Talia había obligado a Yurio a entrenarse hasta que dieron las 4:00, naturalmente Yurio llegó a casa muy tarde, y su abuelo le dio la regañiza de su vida. Yurio tambaleándose a la cama. Yurio se fijó muy bien en sus pies completamente destrozados a causa de las piruetas, todavía tenía la música de Dalida sonando en su cabeza. "ojalá te mueras Dalida" pensó Yurio cuando recargó su cabeza de cabellos dorados sobre su almohada. Hubiera soñado feliz con ganarle a Victor, no obstante los sueños de aquel chico bello de melena rubio tuvieron otro significado.
Flaschback
Yurio y Víctor acababan de ensañar las Selfídes de Chopin, cuando el mayor invitó a Yurio a tomar el té. Yurio al principio había rechinado dicha invitación, sin embargo, su rostro cambió cuando Víctor le dijo que tenía algo muy importante que enseñarle. Yurio fue a casa de Víctor como a las seis de la tarde, como si fuese un gato salvaje, el chico intentó escapar del perro de Víctor, pero éste lo atrapó y le lamió el rostro.
- Ja, ja. Lo siento, Yuri, creo que Makkachin te tiene una gran estima.
- ¿sí? Pues lo siento, pero nunca me han gustado los perros.
-¿ah no? ¿por qué? dijo Víctor un tanto más curioso.
- Están sobrevalorados. Dijo bufando. -Ladran mucho y nunca te los puedes quitar.
- Ja, ja. Yurio creo que nunca te han agradado los perros porque son demasiados tiernos para ti. Mi querido Scarlett O Hara.
-¿Quién?
- Ya sabes la protagonista de Lo que el viento se llevó. Tú te pareces mucho a ella.
-Víctor estás insultándome. No solo te burlas de mí porque no me gustan los perros sino que encima me comparas con una chica.
- Es que eres tan femenino y delicado, pero tu personalidad dura y coqueta hacen un gran contraste. Eres interesante, Yuri Plisetsky, creo que si te lo propones podrías llegar a ser una buena persona.
Yuri no había notado que mientras que Víctor le decía eso, le iba tocando el antebrazo y cerrando los ojos, el peli-gris puso su silla a lado de la Yurio, y se recargó en su hombro derecho. El menor pudo sentir el inhalar de Víctor, el cual comenzaba a hacerle cosquillas en la nariz. Yurio se estaba poniendo nervioso por dichas insinuaciones, pero siendo él, una escarlata salvaje no lo pudo resistir más, y cubrió sus labios con los del ruso peli-gris. Al principio esto a Víctor le tomó por sorpresa y se mantuvo estoico pero después, los labios de Víctor se acomodaron en los del menor. Fue uno de los besos más apasionados con los que Yurio jamás se hubiera topado, la lengua de Víctor danzando con la suya, y sus caricias que empezaron a cubrirle la espalda.Horas después el té había quedado en el olvido, al igual que la ropa que quedó tendida en el sillón. Como si tuvieran hambre del otro, Víctor devoraba cada sentimetro de la piel de Yurio, mientras que éste tomaba su miembro y lo atacaba vorazmente. En cuanto hubo terminado, Víctor agarró con delicadeza el trasero de Yurio, mientras lo empujaba mucho más hacía su miembro, Yurio había quedo encima de él. Mientras las gotas de sudor emanaban de su frente, Víctor agarró uno de los cabellos rubios del muchacho rubio, lo recogió al lado del rostro.
- Yurio, eres tan hermoso.
- No me interesan tus halagos. No soy mi hermana Talia, si voy a ser tuyo, necesito que dejes de verme como si fuera un niño.
- ¿y cómo quieres que te vea?
- Como un vampiro.
-¿y por qué un vampiro? ¿te gusta brillar o qué?
- No, imbécil. De esos no, me refiero a como en las historias de Anne Rice,
-Ah, como esos.
- Exacto. Los que viven para chupar y nunca se arrepienten.
-¿te gusta chupar?
- Sí me encanta, y más si se trata de ti.
-Bueno, entonces, chúpame, que soy tu prisionero.
- No, yo soy tu prisionero pero seré tu victimario.
Como si de un vampiro se tratara, Yurio se abalanzó al cuello de Víctor y comenzó a besarlo, Víctor soltó leves quejidos que lentamente fueron convertidos en grandes gritos. Yurio era muy precoz en el arte del amor, puesto que representaba el papel de un pequeño tigre que se movía con tanto siglo hacía su presa. La perseverancia era una de las cosas por las que Yurio abiertamente desafiaba los roles tocados, puesto que no tenía ninguna inocencia sino que era curiosidad acompañada con malicia. Él era inocente pero era provocativo, o mejor dicho, más provocativo que inocente puesto que la sensualidad de Yurio estaba acompañada por una mente bastante más madura. Víctor terminaría siendo la víctima de Yurio de cualquier manera, tanto el hielo como en las artes de Eros. Yurio era como Carmilla y Scarlett O Hara, nadie que estuviera con él, podría asegurar que Yurio era inocente sino tentador.
Fin del flaschaback
Con ese sueño flaschback, Yurio había amanecido con una era erección, "carajo" susurró, Víctor aun en mi sub-consciente me hace la vida imposible. Yurio tuvo que recurrir a la masturbación para alejar aquellos recuerdos todavía frescos de Víctor, que solo conseguían frustrarlo en sobremanera. Pero no todo había sido en vano, puesto que Yurio había logrado inspirarse para sacar adelante la coreografía de Dalida. Como si de un impulso le recorriera el cuerpo, Yurio salió disparado al centro super-star, comiendo en el camino solo una tostada con mantequilla, y con un despido rápido de su abuelo partió a la pista. Al llegar se encontró con Otabek quien estaba ensayando un flamenco, Yurio se molestó, tenía que practicar antes de que Talia y su sequito de tarados llegaran a la pista y le quitaran el lugar.
- Disculpa. Pero yo necesito practicar. Dijo Yurio con una voz autoritaria.
- Lo siento, su altísima. Pero yo aparté la pista antes.
-¿ah sí? Pues yo soy el hermano de Talia Romanova, si quiero, la pista es mía.
Otabek sonrió con cierto sarcasmo y se acercó tentativamente hacía Yurio
- Si así lo prefieres podemos compartir la pista.
- No comparto, pista. Me distraigo con facilidad. Dijo Yurio cruzándose de brazos, y mejor no me mires así.
-¿Por qué no? Dijo sonriéndole de forma más descarada.
-Porque me siento incómodo. Dijo Yurio alejándose de él, y tratando de mejorar su flamenco.
Otabek se sorprendió cuando vio patinar a Yurio puesto que sus movimientos eran completamente sensuales y provocativos, en pocos minutos, Yurio había logrado sacar la coreografía de Dalida de una manera completamente perfecta. Tenía el eros que Yurio había estando bloqueando acerca de sus recuerdos con Víctor. Sin duda alguna o Yurio los había superado o había encontrado una nueva forma para inspirarse.
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I never even told you
RomanceYuri Plisetsky se sintió traicionado cuando su entrenador Victor Nikiforov decidió entrenar a un insignificante chico japones. Pero sobre todo frustrado consigo mismo porque nunca le pudo a decir a Victor lo que realmente sentía por él, ahora que Vi...