miedo.
~*~
Al día siguiente, tras aquella noche agitada, volvieron a ponerse en camino. Aquel día era increíblemente frío, parecía que el tiempo estaba loco. Tras un rato de seguir el camino Irina empezó a cantar.
-Un elefante se balanceaba...
A Daniel le hizo gracia y se unió a su canto.
-Sobre la tela de una araña...
-¿Qué cantáis?-preguntó Burke.
-¡Dios mío! ¿No sabes la...? Oh, claro, no eres de aquí-contestó Elena. Luego se rió-te vas a hartar rápido.
Luego ella empezó a cantar también. Irina paró un momento y decidió que se apostasen algo a ver a cuantos llegaban, pero lo único que apostaron fue aire. Solo llevaban siete elefantes cuando Burke se cansó de la canción.
Un rato después Elena también se aburrió y paró un rato, pero los otros dos siguieron. Luego Daniel se cansó y paró durante dos elefantes en los que Irina estuvo a punto de callarse también al no querer cantar sola, pero Elena se le unió. Luego se unió Daniel y paró Irina, hasta que al final estaban cantando los tres.
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Magos Elementales [PAUSADA]
FantasySiglo XXI, ¿la magia ha sobrevivido? Un hombre obligado a ocultar sus ojos tras una venda. Una mujer incapaz de poner los pies en el suelo. Un hombre de brazos de piedra. Y una mujer maldita que morirá si se le seca el pelo. Ellos te demostrarán que...