Yurio se encontraba en los camerinos mientras hacía un split, y mejoraba sus saltos, el muchacho estaba tan concentrado en sus pensamientos que no escuchó cuando un joven japonés se paraba a su lado, con un leve carraspeo éste se hizo notar.
- ¿Qué quieres? Preguntó Yurio molesto.
-Ah, esté, yo solo quería darte las gracias. De verdad estaba bastante nervioso ayer, y yo.
Yurio odiaba la timidez de Yuri, no era más que una faceta para que las demás personas se apiadaran de él. Estuvo tentando a decirle que en realidad su media-hermana tenía razón, y que él siempre iba a ser un perdedor. Sin embargo, la presencia de Víctor solo pudo entorpecer las cosas.
- Ah. Yurio, ¿Qué tal? Preguntó Víctor-. Sonriendo de la misma forma descarada y mezquina de siempre.
Yurio observó como Víctor tocaba el hombro de su joven protegido, mientras le depositaba un cándido beso en la comisura de los labios al japonés. Yurio alcanzó a percibir un "suerte cariño" de parte de Víctor hacía aquel cerdo japonés. Era el mismo halago que él recibía cuando tenían que darle a Yakov una muestra de su trabajo como dueto, Víctor siempre empleaba los mismos apodos cariñosos. Ahora que lo pensaba a pesar de que habían mantenido intimidad entre él y Víctor nunca se escuchó un "te amo" por parte de ellos. Yurio por supuesto había querido compromiso, pero la verdad descubrir las artes de Eros con Víctor era más notorio que el deseo de amar. Pero ahora era diferente, Yurio de verdad comenzó a sentir celos.
-Y bueno, la princesa y el príncipe ¿van a seguir de acaramelados? Por si no lo sabían ya nos toca presentar.
-Ah, sí lo olvidaba. Buena suerte a los dos.
Cuando a Yuri le tocó presentar su coreografía de las Selfídes, Yurio pudo observar como vario de los aduladores de su hermana se mostraron un tanto asombrado, no obstante, Talia no emitió ningún gesto de asombro o la capacidad de estar derrotada. A decir verdad, la coreografía no estaba para nada mal hecha sin embargo, tenía ciertos fallos, por ejemplo, Yuri había fallado en uno de los giros finales en un lutz, y al principio se había confundido en los pies. En las gradas, Yurio notó como la mano de su hermana se posaba sobre su hombro.
- Espero que mis clases hayan dado resultado. Si realmente no logras vencer al perdedor ése, quedará demostrado que..
- Ya cállate, Talia. Le voy a ganar a ese cerdo japonés, y una vez que lo derrote iré por Víctor. Interrumpió.
-Alardear y lloriquear no te sirve de nada. Dijo la hermana sarcástica.
- Tú también hablas de más, podría vencerte incluso a ti.
Talia sonrió ante el reto de su medio-hermano, solo le pudo corresponder despeinando le el cabello. Cuando le llegó el turno a Yurio, éste se dirigió a la pista y le mostró a Yuri una mirada para nada amistosa. En cuanto empezó a sonar la música de Dalida, Yurio se acordó de aquel sueño erótico que había tenido con Víctor la noche anterior, a partir de aquel sueño, Yurio pudo lograr la inspiración para encontrar su eros y darle al flamenco ése aire erótico. De pronto el flamenco de Dalida comenzó a sonar tan natural para él que parecía que canción y patinador eran la misma personas.
Había dos personas en el público que no podían creer la intrepidez de aquel muchacho que no solo encontró la forma de convertir la canción en parte suya sino que también de hipnotizar al público. Por un lado estaba Víctor quien al ver a Yurio no pudo evitar morderse el labio y volver sus manos en puños del otro lado estaba Otabek, quien estaba impresionado por los movimientos tan sensuales que el muchacho de quince años estaba realizando. Sin embargo, no todos se sentían para nada felices, puesto que Yuri empezó a ver a Yurio de otra manera, ya no era aquel muchacho de quince años que le había gritado en aquel baño sino que ahora parecía casi un joven de su edad. Por primera vez, Yuri se sintió amenazado, si se descuidaba aunque fuese por un momento, Yurio le iba a quitar a Víctor. Yuri fue a ver cómo se encontraba Víctor y para su sorpresa, él estaba contemplando los pasos de aquel chico con mucha excitación y emoción, algo en esa coreografía lo había engatusado.
Cuando la coreografía terminó el séquito de ancianos se paró aplaudir al muchacho que los había logrado impresionar, Yurio sintió la sangre recorrer su cerebro, y el palpitar de su corazón. Su hermana bajó de las gradas y se dirigió hacía su hermano menor.
- Felicidades Yurio fuiste capaz de volver tuya la canción.
Yurio cruzó los brazos sobre su pecho y haciendo un mohin con la boca no complacido con aquel halago. Talia después se fijó en Víctor y Yuri que estaban agarrados de la mano y mantenían la vista al frente. El muchacho de quince años pensaba que Talia aprovecharía para burlarse de nuevo de Víctor y Yuri pero en su lugar dijo.
- Para ser un perdedor no está tan mal entrenado. Aunque es evidente que tu protegido, Vittya aún no ha hecho suya la canción.
- Ya la hará. De eso me encargo yo, después de todo, Talia. No estuviste para nada feliz que Yuri haya podido hacer las Selfídes casi perfectamente. Te conozco bien, tanto como ex pareja de patinaje y como ex novia, verdad. ¿Tally?
Yurio notó como el gesto de su hermana mayor se tensaba, y el quinceañero notó como del labio de Talia salía una gota de sangre se había mordido el labio a causa de su furia. Era sabido que cuando eran novios, Víctor siempre se había referido a Talia como Tally, un apodo que para ese entonces era halagador y había hecho a la hermana de Yurio sonrojarse, ahora evidentemente era motivo de debilidad. Talia odiaba ese apodo puesto que la ponía como otra de las patéticas ex novias de Víctor Nikiforov, ésta vez, Yurio notó que el patinador peli-gris había llegado demasiado lejos. Sin embargo, Víctor no se inmutó para gran disguste de su hermana, ésta hablándole con una voz furiosa y casi amenazadora le dijo.
- Sólo asegúrate que tú protegido logré algo más que "aceptable" en la competencia final de los Super Star.
- Lo hará, sin duda.
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I never even told you
RomanceYuri Plisetsky se sintió traicionado cuando su entrenador Victor Nikiforov decidió entrenar a un insignificante chico japones. Pero sobre todo frustrado consigo mismo porque nunca le pudo a decir a Victor lo que realmente sentía por él, ahora que Vi...