Los matices de sol en el crepúsculo dotaban de un cálido color los tejados de cerámica esmaltada de las imponentes casonas tradicionales, reflejándose a su vez en las ventanas de cristal de las mismas y de muchas otras, las personas caminaban por las calles centrales con normalidad, la tarde era muy agradable y tranquila, tanto así que a lo lejos se podían claramente escuchar los insistentes golpes en una puerta acompañados de escandalosos gritos.
-¡Sasuke-teme! ¡Abre la puerta! –bramaba con terquedad un rubio muy bien acicalado y perfumado.
-¡Que no quiero ir! –abrió de golpe para toparse ante aquella escena (tan suculenta) donde el de ojos azules portaba una camisa naranja oscuro a medio abotonar, dejando ver debajo de ella una entallada de red, al final siendo coordinado con pantalones negros casuales y zapato cómodo... ¿Lo estaba provocando? Tragó en seco.
-¡¿Por qué no?! –decía entre alterado y desilusionado.
-No tiene caso... -dijo algo repuesto, intentando ignorar parte de los pectorales del otro que se veían a través de aquella red- no me apetece convivir con los otros –frunció las cejas.
-¡Vamos! –animó viéndole con sus zafiros emocionados.
-No lo sé... -desvió la mirada al borde del colapso, era patético, muy patético verse tentado por eso.
-¡Teme! –su tono de voz era casi el de un niño neceando por algo, se acercó para tomarle de los hombros.
-Está bien, está bien... -le quitó sus manos como si le tuviera asco, pero en realidad estaba muy nervioso.
-Bien –sonrió de oreja a oreja.
-Espérame aquí... -iba a cerrar la puerta cuando fue detenido.
-¡¿Me dejarás a fuera?! –se descolocó.
-No pensarás que me bañaré y vestiré contigo dentro de la casa ¿O sí? Nunca llegaríamos, aunque no estaría mal –le sonrió seductor.
-Pero... -se sonrojó levemente por el pensamiento- lo hicimos dos días seguidos...
-¿Qué más da un tercero? –su mirada lo dijo todo.
-¡No! ¡No! –cerró los ojos y le empujó dentro de la casa- debemos ir.
-Aburrido –bufó.
El sonido de la regadera resonó dentro del pequeño departamento, las gotas de agua recorrieron sin dificultad su cuerpo, cerró los ojos dejándose empapar por completo, necesitaba dejar de pensar en el Uzumaki que le esperaba, mucho le costó contenerse de no arrastrarlo hasta la ducha, los días anteriores fueron intensos, tan complicados para él de entender, no sabía en realidad que sentía por el otro, ni de dónde venía aquella necesidad de no separarse en ningún momento, como sí la unión de sus cuerpos le trajera una tranquilidad absoluta, no quería descubrir el porqué de aquello, era enfrentarse al vacío, a su más temible fobia.
El Uchiha había decidido mudarse al centro de la aldea, dejando de lado la destartalada y vieja casa de su clan que sólo le dejaba malos recuerdos, la maldición de sus ojos, aquella que se ligaba a sus emociones, mientras más profundo es el sentimiento, la perdida y el dolor, más poder ganará el Sharingan, por ello su apellido estaba manchado de locura, ambición, guerra, gran amargura. ¿Qué sentía por Naruto? Temía que el instinto de su sangre se saliera de sí, desatando una masacre en su interior, que la demencia le comiera por completo, que le segara trayendo consigo desgracia, mucho tiempo luchó contra su instinto, tantas veces intentó matarlo, quizás muy en su interior el lo "odió" por quererlo más de la cuenta, por convertirse en su punto débil, en su total perdición.
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Secreto a voces
FanficHan pasado alrededor de diez años desde la última guerra, las naciones se encuentran en una paz casi inquebrantable, no es de extrañar que los jóvenes holgazaneen un poco, como todos los viernes una generación en particular se reunía, destacados co...