No de nuevo

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Tres meses habían pasado desde que se enteró de la verdad.

Al siguiente fin de semana del juicio, fue a Kyoto a visitar la tumba de sus padres y a la familia de Ryuusaki. Él se había casado con una hermosa mujer, Akane. Ella era rubia de ojos azules y bastante alta; inmediatamente se hicieron cercanos, hablaron de sus hijos y de lo que había hecho hasta ahora. Kōtaishi jugaba con su tíos, el mayor tenía 7 y la niña 4.

En esos meses trato que sus abogados dejaran todo a lo heredado a Ryuusaki-san, pero, las cláusulas del testamento ordenaban que no podía pasar los bienes a otro que no fuera Ryuuji; ya sea con su apellido original o el que tuviera legalmente.

Los bienes pasaron a su nombre como Kagami Ryuuji. Entre ellos, decidieron que Ryuusaki siguiera a cargo de la empresa. Mensualmente, Ryuuji recibiría a su cuenta el dinero estipulado, más las utilidades que le correspondía de las acciones en Akashi Corp. Así como un informe detallado de la empresa y tenía que asistir a las juntas directivas.

En caso de contraer nupcias estaba estipulado que se casará con un acuerdo prenupcial, dejando los bienes heredados fuera del matrimonio para poder protegerlo.

Referente a la prensa, estos no lo dejaban ni sol ni a sombra. Trataban por cualquier medio contactar lo, hasta ahora se había negado a dar declaración alguna.

En su vida laboral, seguía trabajando como director de la Editorial Kagami. La editorial estaba obteniendo excelentes resultados.

En cuanto a su vida personal, las cosas con Seijūrō iban de lo mejor. Aunque no habían elegido fecha para la boda, sus agendas no los dejaban disponible.

Tan sólo faltaba un mes para su cumpleaños, y dos meses para el de Kōtaishi y Seijūrō. Ellos se encontraban planificando la fiesta de cumpleaños de Kōtaishi, pues invitarían a los hijos de sus amigos y conocidos.

—Ryuuji...Ryuujii.....Ryujii— Seijūrō se enojó, se acercó al castaño y le pegó una mordida en el cuello.

—Ouch.. ¿Qué demonios te pasa? — le gritó al sentir la fuerte mordida.

—Te estoy hablando y no me escuchas — dijo cruzándose de brazos.

—Lo siento, pero eso no te da el derecho de morderme. Mañana tengo una junta en Asami Corp y no puedo llegar con marcas— dijo enojado.

—Mucho mejor. Así sabrán que tienes dueño— dijo satisfecho.

Ryuuji se levantó y colocó sus manos en sus caderas —No soy un objeto o una mascota para tener dueño— dijo enojado y salió del estudio azotando la puerta.

Seijūrō se quedó petrificado, Ryuuji jamás le había dicho algo así. Salió rápido detrás de él, cuando llego a la habitación la puerta del baño estaba siendo cerrada, esperó a que saliera. Cuando lo hizo, Ryuuji ya se había vestido en el baño —Lo siento— dijo viéndolo como se aplicaba loción.

Ryuuji no respondió, de verdad estaba enfadado. Que fuera su novio no le daba el derecho a tratarlo como un objeto. Cuando término de vestirse tomo su cartera, su celular, las llaves de su camioneta y salió de la habitación seguido por Seijūrō. Camino lo más rápido posible, salió directo al garaje y abordó la camioneta dejando a un estupefacto Seijūrō.

Después de dar vueltas por la ciudad, Ryuuji decidió detenerse en la cancha que visitaban de jóvenes, la generación de los milagros y sus parejas. Bajo de la camioneta y sacó de la cajuela el balón de básquet que cargaba para Kōtaishi. Para su sorpresa, personas conocidas se encontraban allí.

—Kagamichi si pudiste venir— dijo Ryōta abrazándolo.

—¿Eh?— murmuró confundido.

—Ryuu-chan creí que no venían, el enano dijo que no podían venir porqué tenían una junta ¿Dónde están?— dijo Kazunari al ver lo sólo.

Una nueva vida     AkaFuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora