Verdades ocultas

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El clima era bastante agradable, aunque el aire era un tanto húmedo, la misión de escoltar a uno de los sobrinos de un terrateniente de la zona había sido agobiante, un malcriado chiquillo de no más de diez años que, solo por tener un familiar "importante", se creía el mismísimo príncipe del país, más de una vez tuvo que detener a sus discípulos de empezar una riña con el susodicho, estaba agotado, por suerte no habían tenido ningún incidente grave, solo simples rufianes que querían asaltarlos, en estos momentos, como comprendía a Kakashi, suspiró con pesadez y algo de aburrimiento, el sol comenzaba a hacer estragos en su cuerpo, tenía calor.



-Sensei, tomemos un descanso –mencionó una fatigada chica de cabello azulado.

-Está bien Aoki –autorizó desganado.

-¡¡Sii!! –gritaron a coro sus estudiantes.



Se habían acomodado bajo la sombra de un frondoso árbol, su cuerpo acalorado parecía disfrutar de que el sol no le diera de lleno, incluso la brisa se sentía fresca en sus mejillas, cerca de ahí existía un prado de verde pasto, se quedó viendo como las finas hojas eran mecidas de un lado a otro, en un momento su mente divagó, recordó cuando su "mejor amigo", si, entre comillas, había sido todo un patán mujeriego desde que llegó después de la guerra, de por si era pedante y poco cooperador, creyéndose la gran cosa y líder del grupo, aunque se había ablandado un poco, las cosas habían cambiado cuando se vino la paz, ya las misiones no subían de clase B, se limitaban a capturar a ninjas renegados o descarriados, pocos, muy pocos en realidad, por lo que el Uchiha se aburría, no había quedado más que tomar caminos separados, él liderando a los nuevos gennin y el otro en "trabajo de oficina", pero aun así el pelinegro seguía con su actitud habitual, como si revisar reportes y asignar misiones de acuerdo a los ninjas, fuera más "Elite" que ir al campo con un trío de adolescentes, bueno, quizás tenía razón, pero no había estudiado y luchado tantos años de su vida para terminar en un departamento similar a Recursos Humanos.

Durante mucho tiempo, incluso cuando eran niños, su relación siempre había sido extraña, una amistad inquebrantable pero bastante egoísta, juntos porque necesitaban del otro para no sentirse tan desdichados, sin familia, sin amigos, aislados, tenían muchas cosas en común, pero eso había creado lazos emocionales entre ambos, y el juró que su amistad era 100% pura, si claro, ya a los 20 años no podía seguir engañándose, de vez en cuando su mirada terminaba escrutando los músculos de su "amigo", también viendo aquel rostro en las fotografías por incontables minutos, sonreír bobamente cuando este prefería su compañía a la de los demás, era obvio, jodidamente obvio y se lamentaba, los sentimientos que habían permanecido latentes durante años golpearon brutalmente su conciencia, disfrazándolos casi discretamente como una amistad incondicional.

La frase tonta que le había dicho Sasuke aquel día de juerga lo dejó mal, bastante mal, "Siempre me has gustado", si, era cierto, se convenció a sí mismo que el Uchiha lo había dicho por su estado de ebriedad, pero la verdad es que las manos le temblaban como si estuviese bajo cero en esa habitación y su corazón latió tan fuerte como si acabara de llegar corriendo de una maratón, en su interior deseó esas palabras por mucho tiempo, le abrazó ignorando el olor a alcohol y tabaco, lo contrajo tan fuerte que el contrario se dejó hacer, incluso le sorprendió ser correspondido, sentir las cosquillas del cabello negro en su hombro y cuello, le perturbó sentir besos en ese lugar y se estremeció trastocado, el otro sonrió como si lo esperara, fue rodeado por unos blancos brazos, sintiéndose atraído por los mismos, fue besado en los labios como si fuera muy común, un contacto que significaba mucho para él, pero quizás no tanto para el contrario, en ese momento no le importó, quizás también por el alcohol en su sangre que le animaba a seguir con aquello.

Secreto a vocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora